Por Marco Laínez - Estudiante del Innovation Club de ULACIT
Por siglos el ser humano ha venido creando cientos de inventos que han cambiado el curso de la humanidad marcando un antes y un después en la historia. En la actualidad, aún seguimos, como raza humana, creando múltiples inventos que siguen cambiando vidas, pues se siguen descubriendo y reinventando nuevas necesidades. Sin embargo, el porcentaje de personas que se dedican a buscar las soluciones a dichas necesidades es mucho menor a aquellas personas que únicamente se quejan, por lo que existe una carencia de emprendedores e inventores que luchen contra esta problemática. Por ello, se necesita promover más la capacidad de innovación en los niños y niñas que serán los que seguirán con el progreso de la humanidad y mejorarán las condiciones de vida de los demás.
Desde hace años a los niños y niñas se les enseña bajo una metodología de aprendizaje que únicamente promueve la memorización, la cual carece de utilidad en la actualidad, donde casi toda la información está al alcance de la mano gracias al internet (Depdel, 2016). Hoy se necesita potenciar la capacidad innata que todos los humanos tienen en su niñez de ser imaginativos y creativos, apoyándolos en la materialización de sus ideas para que, a la larga, tengan la capacidad de innovar productos, servicios y que desarrollen tecnologías nuevas. Si se considera el hecho que, según Mckinsey, para el 2030 los robots sustituirán una enorme cantidad de personas en sus trabajos (Batra et al., 2017), es necesario que los trabajadores del futuro tengan las habilidades necesarias para crear o manipular estas máquinas, de lo contrario, se verán enfrentados a un mercado laboral muy difícil. Por lo tanto, realizando una reforma en la educación, en donde se les permita desarrollar capacidades de innovación, se les estará otorgando ventajas competitivas para sus futuros.
Los gobiernos se están enfrentando a este gran reto de cómo darles las herramientas necesarios a los niños y niñas, y si bien antes se mencionó que la educación representa una pieza fundamental para esta revolución, también es necesario el desarrollo de habilidades desde los hogares, por lo que los papás deben procurar que sus hijos se desenvuelvan en un ambiente sano. La innovación se puede desarrollar desde los hogares mediante lectura, producciones audiovisuales, pero, sobre todo, mediante juegos debido a que los niños y niñas tendrán mayor disposición de aprender de esta manera. Juegos tan sencillos como los legos representan posibilidades enormes de construcción, por lo que estimula la creatividad. Estos juguetes pueden ser usados desde muy temprana edad, lo que permite el desarrollo de la innovación. Si a lo anterior se le suman mecanismos que los niños y niñas sean capaces de controlar y manipular, todo esto permitirá el desarrollo de otras capacidades que le serán de beneficio en su adolescencia y adultez.
Lo más importante es entender que siguen siendo niños, por tanto, hay que permitirles crecer normalmente. Además, hay que considerar que en el camino de aprendizaje se cometerán errores, pero esto no debe ser motivo de decepción o crítica. Se les debe dejar que inventen cualquier cosa, no importa si está bien o no. El fomento de la innovación debe ser desde muy temprana edad, por lo que es necesario que se empiecen a tomar medidas desde ya, y que tanto el gobierno como los mismos papás sean los precursores para que estos niños sean los futuros genios del mañana.