¿Perderemos los costarricenses algún día nuestra capacidad de asombro?
Día con día corroboramos la necesidad de que a los diputados que conforman la Asamblea Legislativa se les exija un currículo decente, una trayectoria decente y hasta si se pudiera una medición de su Cociente Intelectual.
Votamos sin quebrar el voto para ayudar al candidato presidencial y sin tener la menor idea de quiénes nos van a representar en el Poder Legislativo pues difícilmente averiguamos acerca de su trayectoria profesional, intelectual y de condición ética.
Don Jonathan Prendas quiso lucirse con su brillante idea de que sigamos copiando a los norteamericanos como lo hemos hecho con Halloween, con Papá Noel o con Santa.
¡Ya San Nicolás se borró de nuestras tradiciones como se borraron La Tía Panchita, El Tío Conejo o el Cadejos que nos hicieron vivir una niñez tan bella y tan autóctona, pues somos como monos que copian todo lo que aparezca en Gringolandia!
El señor Prendas tuvo la brillante idea de presentar un proyecto de ley para que se celebre el Día de Acción de Gracias en nuestra Tiquicia, día del cual estoy segura de que ni él mismo tiene la capacidad de detallar a cabalidad su origen y su razón de ser.
Señor Prendas, cuénteles a nuestros estudiantes la historia del Mayflower por favor, cuénteles cuál fue el presidente norteamericano que declaró el Día de Acción de Gracias y el por qué lo hizo, cuénteles la razón del por qué se come pavo ese día en USA, cuénteles de las hambres que pasaron los colonos ingleses antes de que ese día se hiciera motivo de celebración.
¿Sabe usted cuántos colonos murieron de hambre antes de poder disfrutar la primera cosecha y por qué Abraham Lincoln lo hizo ley el 3 de Octubre de 1863?
¿Usted está enterado de cuántos costarricenses pasan hambre hoy día y que muchos de ellos comen solamente una vez al día? ¿Sabe usted cuántos inmigrantes tienen el sustento mínimo en Costa Rica?
¿No siente usted pena (no hablemos de empatía porque eso sería mucho pedirle) de proponer esa brillante idea cuando el nivel de pobreza y desempleo en Costa Rica se encuentra en niveles desgarradores?
¿Es usted el Buen Samaritano que les va a llevar el pavo y el pastel a toda esta población que no les alcanza ni para comprar la famosa Canasta Básica?
¿O es que usted es de las personas que comen sin importarle que hay muchísima gente al lado suyo que sufre de hambre y frío?
Comenta usted que, si celebramos el Día de Acción de Gracias en Costa Rica, eso va a unir más a las familias… ¡siento pena ajena al leer sus planteamientos, pues sus fantasías llegan a niveles insospechados!
La unión de las familias tiene profundas razones que no tienen ninguna relación con “su pavo”, ¿conoce usted las raíces sociopsicológicas de la desintegración y violencia familiar en Costa Rica? ¿Conoce usted la cantidad de mujeres agredidas por sus parejas que sufren en silencio la violencia por miedo al agresor?
¿Cree entonces que, si se aprueba su proyecto de ley, las familias van a vivir en paz, en armonía y respeto y que los agresores nos van a tratar con la dignidad y el valor que todas nosotras merecemos? ¿Celebrando el Día de Acción de gracias vamos a terminar de acudir a la ayuda legal y psicológica para enfrentar las secuelas de la violencia de nuestros compañeros?
Una de mis mayores preocupaciones es que usted tiene compañeros (as) que respaldan su brillante idea, sigo pensando: ¿qué pasa con la formación y trayectoria de nuestros padres y madres de la patria?
Si este proyecto llegara a pasar en la Asamblea, que quede en su conciencia y en la de sus colegas, el profundo daño que se le está haciendo a las clases más desposeídas cuando no tengan cómo celebrar esa cena (y deseen tener el mismo derecho de disfrutar de una rica comida) así como cuando tomen conciencia de que la desintegración y la paz familiar no se arreglaron imitando costumbres ajenas.
Celebremos en Costa Rica el día en que haya absoluto respeto hacia las mujeres, el día en que en las familias haya tolerancia y empatía hacia las decisiones y opciones de vida de cada uno de sus miembros, el día en que se acabe la xenofobia y la homofobia, el día en que los políticos tengan un poco de transparencia y respeto y que no pretendan ganar nuestros votos mediante engaños y falsas promesas y el día que los diputados que respalden a esos presidentes tengan la altura, conocimiento y valores necesarios que merece un pueblo digno como Costa Rica.
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