El ajedrez, más allá de su dimensión lúdica y cultural, ha sido objeto de un creciente interés científico debido a su potencial como modelo para estudiar procesos cognitivos complejos, desarrollo intelectual, y toma de decisiones bajo presión. Este milenario juego ha sido investigado desde múltiples disciplinas, como la psicología cognitiva, la neurociencia, la inteligencia artificial, la educación y la medicina.

Desde el punto de vista cognitivo, el ajedrez requiere una combinación única de memoria de trabajo, razonamiento abstracto, percepción visual-espacial, y planificación estratégica. Investigaciones han demostrado que los jugadores expertos desarrollan patrones mentales y estructuras de conocimiento denominadas chunks, que les permiten reconocer situaciones de tablero y tomar decisiones con gran rapidez y precisión. Esta habilidad se relaciona con la teoría de la automatización de procesos cognitivos y el aprendizaje por experiencia.

En el ámbito de la neurociencia, estudios con resonancia magnética funcional (fMRI) y electroencefalografía (EEG) han evidenciado que durante una partida de ajedrez se activan áreas del cerebro vinculadas con la corteza prefrontal dorsolateral (toma de decisiones), el hipocampo (memoria), y regiones occipito-temporales (procesamiento visual). Estas activaciones varían en intensidad según el nivel de experiencia del jugador, reflejando cómo el entrenamiento ajedrecístico modifica la arquitectura funcional del cerebro.

Desde la perspectiva de la educación, se ha documentado que la práctica sistemática del ajedrez puede contribuir al desarrollo de habilidades metacognitivas, pensamiento crítico y autorregulación emocional. En niños y adolescentes, diversos estudios experimentales han encontrado mejoras significativas en áreas como la atención sostenida, la resolución de problemas matemáticos y la planificación, lo cual respalda su inclusión como herramienta pedagógica en contextos escolares.

En cuanto a la inteligencia artificial, el ajedrez ha sido uno de los entornos experimentales más influyentes para el desarrollo de algoritmos y redes neuronales, desde los primeros programas como Deep Blue hasta los sistemas más avanzados de deep learning como AlphaZero, que aprenden a jugar sin intervención humana, solo mediante autoaprendizaje. Estas tecnologías han permitido no solo mejorar el rendimiento de las máquinas, sino también estudiar patrones estratégicos inéditos que enriquecen la teoría ajedrecística.

Beneficios del ajedrez respaldados por la ciencia

Mejora la inteligencia y el rendimiento académico

  • "La enseñanza del ajedrez acelera la transición entre las operaciones concretas y formales, promoviendo una maduración intelectual temprana." (Christiaen, 1974–1976, citado en Laplaza, 1999, p. 1).
  • Estudios recientes han demostrado que la inteligencia fluida media la relación entre las habilidades ajedrecísticas y el rendimiento académico. Es decir, los estudiantes con un mayor dominio del ajedrez tienden a obtener calificaciones más altas debido a una mayor capacidad para resolver problemas y adaptarse a situaciones nuevas.
  • Más del 70% de los estudiantes afirman que el ajedrez ha mejorado tanto su desempeño académico como su vida cotidiana (Loor, D. A. M., Mantuano, J. L. S., Loor, E. M. M., Solórzano, E. F. S., & Morante, Q. V. C., 2025). También se identificaron mejoras en la facilidad para socializar y en la capacidad de concentración.
  • Un estudio con 255 estudiantes de primaria confirmó que las habilidades ajedrecísticas están significativamente asociadas con un mayor rendimiento académico, mediado por la inteligencia fluida.

Fortalece la cognición en personas adultas mayores

  • Un ensayo clínico demostró que 12 semanas de entrenamiento en ajedrez mejoraron significativamente la atención, la velocidad de procesamiento y las funciones ejecutivas (p < 0.043), así como la calidad de vida (p < 0.021) en adultos mayores institucionalizados (Cibeira et al., 2021).
  • Además, investigaciones longitudinales citadas por la Universidad de Harvard revelan que jugar ajedrez reduce el riesgo de desarrollar demencia, según un seguimiento realizado a 10,000 hombres australianos.

Desarrolla habilidades clave para la vida

  • En niños y niñas, el ajedrez ha mostrado potenciar la concentración, la socialización y la toma de decisiones bajo presión.
  • A nivel experto, los maestros de ajedrez destacan por su mayor inteligencia general, mejor procesamiento de información compleja y un pensamiento lógico y numérico más desarrollado (Frydman & Lynn, 1992, mediante el test WISC).
  • Actualmente, el ajedrez forma parte de los programas educativos en más de 30 países, integrándose como herramienta pedagógica por sus múltiples beneficios comprobados.

En Costa Rica y en el mundo, series como Gambito de Dama de Netflix y la pandemia por COVID-19 han despertado un creciente interés por el ajedrez. En nuestros país, el auge reciente del ajedrez representa una oportunidad valiosa para integrar esta disciplina en espacios educativos, comunitarios y de salud. Promover el ajedrez con base en su aporte comprobado no solo fortalece el desarrollo integral de las personas, sino que también contribuye a construir una sociedad más reflexiva, resiliente y estratégica.

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