Por Federico Montero Bürger - Estudiante de Maestría en Gerencia de Proyectos
Al pensar en procesos o metodologías ágiles para la gestión de un proyecto, quizá lo primero que nos viene a la mente es innovación, disrupción, trabajo en equipo o rapidez, en lugar de planificación, monitoreo o control. Muchas organizaciones quizá se alejan o prefieren no optar por una metodología ágil debido a esa reputación, pero me pregunto ¿a qué costo? ¿Sabía usted que, desde el 2018, según el PMI (2018), en su publicación anual de Pulse of the Profession, en promedio 53% de las organizaciones estaban utilizando al menos una forma híbrida o combinando una metodología ágil con una metodología tradicional en sus proyectos? De ese 53% de los proyectos, 30% fueron realizados completamente a través de metodologías agiles. ¿Será que estos proyectos no cuentan con una planificación? Lo contrario.
Se ha demostrado en organizaciones como Apple, Google, Lego, y a través de muchas industrias fuera del ámbito tecnológico, que por medio de la utilización de las metodologías ágiles no solo se pueden planificar proyectos completos y complejos, sino que a través de estas metodologías (entre ellas Scrum y Kanban como las más conocidas), se abren una puerta hacia una manera de pensar fuera de la caja (out of the box). Así se crean soluciones innovadoras y se colabora de manera interactiva con sus equipos, lo que permiten no solo un aumento en la productividad, sino que además se acelera el crecimiento de ingresos y el valor generado en los proyectos para las compañías y su negocio.
A diferencia de las metodologías tradicionales, donde se concentra toda la planificación de un proyecto desde el día uno, las ágiles organizan sus proyectos en iteraciones o sprints, donde la planificación es constante y se adapta en cada iteración. Durante esas iteraciones, que tienen una duración de entre dos semanas y un mes, se utiliza una variedad de técnicas, entre ellas, las cajas de tiempo o planificación por capas que permite una planificación estratégica, y cada vez más informada, de las metas, recursos y actividades de un proyecto para incrementar su valor en el tiempo versus un plan inicial, bajo una metodología tradicional que pierde su valor a medida que surgen cambios en el contexto o se generan aprendizajes en el camino.
¿Por qué me atrevería a aplicar una metodología ágil si ya cuento con un procedimiento comprobado que me ha generado resultados deseables? La agilidad es una de muchas alternativas, y lejos de ser una solución universal, y dadas circunstancias particulares, dignas de analizar, como un proyecto de menor duración o de pocas variables se podría encontrar una solución más práctica bajo una metodología tradicional. Pero nada es para siempre, y siempre surgirán cambios y la adaptabilidad será la clave. ¿Qué pasará el día de mañana cuando mi procedimiento comprobado haya quedado estancado en el mercado, o el entorno que estaba operando ya no es el mismo, o alguien haya sacado una ventaja competitiva? No hay que ir lejos para encontrar ejemplos reconocidos de compañías como Blockbuster, Blackberry y MySpace, que no lograron innovar ni adaptarse ante los cambios y oportunidades del momento, lo que llevó eminentemente hacia su fracaso.
Ante el panorama mundial actual, cada vez más los proyectos están enfrentando problemas y circunstancias sin precedentes, por lo cual también requieren de soluciones nuevas e innovadoras. Las metodologías ágiles han demostrado ser un catalizador fundamental potenciando estas soluciones, por lo cual las organizaciones o empresas que buscan su implementación no solo en proyectos de manera completa o hibrida, pero además como parte de su planificación y cultura organizacional, estarán posicionados y mejor preparados para enfrentar los retos en un futuro volátil e incierto.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencias bibliográficas:
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Project Management Institute (PMI). (2018). Pulse of the Profession. Success in Disruptive Times. Project Managament Institute.