Por Miguel Avendaño Arce - Estudiante la carrera de Ingeniería Informática
Desde el año pasado, en el 2020, hemos tenido que vivir una nueva experiencia en nuestra manera de recibir las clases, ya que la pandemia en la que estamos a nivel mundial ha hecho que cambiemos nuestra anterior normalidad. Estos cambios se han presentado en diferentes campos, por ejemplo, en el trabajo, en la vida social, y en el estudio, pues antes todas estas actividades se podían hacer en su mayoría de manera presencial.
En el caso del estudio, no fue la excepción y también fue un área afectada por la pandemia. La mayoría de escuelas, colegios y universidades se vieron en la necesidad y obligación de cancelar todas las clases presenciales y movernos todos a una nueva realidad, la cual son clases virtuales, todo desde el hogar. Esto quiere decir que todas las instituciones educativas se reinventaron e innovaron en la manera de enseñar y hacer que la educación continuara.
Toda esta nueva manera de dar y recibir las clases no solo ha cambiado la forma en la que el profesor da la clase, ya que no va a poder tener un contacto físico con los estudiantes, sino también la forma del estudiante de recibir la clase, ya que se debe mantener aún más la concentración para estar desde el hogar con todas sus comodidades, pero igual teniendo al tanto que está en clase.
Las dos formas de recibir las clases tienen sus ventajas y desventajas, por ejemplo, de manera presencial me parece más beneficiosa porque podemos evacuar las dudas con el profesor personalmente; la concentración estando en la universidad es mucho más adecuada, ya que tenemos menos distractores que estando en la casa. El que recibamos las clases en la casa hace que se nos dificulte un poco más enfocarnos en las diferentes instrucciones de trabajo que se nos dan ya que hay muchos más elementos que nos distraen. En mi caso personal, eso es lo que principalmente se me dificulta de las clases virtuales, el poder enfocarme en todo el tiempo de la lección. Por otra parte, las clases virtuales tienen la ventaja de que no necesito transportarme del trabajo hacia la universidad, sino que, como mi trabajo lo realizo desde la casa, tengo un tiempo de descanso para luego conectarme a las clases.
Con relación a la pregunta de cómo prefiero estudiar, si de forma presencial, virtual o mixta, creo que depende del contexto en el que estamos. Si me hubieran preguntado esto hace unos cuantos años, cuando no había pandemia, hubiera dicho que preferiría las clases virtuales, ya que estamos desde el hogar, no tenemos que transportarnos y, en general, todo sería mejor desde el hogar; pero en este caso, que ya he tenido la experiencia de haber estudiado de forma virtual por más de un año, la opción que preferiría es bimodal o mixta.
Me parece que, con la implementación de la forma bimodal, tendríamos la posibilidad de estar en el hogar, pero de igual manera tenemos la opción de ir a las instalaciones de la universidad, lo cual no solo ayuda al estudiante a concentrarse más, sino que también nos permite relacionarnos socialmente, siempre manteniendo los debidos protocolos. Considero que el enfoque que debemos darle al tema del distanciamiento está relacionado con un distanciamiento físico, y no a un distanciamiento emocional o social. Sería bueno el poder regresar a las clases con un número reducido de estudiantes, donde se mantenga la distancia y se cumplan los protocolos, pero se permita el mantener contacto social.
No descarto que para algunas personas sea muy conveniente el no desplazarse o que otros anhelen poder entrar siempre en las aulas, yo comparto ambos escenarios. En algunos días de largo trabajo resulta conveniente no tener que desplazarse, más aún en horas de la noche cuando ya nos preocupa el trabajo del día siguiente. Considero que a futuro las clases deberían tener la opción abierta para que el día que uno puede disponer de tiempo viaje a la universidad y socialice con los compañeros y el profesor; pero que también sea posible, a la siguiente semana, conectarse desde la casa y recibir la clase, en caso de algún inconveniente personal.
