La innovación permitió formular un bioestimulante natural denominado Phyco-Plus.

Un equipo liderado por la científica costarricense Maritza Guerrero Barrantes desarrolló un método innovador para cultivar microalgas capaces de incrementar la producción agrícola, oxigenar los suelos, capturar dióxido de carbono y limpiar las aguas.

La innovación permitió formular un bioestimulante natural denominado Phyco-Plus, el cual ha demostrado propiedades para regenerar suelos degradados y aumentar la productividad de cultivos como lechuga, sandía (30%), melón (23%), zucchini y chile dulce (20%).

Las microalgas son microorganismos acuáticos unicelulares que realizan la fotosíntesis. Producen biomoléculas como proteínas, lípidos, carbohidratos, vitaminas, minerales y pigmentos. Su rol en los ecosistemas incluye la producción de oxígeno, la captura de carbono y la estimulación de reguladores de crecimiento en el suelo agrícola.

Por sus propiedades las microalgas tienen el potencial de ser una herramienta clave para transformar actividades como la agricultura, la acuicultura y la ganadería. Su uso, no obstante, ha sido limitado por los altos costos que implica cultivarlas, procesarlas y ponerlas a disposición de los productores.

Guerrero Barrantes, máster en biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), asumió el reto de superar esas barreras. La investigación sobre microalgas la inició hace 18 años, como académica del Tecnológico de Costa Rica (TEC), donde se licenció la fórmula del Phyco-Plus.

Hoy, ya jubilada, es la fundadora y directora de la empresa biotecnológica Algabiotica, donde se produce el bioestimulante y se desarrollan nuevos productos a base de microalgas. El equipo investigador y administrativo lo completan Francinie Murillo, Fabián Villalta y César Bernal.

Impulso a la agricultura y rescate de los suelos

La materia prima del bioestimulante son las microalgas cultivadas en Barva de Heredia en estanques de 20x5 metros con capacidad de hasta 40 mil litros. Ahí mismo se realiza el proceso de centrifugado y cosecha. Una vez embotellado, el producto está listo para su aplicación en campos de cultivo.

Tanto la tecnología como el procedimiento fueron desarrollados por el equipo, el cual además logró reducir en un 95% los costos de producción respecto a países más desarrollados. Guerrero Barrantes comentó:

Al emplear microalgas vivas, el bioestimulante permite un flujo 0.7 - 1.8 gramos de carbono por metro cuadrado, al tiempo que contribuye a la mejora de la salud del suelo, el aumento del rendimiento de los cultivos, la reducción de la necesidad del uso de fertilizantes y pesticidas, la mejora y crecimiento en la calidad de los cultivos, una mayor germinación de las semillas y la elevación de la calidad postcosecha”.

Un ejemplo de su utilización es que el productor cartaginés Jacob Ramírez lo aplica en cultivos de papa, cebolla y tomate. Él destaca las propiedades del bioestimulante que enriquecen el suelo, lo cual deriva en plantas que crecen más rápido, hojas de mayor tamaño que captan más luz solar y raíces fuertes que absorben más nutrientes. Al final, se obtienen productos más sabrosos y de mejor calidad.

Ramírez mencionó:

Una de las cosas que me gusta mucho es la diversificación de microorganismos en el suelo, porque la formulación es con materia viva, le estás aplicando biodiversidad a la tierra. Al estar vivas las microalgas, no solo benefician el cultivo del momento, sino que también se aplican en el suelo y para el futuro”.

Una solución frente al cambio climático

Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) son acciones que protegen, restauran y gestionan de forma sostenible los ecosistemas para enfrentar retos sociales y ambientales de manera eficaz. El aprovechamiento de las microalgas es un claro ejemplo de este tipo de soluciones.

Sus biomoléculas, además de nutrir el suelo, fomentan una mejor retención de agua y potencian la fijación del nitrógeno del aire en los nutrientes que requieren las plantas para crecer. También favorecen la resiliencia de las especies vegetales frente a factores como la variación de la temperatura y de los patrones de lluvia.

Las microalgas se presentan así como una respuesta eficaz ante la degradación de los suelos, uno de los desafíos más urgentes de la agricultura actual. Guerrero Barrantes finalizó:

Sabemos que necesitamos adaptarnos al cambio climático que afecta a los cultivos. Hay también una presión sobre la reducción de químicos y la huella de carbono, todo eso lo podemos cumplir con microalgas".