Por Ivanna De Lima Goitia - Estudiante de la carrera de Publicidad

En el hecho comunicativo, el carácter asertivo implica una determinada actitud, es decir, el deseo e interés real de transmitir un mensaje claro sin ambigüedades y, sobre todo, con respeto. Esta técnica o método es determinante no solo en el área afectiva o familiar, sino a nivel profesional y laboral, y cobra mayor importancia en las últimas décadas, cuando los avances tecnológicos han tenido un gran desarrollo. Es precisamente ese ambiente digitalizado el que ha traído también una amplia gama de oportunidades comunicativas, que se han convertido en verdaderos retos y donde la asertividad tiene un gran papel.

Precisamente, ante el arrollador crecimiento de lo tecnológico y digital, es inevitable observar diferencias en la forma en que enfrentan estos cambios las sociedades, países, instituciones y personas. Así mismo se evidencian diferencias en cuanto a culturas, sexo, situación económica y edad. De modo que siempre, de una u otra forma, ha existido una brecha digital, entendida como las diferencias en el acceso a la tecnología, ¿pero es realmente esa la única definición?

Cabero (2014) plantea una interesante clasificación de la brecha digital en momentos, que podríamos resumir como brechas de acceso, de uso y de calidad. Es decir, un primer momento referido a las diferencias en la posibilidad de conexión de los usuarios; un segundo momento planteado entre las personas que, teniendo la posibilidad de acceder a la tecnología, un grupo decide utilizarlas y otro no las usa, y un tercer momento donde la brecha se produce en lo que respecta a la calidad del uso o de conexión, por tanto, la diferencia se da entre los usuarios. (p. 22). Esto evidencia la complejidad de un tema en el que se pueden apreciar diferentes aristas y cuyas oportunidades de intervenir son diferentes.

Para hacer aún más complejo el tema, se habla también de cómo la brecha digital puede plantearse también como una brecha social, ya que la tecnología se convierte en un elemento de exclusión. No obstante, interesa destacar aquí como la comunicación y, sobre todo la comunicación asertiva, puede contribuir a disminuir la brecha digital generacional. En ese sentido, y tomando en cuenta la clasificación de la brecha digital antes mencionada, sin duda, son muchos los que, aun teniendo acceso a la tecnología, no hacen uso de la misma. Esta autoexclusión puede ser voluntaria o no, pero lo cierto es que aún falta mucho por investigar sobre
este tema y la percepción de desfase de algunas personas mayores ante lo tecnológico y digital.

¿Es posible reducir la brecha digital generacional? Sí es posible, y ello implica enfatizar el valor del uso social de las tecnologías, cuyo manejo debe traducirse en beneficio y mejor calidad de vida para las personas. Para ello, no solo bastan los rigurosos conocimientos tecno-digitales, sino la creatividad y experiencia que pueden compartir personas de diferentes edades. Es precisamente ese intercambio de conocimientos y vivencias lo que orienta a concebir objetivos comunes independientemente de la edad.

En ese sentido, desde las instituciones pueden y deben crearse espacios de encuentro que propicien la comunicación asertiva entre personas de diferentes generaciones, donde, como señala Rojas (2010), se dé:
la verdadera apropiación delas nuevas herramientas tecnológicas, en un ambiente que propicie el respeto a las capacidades y limitaciones de cada persona y que a la vez genere el entusiasmo por vincularse a las tecnologías, por perderles el “miedo” y de esta manera ir eliminando estereotipos que sustentan la actual brecha digital generacional.

Es necesario reconocer las diferentes competencias cognitivas con las que se accede a la tecnología que no tienen que ver con la variable edad. No obstante, no se puede obviar que las generaciones interaccionan diferente con los sistemas simbólicos y de información tecnológica. Al respecto Watson (2011), citado por Canero (2014), plantea que “posiblemente los “nativos” sean más multitareas, están acostumbrados a trabajar con una sobrecarga de información, tienden a ser interlocutores activos. Aunque también presentan dificultades en las habilidades cognitivas de la atención y la concentración” (p. 22).

Entonces, a parte del porcentaje de población de mayor edad que no usa la tecnología porque no le gusta y punto, está un grupo importante que sí desea participar e interactuar, que ha comprendido que incluso para cumplir deberes y derechos ciudadanos debe “conectarse”. Todos ellos y sus circunstancias deben ser objeto de mayores investigaciones y proyectos donde se articulen esfuerzos por parte de los individuos, las instituciones y el Estado.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Cabero, J. (2014). Reflexiones sobre la brecha digital y la educación. Siguiendo el debate. Revista Inmanencia 4(2), 14-26. https://sid.usal.es/idocs/F8/FDO22178/reflexiones.pdf
  • Rojas, M. (2010). TIC y Sociedad. https://www.sulabatsu.com/blog/noticias/ideas-para-acortar-la-brecha-digital-entre-generaciones