Por Josebeth Artavia Hidalgo - Estudiante del Gobierno Estudiantil de Derecho

Los derechos económicos, sociales y culturales tienen muchas cosas en común: reflejan cuestiones tan básicas para la dignidad humana como la alimentación, la salud, la vivienda, el trabajo, la educación y el agua. El mundo sigue en constante cambio y en la actualidad millones de personas sufren malnutrición crónica o incluso muchos de ellos no tienen acceso a la educación primaria, esto no es una devastadora realidad, sino un escándalo y violación a los derechos humanos.

Es de gran importante recalcar que todos los derechos humanos son indivisibles e interdependientes, y las violaciones que ocurren en la actualidad —como no proteger los derechos sobre las tierras de los pueblos indígenas, negar el derecho de educación y del agua a las minorías—únicamente provoca y manifiesta continuamente la presencia de una transgresión al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de 1966, del cual Costa Rica forma parte. Ahora bien, para disfrutar del pleno goce del derecho a la libertad de expresión es obligatoria la manifestación unificada de distintas fuerzas en favor del derecho a la educación, y para lograr el mismo goce del derecho a la vida, se deben tomar medidas para que estas nos lleven a la disminución de la mortalidad, las epidemias y —sobre todo— a la malnutrición mundial, es decir, todos los derechos deben actuar simultáneamente. Pero ¿es posible que dichos derechos se puedan cumplir?, en la actualidad la jurisprudencia interna de muchos países y la necesidad de incluir estos derechos en las reformas constitucionales demuestran que sí se puede hacer cumplir mediante distintos recursos legales.

De acuerdo con Human Rights (2016), brindar el derecho a la educación conlleva beneficios principalmente para los niños, pero también para la sociedad en general. Esta puede romper los ciclos generacionales de pobreza al permitir que ellos adquieran y desarrollen las habilidades necesarias para la vida y el conocimiento ideal para aplicarlas en los desafíos de la sociedad actual. La educación está profundamente vinculada a mejoras concretas en la salud y la nutrición, ayuda a mejorar las posibilidades de supervivencia y estimula el empoderamiento de los niños para que sean participantes activos en la sociedad. Sin embargo, también es un factor de protección, porque los niños que están en las escuelas tienen menos posibilidad de entrar en distintos conflictos sociales.

En relación con lo expuesto, las personas que viven en pobreza suelen estar atrapadas, porque se encuentran excluidas del resto de la sociedad. Se enfrentan continuamente a amenazas contra su seguridad y la de su familia; están expuestas a la violencia estatal, a la de los grupos armados de distintos países y posiblemente su hogar también; y sus pertenencias y su medio de vida no están protegidos por la ley. Además, a las mujeres y las niñas se les puede sumar el no acceso a la protección social mínima en caso de enfermedad o de pérdida de su vida, siendo más vulnerables a la violencia y de sufrir un doble rechazo, tanto de su familia como de la sociedad por excluirlas de los procesos de toma de decisiones importantes (González, 2021).

En definitiva, es un gran reto de las actuales generaciones que luchan para erradicar la desigualdad, para que en el futuro se obtenga una exigencia jurídica imparcial de los derechos humanos, civiles y políticos. Así se evitaría la implementación internacional tan negligente que sucedió en el pasado, y se haría cumplir todo lo estipulado en nuestras constituciones y acuerdos internacionales.

 

 

REFERENCIAS

Human Rights Watch (2016). The education deficit. Failures to Protect and Fulfill the Right to Education through Global Development Agenda. https://www.hrw.org/report/2016/06/09/education-deficit/failures-protect-and-fulfill-right-education-through-global
González, A. (2021). A casi la mitad de las mujeres se les niega el derecho a decidir sobre su cuerpo y sus relaciones sexuales. https://news.un.org/es/story/2021/04/1490812