El costarricense obtuvo el galardón con Matrikaria, obra firmada bajo el seudónimo “Sanpei Shirato”.

El escritor costarricense Sergio Arroyo recibió el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí Amparo Dávila 2025 por su obra Matrikaria, presentada bajo el seudónimo "Sanpei Shirato".

El jurado, conformado por Aniela Rodríguez, Luis Jorge Boone y Fernando Adolfo Morales Orozco, destacó que el libro "tiene como hilo conductor la exploración de los estados alterados de la conciencia, a través de una prosa limpia, clara y muy bien cuidada. Retoma matices del surrealismo y los incorpora en una estética contemporánea".

El acta de premiación resalta que los relatos muestran personajes congruentes, enfrentados a conflictos que revelan su complejidad: "En todos los cuentos encontramos un choque de fuerzas entre los personajes y las atmósferas inquietantes que los componen", señala el documento.

El premio consiste en un diploma y un estímulo económico de 200.000 pesos mexicanos.

En entrevista con el medio mexicano Aristegui Noticias, Arroyo explicó que este reconocimiento tiene un valor especial para su trayectoria.

Históricamente y por diversas razones, para los escritores centroamericanos es difícil trascender las fronteras de sus países, por lo que es sumamente gratificante recibir un premio en un país central en el mundo hispánico, como lo es México".

El autor comentó que Matrikaria nació de recuerdos de su infancia.

Luego de la muerte de mi mamá, en 2019, todo en lo que podía pensar era en ella, en las cosas que hicimos y las que dejamos de hacer. Ese año me enteré de un caso muy particular: de una mujer que dormía con sus hijos, pero no con todos a la vez, y me pareció que era un gran punto de partida para una historia. Ese cuento es el que le da título al libro".

Arroyo, admirador de Amparo Dávila, celebró que el certamen mantenga viva la memoria de la autora.

Mis cuentos quieren ser oscuros, extraños e inquietantes y creo que si alguno lo consigue se debe en gran medida a la influencia de grandes cuentistas que me formaron, entre quienes está sin duda la gran Amparo Dávila”.

Sobre los personajes en estados alterados de conciencia, agregó:

No creo que nadie quiera leer historias de gente bien asentada material ni afectivamente ni, en una palabra, de gente feliz. La felicidad no se ajusta bien a un conflicto narrativo. Si logras crear un personaje alterado, pero aún capaz de hacerle frente a la vida con un propósito, tienes un cuento".

Arroyo, de 48 años, comenzó a publicar a los cuarenta y se define como un "escritor tardío". Tras editar cuatro libros, decidió tomarse el tiempo para experimentar con distintos géneros.

Desde el año 2020 me he dedicado solo a leer, escribir y corregir, sin preocuparme por buscar editoriales. Durante estos cinco años me he dado tiempo para experimentar con otros géneros. El año pasado escribí mi primer libro de ensayos y, actualmente, estoy trabajando en mi primer texto dramático. Pero, a pesar de todo, siempre seré un cuentista”.

El autor nació en San José en 1976 y reside en México desde 2013, en el Estado de México, junto con su esposa. Ha trabajado como editor de libros de texto educativos en Panamá, Costa Rica y Nicaragua.

En 2018 obtuvo la residencia literaria Ventura+Almadía, desarrollada en Oaxaca. Entre sus influencias cita a Franz Kafka, Emily Dickinson, Jorge Luis Borges y Ryunosuke Akutagawa. Ha publicado Plancton (2016), Vejaciones (2016), País de lluvia (2018) y Pequeño jardín del Edén (2020). También es aficionado a los cómics antiguos, el cine de terror y la música rock.