Algunas señales cotidianas de pérdida auditiva incluyen: Dificultad para seguir charlas en lugares ruidosos, requerir que otros repitan lo que dicen o necesidad de subirle el volumen al televisor para escuchar bien.

Descubra qué puede hacer al respecto.

Tres consejos para aplicar hoy mismo:

  1. Preste atención a las señales tempranas, como dificultad para entender conversaciones o sentir zumbidos en los oídos, y consulte a un especialista cuanto antes.
  2. Evite la exposición prolongada a ruidos fuertes, use tapones en ambientes ruidosos y regule el volumen de auriculares y otros dispositivos para proteger su audición.
  3. La pérdida auditiva puede afectar la calidad de vida. Buscar ayuda a tiempo puede marcar una gran diferencia.

Señales de alarma

Según la OMS (2024), más del 5% de la población mundial presenta una pérdida auditiva discapacitante. Por eso, es fundamental prestar atención a los primeros signos.

Uno de los principales indicios es la dificultad para entender conversaciones, especialmente en entornos ruidosos. Esto puede llevar a otro signo común: pedir constantemente que repitan lo dicho.

También es frecuente aumentar en exceso el volumen de dispositivos como la televisión o el teléfono, al punto de que quienes nos rodean noten que está demasiado alto.

Otro síntoma importante es la sensación de aislamiento en reuniones sociales, donde la dificultad para seguir la conversación genera frustración.

Otros signos de alerta incluyen problemas para localizar de dónde provienen ciertos sonidos, la presencia de pitidos o zumbidos en uno o ambos oídos, la sensación de tener los oídos tapados y dificultad para percibir sonidos agudos, como alarmas, timbres o el canto de los pájaros.

Impacto en la calidad de vida

La pérdida auditiva tiene un impacto significativo en la calidad de vida. Las dificultades para comunicarse pueden generar malentendidos y tensiones en el entorno familiar y laboral.

Además, el esfuerzo constante por escuchar y comprender puede resultar agotador, causando fatiga, estrés y ansiedad.

Muchas personas con pérdida auditiva comienzan a evitar reuniones sociales por temor a no poder seguir la conversación, lo que puede llevar al aislamiento y, en algunos casos, a la depresión.

También se ha observado que la pérdida auditiva no tratada está asociada a un mayor riesgo de desarrollar demencia.

Aunque la relación entre la pérdida auditiva y la demencia sigue en estudio, se sabe que el aislamiento social y la depresión son factores de riesgo para el deterioro cognitivo. La falta de interacción y estimulación mental puede acelerar este proceso, y la reducción de la estimulación auditiva podría estar asociada a cambios en la estructura y el funcionamiento cerebral.

Si bien no se ha establecido una relación causal directa, la rehabilitación auditiva temprana podría mitigar estos efectos negativos.

¿Qué debo hacer?

Ante cualquier señal de pérdida auditiva, es esencial acudir a un especialista en audición. Una evaluación profesional permitirá determinar el grado y tipo de pérdida auditiva, identificar posibles problemas de salud asociados y, si es necesario, referir a otro especialista.

Si la evaluación indica que la persona requiere la adaptación de audífonos, iniciar su uso cuanto antes puede marcar una gran diferencia en su calidad de vida.

Tratar la pérdida auditiva no solo mejora la comunicación, sino que también tiene un impacto positivo en el bienestar emocional, cognitivo y social.

Pamela Cascante Ortiz es especialista en audiología, con un profundo compromiso por mejorar la calidad de vida de las personas con pérdida auditiva. Acompaña a sus pacientes durante todo el proceso de rehabilitación auditiva, desde la evaluación inicial hasta la adaptación y optimización de audífonos, permitiéndoles reconectar con el mundo del sonido y disfrutar de una comunicación plena.