Por Rebeca Alvarado Muñoz – Estudiante de la carrera de Publicidad

Es cierto que hay una costumbre general de “dejar todo para lo último” y realmente esto evidencia un atraso en aspectos sociales. El pasado 11 de marzo del 2020, se declaró la pandemia mundial del COVID-19 (ONU, 2020), por lo que, desde esa fecha y hasta ahora ,se han tenido que ir tomando distintas decisiones en cuanto al manejo del trabajo, el sector de salud y, el más importante en este desarrollo, la educación. A nivel nacional, tuvo que haber una adaptación para así no perder rendimiento y cronología en cuanto al desempeño para todos los niveles educativos. Desde entonces, la virtualización se ha hecho presente como primera opción para la continuidad de las clases desde casa. Sin embargo, es importante destacar el hecho de que tuvo que surgir una pandemia para que este sector se activara y diera ese giro hacia la tecnología; lo cual hace preguntarse por qué no lo habían implementado desde antes.

La tecnología ha tenido un gran proceso de evolución y actualmente es uno de los mayores facilitadores de entretenimiento, acceso a información y herramientas. Su desarrollo se ha visto a través de los años gracias a los grandes “inventores” que la han llevado hasta acá. Su influencia es evidente, pues rodea todo en lo que el ser humano se mueva, busque o desee y justamente se ve en aspectos de enseñanza. Es claro que desde que los avances tecnológicos existen, han favorecido aspectos de metodologías y uso de fuentes. En la situación presente que se vive con el “Coronavirus” ha sido clave. La virtualización en la enseñanza representa un avance en la sociedad, brinda nuevas oportunidades y genera efectos positivos en la vida de cada persona.

En términos generales, la virtualización se basa en ser un proceso de comunicación mediante una computadora en la cual se transmiten datos y conocimientos. En el contexto de la educación, de acuerdo con Quéau, 1993, comprende todo lo asociado a actividades de enseñanza, aprendizaje, investigación y gestión (Silvio, 1998). Esta es la razón por la cual durante los últimos meses este tipo de estrategia ha tenido que utilizarse, debido a que es perfecta para los cuidados que se deben tener. No obstante, es necesario recalcar que no ayuda únicamente en este sentido, ya que posee distintos beneficios, además de cuidar a la población en estos momentos.

Primeramente, hay una mayor inclusión. Se sabe que la educación es un derecho de todos los ciudadanos, pero ¿realmente se aprovecha este derecho? Muchísimas personas poseen dificultades para desplazarse hacia los centros de estudio debido a la lejanía; la virtualidad permite conexiones independientemente del lugar. Además, pueden presentarse situaciones en las que a alguien se le dificulte asistir a un horario de clases específico por trabajo. Mediante la utilización de esta modalidad, se da libertad llevar los cursos/aprendizaje de la forma en que el/la estudiante puedan.

Por otro lado, brinda la comodidad de disfrutar las clases en un ambiente en el que tal vez la persona se siente más cómoda, al alejarse de los centros educativos donde tal vez hay factores como ruido, distracciones y aglomeraciones que pueden generar ansiedad y estrés en algunas personas. De hecho, ¿qué pasa con las personas que poseen alguna discapacidad o enfermedad que les imposibilita acudir presencialmente? Pues, es una opción muy viable para recibir la atención y calidad que cada ser humano merece.

En síntesis, se pueden mostrar distintos efectos fuera de “cuidarse del virus” en cuanto a lo que se podría lograr si se establece como otra opción de metodología no solo para la situación que se vive, sino para incorporarla también a futuro. Es necesario recalcar que la educación a distancia es diferente a la virtualización de la enseñanza, porque la primera no involucra tecnología como plan de estudio, por lo que la hace más escasa. Al ver esto se puede afirmar que al mezclar tecnología y educación se crea un mundo de posibilidades. Tampoco se puede obviar el hecho de que hay una gran parte de la población que sí disfruta asistir presencialmente a recibir educación; no se trata de quitarles ese derecho, sino de ir más allá, y buscar incorporar la virtualidad como método de inclusión, calidad y comodidad para quienes lo necesitan o lo quieren como opción. Queda mucho por recorrer, se requiere seguir avanzando en cuanto a tecnología y estrategias, pero definitivamente esto debió haber existido desde tiempo atrás y no por “default” de una pandemia mundial.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
• ONU. (2020). Cronología de la pandemia del coronavirus y la actuación de la Organización Mundial de la Salud. Recuperado de https://news.un.org/es/story/2020/04/1472862
• Silvio, J. (1998). La Virtualización de la educación superior: alcances, posibilidades y limitaciones. Recuperado de https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000114997