La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) acordó este miércoles 15 de marzo disminuir el nivel de la Tasa de Política Monetaria (TPM) en cincuenta puntos base (0,50) para ubicarla en 8,50%, la primera reducción a ese indicador tras la escalada de subidas iniciada en diciembre de 2021.
Según detalló el Central en un comunicado enviado esta noche, la reducción en la Tasa responde a un análisis de factores internos y externos y al rezago con el que actúa la política monetaria, de modo que "existe espacio para que la postura de política monetaria sea menos restrictiva".
Considerando que la TPM se mantuvo estable en 0,75% entre el 18 de junio de 2020 y el 15 de diciembre de 2021, esta es la primera vez en 33 meses que el indicador experimenta una baja.
La Tasa de Política Monetaria es la tasa de interés que cobra el Banco Central en sus préstamos a un día plazo en el Mercado Interbancario de Dinero. Se trata del principal instrumento de política monetaria que tiene el Central en su esquema de metas de inflación, y es el que define el corredor de tasas de crédito y depósitos que tiene la institución.
Un aumento en la TPM hace que los bancos tengan que pagar más por recibir recursos del Banco Central, y por ende trasladan esos costos a las tasas que cobran a los préstamos de sus clientes. De este modo, si es más caro para las personas adquirir préstamos, desistirán de hacerlo y sus bancos también dejarán de pedirle recursos al Central, limitando la circulación de dinero y por ende la inflación.
Los ajustes en la TPM suelen verse reflejados en la Tasa Básica Pasiva unos seis meses después de aplicados. Dado que la última vez que el BCCR subió la TPM fue a finales de octubre de 2022, se espera que las tasas sigan subiendo hasta el mes de abril, para luego mantenerse estables hasta septiembre, cuando podría verse reflejado este ajuste a la baja en la Tasa de Política Monetaria.
Según informaron desde el Banco Central, las consideraciones que la Junta Directiva utilizó para ajustar a la baja la TPM fueron:
- La evidencia internacional muestra que la inflación ha retrocedido en algunos países, desde las tasas máximas registradas en el 2022; sin embargo, continúa alta y por encima de la meta establecida por sus bancos centrales.
- La incertidumbre en los mercados financieros internacionales se incrementó en la última semana, ante la quiebra de algunos bancos estadounidenses y la vulnerabilidad de otras entidades bancarias en Europa. Ello introduce un elemento adicional que ha de ser considerado en las próximas decisiones de las autoridades monetarias de esos países.
- En el ámbito local, la inflación general y el promedio de indicadores de inflación subyacente muestran un comportamiento decreciente desde setiembre del 2022. Luego de alcanzar, en ese orden, tasas de variación interanual máximas de 12,1% y 7,0% en agosto del 2022, en febrero del presente año se ubicaron en 5,6% y 4,8%. Si bien esos valores aún exceden el límite superior del rango de tolerancia alrededor de la meta definido por la Junta Directiva (3,0% ± 1 punto porcentual), su trayectoria es coherente con la senda desinflacionaria prevista en el Informe de Política Monetaria de enero pasado.
- Las expectativas de inflación, a 12 y 24 meses, generadas a partir de la encuesta dirigida a analistas financieros, consultores en economía, académicos y empresarios, sugieren prospectivamente una reducción de las presiones inflacionarias, pero una relativa resistencia, de dichas expectativas, a ubicarse dentro de ese rango de tolerancia.
- El índice de precios del productor de la manufactura desacelera desde el segundo semestre del 2022, con una variación interanual que pasó de 17,6% en junio último a 4,2% en febrero del presente año. Así, la magnitud a la que se transmiten los mayores costos de los bienes de consumo manufacturados a los precios de consumo final tiende a moderarse.
- Los modelos de proyección de la inflación del Banco Central contemplan un proceso de reducción gradual de esta variable. Estos ejercicios reafirman el ingreso de la inflación general al rango de tolerancia hacia finales del 2023 y, en el primer semestre del 2024 en el caso de la inflación subyacente. Esta trayectoria fue prevista en el Informe de Política Monetaria de enero del presente año.
- La desaceleración de la inflación reflejaría, en parte, el proceso de reversión de los choques de oferta de origen externo, vinculados con la evolución de los precios internacionales de materias primas, los costos de transporte y las disrupciones en las cadenas de suministros, así como el efecto sobre la demanda agregada de las medidas de política monetaria restrictiva aplicadas por el Banco Central. No obstante, se reconoce que persisten riesgos al alza que podrían retrasar ese retorno de la inflación al rango de tolerancia.
- El efecto acumulado del aumento de 825 puntos base aplicado a la TPM entre diciembre del 2021 y octubre del 2022, se ha transmitido a las tasas de interés del sistema financiero, lo que contribuyó a la reducción de la inflación observada en los últimos seis meses.