La matrescencia es un concepto poco visibilizado que explica por qué la maternidad no solo transforma horarios, sino también emociones, identidad y relaciones.
Tres consejos para aplicar hoy mismo:
- Reconozca que sentirse vulnerable, agotada o incluso ambivalente en la maternidad es parte de un proceso normal llamado matrescencia.
- Hable con otras madres, acuda a espacios de escucha o grupos de apoyo, o simplemente comparta cómo se siente con alguien de confianza.
- Priorice el autocuidado sin remordimientos, cuidarse es una forma de cuidar a su bebé.
La matrescencia es el conjunto de transformaciones psicológicas, emocionales y sociales que tiene lugar cuando una mujer se convierte en madre.
Este proceso involucra una serie de cambios que impactan la identidad, la percepción de sí misma y las formas de relacionarse con el mundo.
Aunque el término fue introducido por la antropóloga Dana Raphael en los años setenta, el reconocimiento académico y social de este fenómeno ha sido limitado por varias razones:
- Enfoque centrado en el bebé: Desde años atrás, el discurso sobre la maternidad se ha enfocado principalmente hacia el cuidado y el desarrollo del bebé. Esto ha llevado a que la experiencia interna de la madre sea minimizada o incluso ignorada, dejando de lado aspectos cruciales como su salud mental y emocional.
- Ideales culturales y expectativas sociales: La sociedad ha magnificado en gran medida el papel de la madre, estableciendo ideales casi inalcanzables y generando una presión que dificulta que muchas mujeres reconozcan o expresen sus conflictos internos. Se asume, de manera automática, que la maternidad es un estado tan “natural” y “sublime” que no debería dar lugar a tensiones emocionales profundas.
- Falta de investigación sistemática: Aunque en las últimas décadas han surgido investigaciones que abordan la matrescencia, esta área aún se encuentra en una fase de desarrollo comparada con otros procesos vitales. La ausencia de una amplia base de estudios ha contribuido a que tanto profesionales de la salud como el público en general desconozcan las implicaciones psicológicas de esta transformación.
La limitada difusión del concepto, ha generado que muchas mujeres no cuenten con el apoyo necesario para transitar esta etapa, lo que a menudo repercute en su salud mental y en la calidad de sus relaciones interpersonales.

Principales cambios emocionales y psicológicos que experimentan las mujeres durante la matrescencia
Durante la matrescencia, las mujeres atraviesan una serie de cambios que afectan diversos aspectos de su vida. Estos cambios, aunque individuales y variados, pueden agruparse en las siguientes dimensiones:
a) Reconfiguración de la identidad
El nacimiento de un/a hijo/a conlleva una integración del rol maternal en la identidad preexistente de la mujer. Este proceso de integración puede desencadenar sentimientos de ambivalencia, ya que, al mismo tiempo que se asume una nueva faceta, se experimenta la sensación de haber dejado atrás una parte de la identidad anterior.
b) Vulnerabilidad emocional y fluctuaciones del ánimo
El periodo posparto se caracteriza por importantes cambios hormonales que, combinados con la nueva carga de responsabilidades, pueden provocar altibajos emocionales intensos. Es común que la mujer experimente momentos de extrema vulnerabilidad, donde la incertidumbre, el miedo y la ansiedad se alternan con sentimientos de alegría y plenitud.
Estos cambios son completamente normales, ya que surgen como respuestas adaptativas ante un entorno en transformación. Sin embargo, en algunos casos, estas fluctuaciones pueden desencadenar cuadros depresivos o ansiosos que requieren una intervención oportuna.
c) Aumento de la ansiedad y del estrés
La exigencia de cumplir con las expectativas sociales y personales vinculadas a la maternidad puede generar un fuerte incremento del estrés. La autocrítica, reforzada por ideales poco realistas y la comparación constante en redes sociales, se convierte en un factor de riesgo que favorece la aparición de síntomas ansiosos.
El cansancio crónico, la sobrecarga de tareas y la sensación de no disponer de tiempo para el autocuidado pueden intensificar esta situación, afectando no solo el bienestar emocional, sino también la salud física de la madre.
d) Cambios en la percepción de las relaciones interpersonales
La matrescencia afecta la manera en que la mujer se relaciona tanto consigo misma como con los demás. La transformación en la identidad personal repercute en las relaciones interpersonales como:
- En la pareja: La redistribución de roles y la nueva dinámica familiar pueden provocar tensiones, pero también abrir espacios para la colaboración y el fortalecimiento del vínculo afectivo.
- Con la familia y amistades: La necesidad de contar con una red de apoyo se vuelve crucial, ya que el aislamiento social puede intensificar la sensación de sobrecarga y estrés.
