
Estudio en EE.UU. detectó niveles elevados de arsénico y cadmio en arroz comercial; gremio costarricense pide monitoreo local.
El Colegio de Químicos de Costa Rica advirtió sobre la necesidad de contar con información más detallada y actualizada sobre la posible presencia de metales pesados en el arroz que se consume en el país, tanto de producción nacional como importado.
La advertencia surge a raíz de un estudio realizado por la organización Healthy Babies, Bright Futures en Estados Unidos, el cual detectó niveles preocupantes de arsénico y cadmio en arroz comercial de más de 100 marcas distintas. El informe fue elaborado por Jane Houlihan, directora de investigación de la organización, y divulgado por medios internacionales como CNN.
En Costa Rica, la doctora en química Andrea Irías Mata, vocera del Colegio de Químicos e investigadora del Centro para Investigaciones en Granos y Semillas de la Universidad de Costa Rica, señaló que “la información sobre la presencia de estos metales en el arroz que se consume localmente es limitada, por lo que urge generar datos actualizados que permitan conocer la exposición real de la población”.
Irías Mata recordó una investigación realizada en Guanacaste donde se detectaron arsénico, cadmio y plomo en suelos y muestras de arroz, aunque en concentraciones comparables a niveles no contaminados. También se encontró arsénico en aguas de riego, aunque en niveles bajos.
En el estudio estadounidense, una de cada cuatro muestras excedía los niveles de arsénico inorgánico establecidos por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de ese país para arroz infantil.
“El arsénico y el cadmio pueden encontrarse de forma natural en el ambiente, pero también derivan de actividades humanas como la minería, el uso de pesticidas y fertilizantes, o la quema de combustibles fósiles. Ambos son tóxicos cuando se acumulan en el cuerpo humano”, explicó Irías Mata.
La especialista detalló que el arroz es especialmente susceptible a absorber arsénico por el tipo de cultivo inundado que favorece la disolución del metal en el agua del suelo. En el caso del cadmio, puede acumularse si los suelos están contaminados, sea por origen geogénico o por prácticas agrícolas e industriales.
“Las formas inorgánicas como el arsenato y el ion cadmio 2+ son las más peligrosas, ya que el cuerpo humano no las elimina fácilmente, lo que puede generar efectos tóxicos a largo plazo”, advirtió. Entre los riesgos asociados a la exposición prolongada a estos metales están distintos tipos de cáncer, problemas renales, daño óseo y enfermedades cardiovasculares.
Finalmente, Irías Mata indicó que desde la Universidad de Costa Rica, el Centro para Investigaciones en Granos y Semillas (CIGRAS) y el Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) están formulando un proyecto para determinar los niveles de ciertos químicos en alimentos como el arroz, dada la relevancia del tema para la salud pública nacional.