Por Ana Ingrid Aragón Loría – Estudiante de la carrera de Contaduría

"De igual forma, el gobierno es un ladrón", "si quiere lo deja así y me invitas a un cafecito algún día" o "como me pagan muy poco, tengo que agarrar el dinero de otra parte" son frases comunes y, por lo general, se consideran inofensivas. Sin embargo, en realidad, llevan a la mala praxis en el trabajo profesional. La ética profesional es una actividad humana y una exigencia de la sociedad que guía la conducta moral del profesional, así como sus relaciones con el cliente, otros contadores y el público. Además, toma en consideración la integridad, objetividad, confidencialidad y competencia profesional.

Valores como la integridad y la objetividad se deben desarrollar conjuntamente en el servicio profesional del contador, como norma de conducta. Sin embargo, el Código de Ética para Profesionales de la Contabilidad (2009), emitido por International Ethics Standards Board of Accountants (IESBA), expresa que “las circunstancias en las cuales los profesionales de la contabilidad desarrollan su actividad pueden originar amenazas específicas en relación con el cumplimiento de los principios fundamentales" (p.8). Esto afirma que el contador puede encontrarse con riesgos como la intimidación o el interés propio.

Ciertamente, el profesional puede sentirse presionado por otro agente que quiera comprometer los principios fundamentales de objetividad —y, por ende, su integridad—, al imponer su opinión propia sobre la administración o los estados financieros que presenten. Por lo tanto, el contador debe solucionar dicha amenaza manteniendo el criterio ético y moral, y asegurándose de no haya influencia incorrecta de un tercero.

El cumplimiento de la honradez por parte de los contadores en el sector de los negocios es un comportamiento que se debe asegurar por medio de la confidencialidad. Nadie desconoce que la corrupción, como abuso de un cargo para obtener beneficios, es un fenómeno frecuente. En el caso de los contadores, se observan formas de corrupción como la falsedad de declaración jurídica, sobreprecio irregular, administración o legislación de provecho propio, tráfico de influencias, falsedad en estados financieros, entre otros (Arroyo, 2011).

Sin duda, los escándalos financieros, especialmente en las auditorías, se han dado por la búsqueda del dinero por medio del engaño. Las personas o empresas que han conseguido manipular al profesional afectaron los factores de objetividad e independencia, pues forjaron relaciones indebidas. En situaciones como esta, el profesional debe enfrentarse a la presión o subordinación a la que esté expuesto; de lo contrario, se produce una falta de valores éticos que promueve actos de corrupción y los normaliza.

En cuanto a la competencia profesional, es importante destacar que el informar al cliente sobre su experiencia laboral obliga al contador a seguir desarrollándose profesionalmente, pues con ello demuestra estudio continuo y la ejecución de un trabajo para la cual está capacitado. Sin embargo, hay implicaciones en la educación continua, pues la carga de trabajo deja escaso tiempo para el estudio y la lectura; además, requiere de mayor inversión económica. Esto también puede conllevar conflictos en el uso del tiempo, pues para muchas personas los intereses sociales, familiares o laborales son más importantes que la educación continua.

Sin duda, el tipo de trabajador actualizado es el más solicitado en los puestos laborales, lo cual crea conciencia de competencia y aprendizaje para estar informados de los cambios y las necesidades actuales. Por su parte, la falta de ética y la práctica incorrecta provocan que la responsabilidad y credibilidad se vean afectados si se acepta un puesto que no cumple con las competencias del contador, pues normalmente induce al error y hasta un desvío del seguimiento de las Normas Internacionales de Información Financiera.

Es de esta manera que la fe de un cliente se gana y se mantiene en el trabajo profesional de un contador, pues la ética profesional lo demanda para ser buenos ciudadanos en ejercicio. Para nadie es un secreto que las personas, como seres sociales, están envueltos en emociones negativas. Sin embargo, no hay que permitir que se una con el trabajo profesional, ya que la ética define la forma de actuación del ser humano a partir de la moral. En ese sentido, es un desafío para los contadores mantener los principios de su código de ética profesional para el desarrollo y fortalecimiento de la profesión al servicio de la calidad y la confianza sin corrupción.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Arroyo Chacón, J. I. (2011). Una definición de corrupción desde la Auditoría de la Ética. Revista de Expertos Iberoamericanos en Fiscalización, 19-23. Recuperado de: http://www.profesorajenniferarroyo.com/images/documentos/etica/Una_definici%C3%B3n_de_corrupci%C3%B3n_desde_la_auditor%C3%ADa_de_la_%C3%A9tica.pdf
  • Colegio de Contadores Públicos. (2014). Código de Ética Profesional del el Contador Público Autorizado y la Contadora Pública Autorizada. Recuperado de https://ccpa.or.cr/wp-content/themes/maximus/pdf/normativa-vigente/etica/C%C3%B3digo%20de%20Etica%20Profesional%20del%20Contador%20P%C3%BAblico%20Autorizado%20y%20de%20la%20Contadora%20P%C3%BAblica%20Autorizada.pdf
  • Consejo de Normas Internacionales de Ética para Contadores. (2009). Código de ética para Profesionales de la Contabilidad. Recuperado de https://www.ifac.org/system/files/publications/files/codigo-de-etica-para-profesionales-de-la-contabilidad.pdf