Por María Del Milagro Carrillo Venegas – Estudiante de la carrera de Ingeniería Electrónica
Cada vez hay más necesidad de que a nuestros dispositivos electrónicos le dure más la carga, que se evite el sobrecalentamiento, entre otras necesidades. ¿Qué se puede hacer para lograr que un dispositivo cubra estas necesidades?
La evolución de la tecnología a lo largo de los años ha dado pie para que se requiera de nueva materia prima para dar sostén a requerimientos cada vez más exigentes. El litio es un elemento alcalino que cuenta con características que le permiten ser un buen conductor de calor y electricidad. En 1970, M. S. Whittingham empieza a utilizar el litio como un electrodo junto con sulfuro de titanio dando así los pilares de las baterías de litio que se conocen actualmente (Valencia, 2016). La importancia de las energías renovables en la creación de dispositivos electrónicos es una prioridad en el mundo actual, las baterías de litio vienen a dar un cambio en la industria haciendo que cada vez más empresas apliquen esta mejora a pesar de las dificultades que se pueden encontrar en su manufactura.
Con el avance de la sociedad, se buscan nuevas bases energéticas que puedan utilizarse de una manera renovable y limpia (Rivera Rodríguez et al., 2015). Las baterías de litio cuentan con estas características y son de las principales fuentes actuales de energía, tal como lo vemos en el estudio de Kazimierski del 2018, donde se resalta la importancia del rol de las baterías de litio en el desarrollo tecnológico-renovable.
Una batería común funciona por la presencia de un ánodo, un cátodo y una solución electrolítica (Winter et al., 2018). Las baterías de litio cuentan con iones de litio, estos permiten una mayor densidad energética por su posición en tabla periódica y la relación con la densidad del litio, produciendo así mayor energía (Abreu Custodio, 2015). Estas características la catalogan como unas de las principales y más populares baterías utilizadas en la actualidad para dispositivos electrónicos de recarga como laptops, smartphones, tabletas, entre otras.
En 2017, Tesla apostaba a la energía renovable de las baterías de litio, se pretendía instalar una batería con una potencia de 100 MV y un almacenamiento de 129MVh con el objetivo de brindar energía a más de 30.000 hogares (Puerto, 2017). Años después, la misma empresa invierte en depósitos para extraer su propio litio para sus baterías, todo mediante un proceso ecológicamente sostenible (Híbridos y Eléctricos, 2020). Un punto por resaltar es que el costo económico de las baterías de litio es elevado, eso limita a las empresas, en especial latinoamericanas, en su uso, lo cual limita el mercado (Arbeloa, 2020).
Con el paso del tiempo y debido al desarrollo de nuevas tecnologías, la necesidad de aparatos que almacenen energía y que se puedan usar de una manera más sostenible aumenta considerablemente. En este constante progreso, las baterías de litio tienen un papel importante al aportar la sostenibilidad requerida y ser de las baterías más energéticamente estables y funcionales del mercado actual. Sin embargo, el precio de fabricación de las baterías, la incapacidad de que todos los países puedan tener acceso a depósitos de litio, o incluso el equipo necesario para producirlas, causa una deficiencia en productividad y una desigualdad entre países. Es necesario que los países, en su mayoría de América Latina, designen más de su presupuesto al desarrollo de innovaciones electrónicas como las baterías de litio. De esta manera, se insta al lector a abordar más este tema consultando diferentes autores, incluyendo los citados en el documento, pues, como futuros ingenieros, nos corresponde poner nuestros conocimientos al servicio del cambio y la innovación en nuestro campo.