Por José Andrés Hidalgo Álvarez - Estudiante de la carrera de Ingeniería Industrial

Muchos voluntariados y acciones para el bienestar social son realizadas para ayudar a una población que se encuentra en emergencia. Pero ¿qué pasa cuando dicha emergencia vuelve a aparecer? Definitivamente la población volverá a necesitar la ayuda que el voluntario ofrece y se corre el riesgo de que esta interacción se vuelva un ciclo sin fin. Es importante que dentro de la mentalidad del voluntariado esté el deseo de enseñar a las personas beneficiadas a salir adelante y que puedan valerse por sí mismas.

En el caso del voluntariado, que se origina para ayudar a personas en situación de pobreza, si se desea ayudar a estas personas con, por ejemplo, paquetes de alimentos diarios, se estará ayudando a la población meta solo durante el tiempo en el cual los alimentos duren. Una vez que los alimentos se acaben, las personas nuevamente se encontrarán con la necesidad de ayuda, básicamente igual a como se encontraban antes de recibir la ayuda. Ayudar a una persona que la necesite es siempre una labor admirable, buena y valiosa, pero es importante buscar formas en que esa ayuda sea duradera y en lo posible, que tenga un efecto positivo permanente en la persona beneficiada.

Hacer voluntariado no es simplemente ayudar a los menos afortunados, sino que es construir poco a poco y con actos significativos una mejor sociedad. Si hablamos de hacer un voluntariado educativo para una comunidad en forma de cursos o talleres para una población menor de edad, pero que estos duren solo una semana, es igual de importante que la jornada asegure de una forma u otra que los conocimientos aprendidos no queden en el olvido y mejor aún si el voluntariado funcionó para crear las bases de un programa educativo dentro de la comunidad beneficiada.

En la mayoría de los casos, los programas de voluntariado sirven para lograr mejoras en la sociedad, como insertar personas excluidas o marginadas, proteger el medio ambiente, defender y promocionar los derechos humanos. Siendo estos problemas tan cotidianos, no es suficiente trabajar en una labor tan compleja por poco tiempo. Según Arias (2015), el voluntariado debe concebirse como un medio para cambiar la realidad y transformar la sociedad, desde una perspectiva global, a la misma vez que se construyen ciudadanos ejemplares, activos y conscientes, para que sean capaces de participar en la creación de una sociedad más justa y solidaria.

En pocas palabras, la mejor forma de ayudar a alguien a través de un voluntariado es cuando este permite a las personas beneficiadas desarrollar las capacidades para afrontar por ellas mismas futuras situaciones desfavorables. En palabras de López (2017), el voluntariado es un puente de transformación social y desarrollo local que debe tener la capacidad de transcender en el tiempo.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Arias, B. (2015). El voluntariado transforma si sabemos cómo. https://www.ongawa.org/wp-content/uploads/2015/09/ONGAWA_El-voluntariado-transforma1.pdf
  • López, I. (2017). El voluntariado como puente de transformación social. https://repository.eafit.edu.co/xmlui/bitstream/handle/10784/12141/IsabelCristina_LopezMunoz_2017.pdf;jsessionid=401F52D6E12AF4CB805A2B34176B3CC5?sequence=2