Un modelo sostenible de caficultura que combina impacto ambiental, inclusión social y desarrollo económico.
En una región donde el café no solo se cultiva, sino que se vive, Honduras ha encontrado en el Plan NESCAFÉ un aliado estratégico para construir una caficultura más resiliente, justa y regenerativa. Desde su implementación en 2014, este programa —impulsado por Nestlé en conjunto con aliados públicos y comunitarios— ha beneficiado directamente a más de 18.000 familias cafetaleras, pero su impacto va mucho más allá del grano: ha sembrado una nueva visión del campo.
Durante un recorrido de campo en el occidente hondureño, al que fue invitado Delfino.CR, se visitó la finca de la propietaria Florissel Ramírez Guerra –Finca La Vid–, una de muchas que han dejado atrás la agricultura convencional para adoptar sistemas agroforestales, gracias a una articulación de acciones con un mismo hilo conductor: la sostenibilidad entendida como motor de transformación estructural.
Reforestar para regenerar
El programa Bosques del Mañana se ha convertido en uno de los pilares más visibles del Plan NESCAFÉ. Su meta: plantar en Honduras 5 millones de árboles en zonas cafetaleras y bosques protegidos para 2027. A la fecha ya se superan los 1,6 millones de árboles sembrados.
Esta acción no solo busca capturar carbono o mejorar paisajes, sino restaurar funciones ecológicas vitales, como la salud del suelo, la retención de agua y la biodiversidad de polinizadores y aves.
Las fincas se transforman en sistemas agroforestales: parcelas vivas donde el café convive con especies nativas, frutales y maderables. Esto no solo mejora la resiliencia climática, sino también la calidad del café, la productividad a largo plazo y el bienestar de las familias productoras.
Además, el proyecto se enmarca dentro de metas globales como la estrategia de Forest Positive y el Programa de Reforestación Global de Nestlé, iniciativas corporativas orientadas a alcanzar la neutralidad de emisiones netas en toda la cadena de valor para el año 2050.
Florissel Ramírez Guerra, Propietaria de Finca La Vid.
Jóvenes que se quedan y lideran
En territorios donde la migración forzada ha sido por años una salida casi inevitable, el programa Jóvenes Caficultores propone una narrativa distinta: la del arraigo, el relevo generacional y el agroemprendimiento con visión de futuro. Desde su creación en 2019, la iniciativa ha capacitado a más de 50.000 jóvenes en la región, con énfasis en producción sostenible, liderazgo, derechos humanos y visión empresarial.
En Honduras, más de 20.600 jóvenes han sido parte del programa, incluyendo a 9.600 personas entre los 18 y 30 años, con una participación destacada de mujeres (52% del total).
La formación combina cursos virtuales y prácticas presenciales a través del Aula Móvil, un vehículo especialmente acondicionado que ha recorrido más de 70 municipios hondureños brindando capacitación técnica en barismo, catación y calidad de café verde.
Gracias a esta estrategia de formación itinerante, más de 15.000 personas hondureñas han recibido acceso a contenidos técnicos especializados, contribuyendo así a reducir brechas educativas y digitales en zonas rurales. El resultado es tangible: una nueva generación que no solo se queda en el campo, sino que lo lidera.
Una caficultura con propósito
Más de 6.200 caficultores hondureños han recibido asistencia técnica sostenida para adoptar una agricultura regenerativa con prácticas que mejoran los ecosistemas en lugar de degradarlos.
Estas incluyen la siembra de cultivos de cobertura, uso de fertilizantes orgánicos, apicultura, podas estratégicas, sustitución de cafetos por variedades resistentes, conservación de suelos, aprovechamiento del agua de lluvia y uso racional de insumos agrícolas.
En este camino, se han entregado 6,5 millones de plantas resistentes a la roya, clave para renovar cafetales afectados y fortalecer la resiliencia de las fincas.
Además, la instalación de 1.500 secadores solares ha transformado el proceso postcosecha en muchas fincas: permite un secado más uniforme, eleva la calidad del grano, reduce pérdidas al tiempo que reemplaza métodos contaminantes.
Detrás de cada acción hay una visión de largo plazo: una caficultura que cuida el suelo y el agua, que se adapta al cambio climático y que genera bienestar para todos los que la habitan: los árboles dan sombra al café, alimentan abejas y aves, y ayudan a retener agua; los cultivos de cobertura protegen y nutren el suelo; la apicultura y el manejo de maderas nativas diversifican ingresos.
Así, la fincas se convierten en un sistema circular, donde naturaleza y comunidad se pueden regenerar juntas.
Delfino.CR tiene especial interés en visibilizar y potenciar proyectos ligados a la agricultura regenerativa. Recomendamos la lectura de publicaciones anteriores sobre iniciativas de la Earth, Suelos Vivos, Buena Vida, y por supuesto, la UCI.
Equidad, alianzas y tejido social
El Plan NESCAFÉ se ejecuta en alianza con la Fundación CoHonducafé, USAID, Swisscontact y diversas instituciones locales. Este entramado ha permitido abordar dimensiones clave como la equidad de género, la prevención del trabajo infantil, la capacitación empresarial para mujeres, la alfabetización digital en comunidades rurales y, sobre todo, demostrar que es posible articular desarrollo económico con dignidad humana.
Al respecto, el Director de Comunicación y Asuntos Cooperativos de Nestlé Centroamérica, Kim Weigel, subrayó:
Para que haya café y café de calidad necesitamos caficultores. Para que haya caficultores la profesión tiene que ser atractiva. Y para que sea atractiva necesitamos que el caficultor tenga una vida digna, un ingreso digno y una buena calidad de producción. Lo logramos apoyando a la caficultura por diferentes ejes''.