Influencia de la matrescencia en la identidad personal y en la relación con la pareja y el entorno
La transformación que acompaña a la maternidad tiene un impacto directo en la forma en que la mujer se percibe y en cómo interactúa con su entorno. Esta influencia se manifiesta en diversas áreas:
a) Redefinición de la identidad personal
La incorporación del rol de madre implica una negociación interna entre la identidad preexistente y la nueva imagen que se está construyendo. Este proceso, a menudo descrito como un “duelo de la identidad”, puede generar sentimientos de pérdida, pero también representa una oportunidad para descubrir nuevas fortalezas y recursos personales.
La capacidad de integrar ambos aspectos—la autonomía individual y la responsabilidad materna— puede contriuir a la formación de una identidad más compleja y resiliente.
b) Impacto en la relación de pareja
La llegada del bebé requiere que la pareja se adapte a nuevas dinámicas en las que la comunicación y el apoyo mutuo se vuelven esenciales. La redistribución de tareas y la adaptación a una vida en pareja con menos tiempo de calidad pueden llegar a generar conflictos.
Sin embargo, cuando ambos miembros trabajan en conjunto para establecer acuerdos y expresar abiertamente sus necesidades, la experiencia puede fortalecer la relación, transformando los desafíos en oportunidades para un crecimiento compartido.
c) Influencia en la red de apoyo y en el entorno social
El entorno social ejerce una influencia determinante en la experiencia de la maternidad. El respaldo de familiares, amigos y grupos de apoyo no solo contribuye a aliviar la carga emocional, sino que también brinda validación a la vivencia de cada madre.
Por el contrario, la ausencia de este sostén puede intensificar el aislamiento y la sensación de incomprensión, resaltando así la necesidad de fomentar redes sociales que favorezcan el intercambio de experiencias y la empatía mutua.
Consejos para afrontar esta etapa con mayor bienestar y autocompasión
- Reconocer y validar las emociones: La montaña rusa emocional que se vive durante la maternidad es una respuesta natural a los cambios que se están experimentando. Permitir la expresión de sentimientos, sin auto-reproche, favorece la liberación emocional y evita la acumulación de tensiones. Practicar la autocompasión—aceptar que es normal sentirse vulnerable y que no se debe exigir perfección—es un paso esencial hacia el bienestar.
- Establecer y fortalecer redes de apoyo: Buscar espacios donde compartir experiencias, ya sea en grupos de madres o a través de la terapia individual o grupal, resulta clave para sentir que no se está sola en el proceso. Estas redes de apoyo ofrecen la oportunidad de intercambiar estrategias de afrontamiento y de recibir la validación necesaria para enfrentar los desafíos cotidianos.
- Fomentar el autocuidado integral: El autocuidado debe considerarse una prioridad en la vida de cualquier madre. Esto implica dedicar tiempo a actividades que fortalezcan tanto la salud física como la emocional, como la práctica de ejercicio, la meditación, la lectura o simplemente momentos de ocio. El autocuidado no es un acto egoísta, sino una estrategia vital para recargar energías y poder brindar el cuidado necesario tanto a uno mismo como al hijo/a.
- Comunicarse de manera asertiva con la pareja: La apertura y honestidad en la comunicación con la pareja son esenciales para compartir responsabilidades y gestionar las tensiones que surgen con la llegada del bebé. Establecer espacios de diálogo en los que se puedan expresar tanto las preocupaciones como las necesidades emocionales ayuda a construir una relación basada en el apoyo mutuo y en la colaboración.
- Educarse e informarse sobre la matrescencia: Acceder a fuentes de información confiables y actualizadas sobre la experiencia materna puede empoderar a las mujeres, permitiéndoles comprender que lo que sienten forma parte de un proceso normal y compartido por muchas. La educación en este ámbito también abre la puerta a nuevas estrategias de intervención y a la búsqueda de ayuda profesional en caso de que las dificultades emocionales se vuelvan abrumadoras.
- Establecer expectativas realistas: Aceptar que la maternidad no se rige por un manual de instrucciones es crucial para reducir la presión interna. Permitir el error y reconocer que el aprendizaje se da a través de la experiencia ayuda a aliviar el perfeccionismo y a promover una actitud más flexible y compasiva hacia sí misma.
La Dra. Simoneau es una profesional en psicología, graduada de la Universidad de Iberoamérica y profesional en educación especial, graduada de la Universidad Nacional. Ha tenido la experiencia de trabajar con una amplia variedad de personas, desde niños hasta adultos mayores, tanto con discapacidad como sin ellas, así como en entornos educativos y clínicos, brindando atención personalizada y diseñado estrategias adaptadas a las necesidades individuales de cada persona. Puede seguirla y compartir sus pensamientos con ella en Instagram.