La piedra de Rosetta es un fragmento de un antiguo monumento egipcio que tiene por inscripción un decreto del faraón Ptolomeo V, 196 a.C.  Es el objeto más visitado del Museo Británico, sitio en el que ha permanecido por más de 200 años.  Aunque se utilizó como un simple ladrillo de construcción en un fuerte militar, hoy está considerado uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia ya que ayudó a descifrar los jeroglíficos egipcios.

Como consecuencia, años después, surgió el proyecto Rosetta, el cual aspira a recopilar todas las lenguas que están actualmente en peligro de desaparición.

Se calcula que en la historia han existido cerca de 7000 idiomas y dialectos humanos, y según lingüistas y los etnólogos, es posible que la mitad caiga en desuso al final del siglo XXI. Ante esta perspectiva se pusieron de acuerdo una serie de científicos quienes unieron sus conocimientos para idear la forma en que pudieran proteger las lenguas en vías de extinción. Uno de estos proyectos es justamente la nueva piedra de Rosetta.

Este proyecto consiste en una base de datos, dispuesta en un material durable y replicada suficientes veces para que, aunque algunos pudieran perderse, siempre exista evidencia de nuestras formas de comunicación verbales y escritas.

¿Qué pasaría si trasladamos la idea de la piedra Rosetta a la realidad costarricense y creamos un proyecto de rescate de los lenguajes, símbolos y significados que conforman lo mejor de la identidad tica? ¿Cómo evitamos que caigan en desuso o en extinción los valores que nos han hecho un país tan especial? ¿Podríamos crear un Proyecto Rose-TICA?

Si leemos nuevamente, la invitación es clarísima, podemos crear también el Proyecto Ros-ETICA.

Las pasadas elecciones, además de la esperada división partidaria que genera una campaña, nos dejó un muy mal sabor de boca en lo relativo al respeto por temas, para mí no negociables, con mensajes insensibles acerca del respeto por la vida o los derechos de las mujeres; y por el comprobado uso de métodos para la creación cuentas falsas en redes sociales y el consecuente riesgo de normalizar el engaño y la mentira.

Este primero de mayo fue el inicio de un nuevo período para el país, es como un Año Nuevo que nos ofrece la oportunidad de redefinir los propósitos nacionales; tal como si el país empezara una nueva dieta para desintoxicarse de lo negativo, o volver al gimnasio de lo virtuoso y crear nuevo músculo con un tejido social en rehabilitación.

Celebro una buena señal en esa dirección:  cuatro fracciones, representando a 41 nuevos diputados y diputadas, acordaron:

impulsar una agenda legislativa a favor de una Costa Rica más transparente, equitativa, próspera y sostenible. Considerando que: a) La transparencia en la función pública es indispensable para fortalecer la confianza en la democracia y la legitimidad del sistema político. b) La búsqueda de consensos y acuerdos razonables entre las diversas fuerzas sociales y los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa constituye uno de los rasgos más esenciales del ser costarricense”.

La invitación a las dos fracciones faltantes, entre ellas la del oficialismo, está girada, pero esos 41 diputados ya son suficientes para sumar la mayoría requerida en muchos procesos legislativos.

Sí, al país le urge aumentar el empleo, mejorar la educación, las finanzas públicas, lograr la descarbonización y mucho más, pero la piedra angular, la base para que lo demás suceda, debe ser el compromiso con la transparencia y la ética, así como la recuperación de la confianza de las personas.

El primer poder de la República está dando un gran paso; no importan tanto los nombres del directorio como la búsqueda del bien común y los acuerdos.

Ahora, piénselo usted, desde el sector privado, o desde su posición individual o de familia ¿cuál podría ser su aporte al proyecto Rose-TICA en el inicio de un nuevo ciclo nacional?

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