Es imposible cuantificar el valor de la salud. Es vital tener presente que la salud es un conjunto de elementos y por lo tanto debe ser abordado de manera interdisciplinaria. Pocas veces reconocemos nuestros errores y considero que uno de los que mayor impacto generan son los constructos sociales sobre conductas de género. Sabemos el impacto que los roles y las conductas de genero han provocado a través de la historia. Uno de los impactos más importantes y constantes, ha sido la relación de género y salud. A pesar de ser un tema que nos concierne y afecta directamente a todos nosotros, pocas veces abordamos y buscamos soluciones al respecto; caso contrario, es común que evadamos responsabilidades.

A pesar de lo que muchos creen, los elementos socioculturales y de género tienen una gran influencia en la salud. Para nadie es un secreto que cada género, por motivos culturales, lleva consigo ideales y roles asociados. Día a día nos enfrentamos a una sistema  de subordinación de las mujeres (patriarcado) donde los hombres deben demostrar mayor fortaleza física y mental. Ese sistema los lleva a tomar riesgos para la salud que no permitan reflejar ningún tipo de debilidad porque es una construcción arraigada a su masculinidad. Los riesgos o las debilidades mencionadas incluyen las emociones o el estado mental en general. Incluso, un estudio realizado en 2014  encontró que las mujeres asisten mayormente al psicólogo que los hombres. Otras conductas que se asocian de igual manera a los estándares de masculinidad son el mayor consumo en hombres de alcohol y tabaco, menor frecuencia de chequeos médicos, menor cuidado de la piel e incluso menor realización de prácticas de prevención y autocuidado como lo puede ser el examen preventivo de cáncer de próstata. Es frustrante ver como los constructos sociales sobre la masculinidad tradicional son responsables en buena medida de la menor esperanza de vida de los hombres respecto a las mujeres.

En el caso de las mujeres, como mencionamos anteriormente, tienen una mayor esperanza de vida y contradictoriamente, existen estudios que han encontrado que la salud de las mujeres es peor respecto a la de los hombres. En este caso existe mayor predominancia de padecimientos como hipertensión arterial, diabetes, asma, discapacidad física, mental y visual; entre otros. La educación es un factor determinante respecto a la salud, en muchas regiones los mayores niveles de educación formal los obtienen los hombres. Esta situación provoca disminución en empleos formales, condiciones perjudiciales de trabajo y mayor desempleo. La disminución de ingresos económicos provoca un menor acceso a la atención de salud de calidad, dificultades para la atención y tratamiento de posibles padecimientos que podrían resultar mortales. Bajo el mismo eje de la educación, los derechos de salud sexual y reproductiva muchas veces son desconocidos por gran parte de la sociedad y esto aumenta el riesgo a tasas de mortalidad materna, embarazos no deseados, agresión sexual, abortos, métodos anticonceptivos y otros factores que afectan tanto la salud física como mental.

Posiblemente nada de lo expuesto anteriormente sea algo totalmente desconocido para algunos de nosotros. Pocas veces nos enfocamos en generar cambios y es vital comprender que es un tema que va más allá y depende en gran parte de nuestra individualidad y nuestro papel en la sociedad. Me refiero a nuestro papel en la sociedad porque estas ideas son basadas en culturas y en roles de género asignados por interacciones sociales. Considero que la educación de la forma más integral y desde tempranas edades es indispensable para romper estas barreras ideológicas. No podemos culpar a nadie por ello, pero si podemos trabajar en conjunto para erradicar ideas que considero erróneas.

Por supuesto, no es posible generar cambios solo a base de provocar consciencia, debemos generar acciones. Casi me atrevo a asegurar que todos nosotros tenemos ejemplos que encajan en la relación de género y salud expuesta anteriormente. Considero importante tener presente que los cambios y la erradicación de las ideologías asociadas al género va a provocar variaciones que actualmente creen gusto, satisfacción o condición de beneficio hacia algunas personas específicamente. Entonces podríamos decir que es una relación de costo beneficio, donde el beneficio recae, entre otros aspectos, directamente sobre la salud de las personas.

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