Por Raquel Juárez Méndez – Estudiante de la carrera de Ingeniería Electrónica
En pleno 2020, el cambio climático es un tema en el que todos deberíamos estar interesados. En el caso de grandes empresas automotrices, estas vienen ideando maneras en las que sus medios de transporte puedan ayudar en vez de empeorar la situación.
En la evolución de las baterías, se observa la creación de la de plomo-ácido, las que son a prueba de derrames, existen las de malla fibra de vidrio absorbente y, más recientemente, la creación de constantes mejoras en las baterías eléctricas, utilizadas en vehículos híbridos (Beach, 2017). Una batería eléctrica es descrita por RACE (2019) como “un acumulador de energía donde se almacena electricidad que será transmitida al motor eléctrico para el funcionamiento del vehículo”. Para comprender mejor cómo funcionan, se ofrecen a continuación sus características básicas: la densidad eléctrica reconoce la energía que almacena y concede la batería en kilovatios por hora; la capacidad de la batería es la cantidad de amperios por hora que puede soportar la misma; ciclos completos de carga y descarga que soporta la batería, entre más ciclos más durabilidad.
Las baterías eléctricas presentan ventajas y desventajas. La desventaja de la mayoría es su precio, ya que los componentes como el litio o el níquel en su producción son más costosos. Lo bueno de la tecnología es que se están encontrando alternativas para que sean más baratas. Por ejemplo, la batería Plomo-ácido es de las más antiguas y más utilizadas Se usan principalmente para funciones de arranque del vehículo, iluminación o soporte eléctrico; su problema esencial es su toxicidad al descomponerse, lo que es un problema para el ambiente, pero son de bajo costo, por lo que más personas lo pueden adquirir. Por otro lado, se encuentran la mejoras de la batería de polímero de litio que son más rápidas, no utilizan cobalto, son ligeras y densas, y menos contaminantes.
El debate que se genera es saber si estas son la mejor alternativa para el medio ambiente. Si se observan los pros, los automóviles que utilizan estas baterías no emiten gases contaminantes ni de efecto invernadero, además de que su duración es más larga, no producen contaminación acústica y a un largo plazo producen ahorro, ya que son más fáciles de mantener (Compramostucoche, 2019). Sin embargo, también presentan desventajas fatales para el ambiente: si en el país donde se producen la principal fuente son los combustibles fósiles, la energía que utilizan para cargarlos y para hacerlos es más que solo usar petróleo. También, una vez que la batería deja de funcionar, materiales como el litio, cobre, níquel y otros, al descomponerse, son seriamente tóxicos, su proceso de reciclaje es bastante difícil y el precio no es cómodo para la mayoría de la población.
En conclusión, la invención de las baterías eléctricas es una idea que ayuda si no se produce con combustibles fósiles, el problema por resolver es hacerlo a un costo mucho menor y sin materiales tóxicos que cuesta reciclar. Esta innovación todavía que desarrollarse mucho, ya que ayuda en la emisión de gases, pero, en su descomposición y creación, empeora, por lo que no se ve una mejoría. Por eso, todavía se espera bastante evolución para que logre ayudar al ambiente.