Por Jenssy Sambrana – Estudiante del Diversity Club de ULACIT
Al hablar de diversidad es todo un tema ya que para muchos es complejo e incómodo, esto por diferentes razones, ya sea por un tema religioso, tabú o bien por fobia. Sin embargo, la diversidad está presente en el discurso de múltiples autoridades ya sean instituciones públicas o privadas, dado que ya es una prioridad en las políticas educativas de la Reforma como una manera de dar respuesta a los principios de igualdad y equidad en la calidad educativa, además de que la diversidad humana se ha hecho cada vez más presente en la brecha cultural entre los alumnos de diferentes niveles socioculturales. Dicho esto, y frente a la realidad actual de la sociedad y de las emergentes necesidades educativas de los alumnos, surge la siguiente interrogante: ¿cómo podrían la Universidad convertirse en un referente a partir de la experiencia sociocultural para así romper barreras e incluir la diversidad en diferentes instituciones y, por ende, contribuir en el significado de la diversidad humana?
Cada vez se hace más necesario eliminar las barreras que enfrentan muchos alumnos para acceder al aprendizaje y participar de forma plena sin ningún tipo de miedo o vergüenza al qué dirán, por esta razón es importante el significado que se le otorgan a los docentes en su práctica pedagógica habitual, es decir, conocer cómo estos construyen el significado de la diversidad a partir de la perspectiva del docente para de esta manera conocer la forma en la que es impartida la enseñanza en las diferentes instituciones. Dicho lo anterior, surge el interés en centralizarse en los docentes como conductores de la construcción social que ellos mismos puedan tener, o bien producir los cambios necesarios en la enseñanza con el fin de lograr incluir la diversidad en el trabajo del aula, como en los pasillos de la institución, para así eliminar las infinidad de barreras que la misma sociedad ha creado para la diversidad humana, las cuales desfavorecen el aprendizaje de las personas que presentan necesidades educativa. Por consiguiente, para romper dichas barreras e incluir la diversidad en las diferentes instituciones, es fundamental iniciar con un cambio de actitud por parte de los actores educativos, de la mano con el compromiso de la institución, con el fin de mejorar las prácticas rompiendo esquemas tradicionales que están homogenizados desde la enseñanza de los antepasados.
No es un secreto la infinidad de desigualdades a nivel social a las que el ser humano se debe enfrentar. Dicha desigualdad es una realidad que genera en la sociedad altos niveles de exclusión, por lo cual dichas sociedades son altamente desintegradas y fragmentadas debido a la persistencia negativa de esta realidad. Los países latinoamericanos, desde hace años, vienen realizando esfuerzos para mejorar el acceso universal a la educación y mejorar su calidad y equidad; sin embargo, aún persisten grandes diferencias educativas en función del nivel socioeconómico y de la procedencia cultural entre las instituciones públicas y privadas. Esto solo releva la importancia de la modificación de las políticas educativas dada la necesidad de brindar espacios de participación y de favorecer democráticamente en la toma de decisiones, y en el abordaje de las tareas que se plantean en el equipo de trabajo.
Finalmente, se afirma que en definitiva cada ser humano posee características que comparte con el resto de los hombres, o sea, con el resto de quienes pertenecen a la especie humana. Sin embargo, cada persona dispone de una serie de características, capacidades y disposiciones especiales que son las que la hacen única y la diferencian del resto de la sociedad.
