Por Carolina Jiménez Coto - Estudiante de la carrera de Derecho
¿Sabes cuál es el reto de ser una feminista en Israel? Defender la igualdad que enfrenta este país de Oriente ha sido durante años todo un reto debido al conflicto entre judíos y palestinos, ya que esto complica cualquier reivindicación social. Otra problemática es el extremismo religioso, ya que este interviene cada vez más en la política con posturas retrógradas. También los prejuicios racistas y las graves discriminaciones que sufren las mujeres en los países árabes, así como los sucesos violentos provocados por la segregación por sexos, atraen la atención internacional de este tema, ya que, como sabemos, ser mujer en Israel es difícil e incluso muchas veces sofocante.
En 1919 se fundó en Israel la Asociación de Mujeres Judías por la Igualdad de Derechos, integrada por mujeres urbanas y laicas, las cuales operaban bajo el lema “Una Constitución, una ley para el hombre y la mujer”. Dentro de sus principales retos, reivindicaron la prohibición del matrimonio de menores, el derecho a la ciudadanía de las mujeres, y su derecho a certificados de inmigración basados en sus ingresos y sin la aprobación de su cónyuge. Para 1951, después de grandes retos y luchas de las mujeres durante años se aprueba finalmente la Ley de la igualdad de derecho de las mujeres, la cual se caracterizó como impensable para naciones vecinas, ya que esta marcaba un signo de modernidad entre las naciones occidentales.
Las mujeres israelíes lucharon y siguen luchando codo a codo con las palestinas para superar retos y conseguir la paz en la región. Sin embargo, aunque se ha avanzado en muchos aspectos positivos, las mujeres aún se enfrentan a discriminaciones laborales, presiones religiosas, malos tratos y objeción de conciencia militar. Es importante mencionar que Israel es el único país del mundo en el que las mujeres son reclutadas por ley.
Por lo tanto, se necesita continuar trabajando por cambios que garanticen que las prioridades de las mujeres ocupen un lugar más importante en las decisiones sobre la paz y la seguridad a todos los niveles. Para lograr este objetivo, se debe abordar las barreras sociales, culturales y políticas, así como los riesgos para la participación activa de la mujer en el logro y el sostenimiento de la paz.