Por Jeanina Gómez Fonseca - Estudiante de la carrera de Psicología
La virtualidad se ha convertido en la mejor herramienta de sobrevivencia desde que apareció la pandemia a nivel mundial; este nuevo modo de vida no solo trajo desafíos para un país, un extracto de la sociedad o un tipo de empresas, sino que fue un cambio de vida para todos, desde la modalidad de trabajo, el entretenimiento y el modelo de aprendizaje. La virtualidad hace posible que todos nos comuniquemos a través de medios digitales sin fronteras, cambiando salones de clases físicas por salas digitales; la enseñanza no solo por parte de los educadores, sino también por los padres de familia, que además de su trabajo son facilitadores del conocimiento de sus hijos.
Este gran cambio tomó por sorpresa a muchos, pero no es algo nuevo, como lo señala Zarzalejo (2019), ya que la virtualidad ha estado presente en nuestras vidas desde hace muchos años. Pero, aunque esta forma de desarrollo es de larga data en la vida cotidiana, el cambio radicó en que de hacer algunas actividades de forma virtual todo cambió a este modelo, trayendo el gran desafío para el área educativa de generar aprendizaje de calidad mediante múltiples dispositivos, herramientas y técnicas.
El modelo educativo ha evolucionado totalmente en casi un año, al promoverse las clases virtuales, donde los docentes se encargan de compartir el conocimiento de una manera creativa y precisa, luchando con las conexiones de internet, sobre todo en un país donde las lluvias se pueden desatar en cualquier momento y dejar sin red a varios alumnos o incluso al mismo facilitador. Otro desafío importante que experimenta la virtualidad para los padres de familia es la adaptación del modelo educativo a la tecnología por parte de los docentes, ya que muchos —especialmente del sector público— no están familiarizados con el uso de la tecnología para enseñar ni para aprender, y esto crea resistencia al cambio, que a su vez impacta el desarrollo académico de los estudiantes.
Como en cualquier cambio, se tendrán consecuencias positivas, personas versátiles capaces de recibir clases en múltiples lugares, promoviendo la creatividad y flexibilidad de pensamiento; mayor entendimiento de la tecnología y aprovechamiento de esta; y mejora en la calidad de vida, ya que la virtualidad permite tener más espacios libres para incluir actividades de vida- balance gracias a la reducción de traslados, uno de los principales desperdicios. No obstante, también se está experimentando la parte negativa, pues las personas tienen menores oportunidades de socialización, por lo que sus capacidades de interacción se ven reducidas; la salud mental se ve afectada por el encierro al que se ha estado expuesto; y a pesar de que Costa Rica experimenta un desarrollo continuo, no todo el país cuenta con internet o con una buena conexión a internet, por lo que la calidad de la información no es garantizada para todos.
El desafío más grande que están experimentando los padres de familia no es solo el modelo educativo bajo virtualidad, sino la calidad de la información que se comparte con sus hijos y el aseguramiento de si el aprendizaje se está dando correctamente, ya que la herramienta ha llegado para quedarse y muy posiblemente de ahora en adelante la mayor cantidad de clases serán virtuales y el modelo físico será muy puntual para necesidades específicas.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencia bibliográfica:
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Zarzalejo, C. (2019). La virtualidad en la era digital. https://www.carloszarzalejo.org/2019/06/la-virtualidad-en-la-era-digital.html