Como lo indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el camino de la innovación es una ruta óptima y adecuada en la diversificación de las económicas y en el aseguramiento de una mayor competitividad, es un motor muy importante que puede reactivar la economía de los países.

El tema en cuestión es que, para innovar, las empresas necesitan tener acceso a líneas de crédito que les permitan acceder a condiciones favorables, las cuales son diferentes a las ofrecidas en la banca tradicional.

El acceso a fuentes de financiamiento es una barrera para la innovación, ya que la misma siempre representará un alto nivel de riesgo y es claro que, este es un factor crítico que delimita aún más el acceso a dichas fuentes.

En Costa Rica, por ejemplo, a pesar de existir normativa vigente, no está conectada con la realidad, puesto que no existen líneas crediticias en la banca tradicional, sumado a que presenta una carencia de capital económico. Es importante entonces, que los entes rectores en la materia hagan una revisión de la normativa vigente relacionados a la innovación, dado que, por sus características, deben tener un trato diferenciado.

Los proyectos de innovación deben valorarse y diferenciarse muy diferente a como lo hacen las líneas de crédito tradicional, ya que la innovación es más que un producto. La innovación requiere inversión en capital humano, tecnologías de información, políticas públicas de apoyo, entre otros; es agregar valor a lo interno y externo de la empresa, que a la postre tendrá impacto en la economía en caso de materializarse satisfactoriamente.

Si bien el acceso de financiamiento en nuestro país es complejo, existen al menos dos programas que podrían dar buenas señales (a pesar de no ser tan altamente representativas en términos de presupuesto económico, claro está): el Fondo Especial para el Desarrollo de las Micros, Pequeñas y Medianas Empresas (Fodemipyme) que crea posibilidades de acceso económico para financiamiento de proyectos, avales y garantías, básicas quizás, pero que podrían marcar un punto de partida para implementación de procesos innovadores.

El segundo programa, es el de Apoyo a la Pequeña y Mediana Empresa (Propyme), el cual brinda fondos no reembolsables para que, mediante el desarrollo tecnológico, se pueda contribuir al desarrollo económico y social del país. Lamentablemente este programa depende de la asignación de recursos por parte del Ejecutivo, y que, por temas de la crisis fiscal, va en descenso con el pasar de los años.

Esos dos programas podrían considerarse como señales positivas, de que sí se puede financiar la innovación, por ejemplo, Fodemipyme tiene actualmente dentro de su oferta crediticia fondos de crédito y de avales y garantías y en el 2022 Propyme permitió acceder a fondos no reembolsables por hasta 10 millones de colones. Eso sí, queda camino que recorrer, para masificar en las demás entidades bancarias líneas de crédito para la innovación, sin importar el tamaño de la empresa, sumado a una bolsa económica mucho mayor, de manera tal que se pueden ver beneficiadas muchas más empresas e ideas innovadoras.

Menuda responsabilidad posee la Promotora Costarricense de Innovación e Investigación: la cual debe diseñar, ejecutar y generar fuentes de financiamiento en conjunto con las entidades bancarias, “para instrumentos de fomento a la ciencia, la tecnología y la innovación de forma efectiva y eficiente, contribuyendo a la competitividad, el crecimiento y diversificación del sector productivo nacional” como señala la ley de su creación.

Algunos países, como España y Alemania, ejecutan acciones concretas para el financiamiento, tales como: fondos de capital de riesgo, préstamos bancarios, subvenciones por parte del Gobierno, la aplicación de créditos o incentivos fiscales, entre otros. En mi opinión la Promotora, como ente rector en la materia debería buscar replicar dichas experiencias -ya probadas por muchos años en países desarrollados-, las cuales en nuestro país no se aplican o al menos no hay evidencia de su aplicación.

Otro factor importante es que, a pesar del Gobierno de turno, Costa Rica debe seguir invirtiendo y ofreciendo acceso a financiamiento a proyectos orientados a la investigación y desarrollo, por medio de una visión de largo plazo, no puede ser posible que las iniciativas que se estén trabajando, se vean truncadas cada 4 años. Una posibilidad podría ser, por ejemplo, la articulación de empresas y e inversores de capital privado en trabajo conjunto con los bancos públicos, para dotar de recursos económicos que permitan financiar las iniciativas innovadoras.

Falta, a mi criterio, mucho camino por recorrer en nuestro país en temas de financiamiento de la innovación, esperemos que los entes rectores, encabezados por la Promotora y el Gobierno de turno, se sumen en la búsqueda de opciones y creación de líneas especiales y diferenciadas de financiamiento, ¿será posible?

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