Las primeras palabras que escuché en la inducción a la carrera de enfermería es que debíamos reforzar la identidad y funciones de nuestra profesión en la sociedad. En ese momento no fue muy claro para mí el porqué de esas palabras, yo tenía una idea del papel para el que estaba estudiando, una cuidadora, alguien que revisa cómo está el paciente y administra los tratamientos recomendados por otros profesionales de la salud.

De una manera parecida imagino que piensan los gobernantes, encargados de regular el presupuesto para la formación y contratación de profesionales en enfermería, lo cual es comprensible, puesto que esta estigmatización alrededor de la carrera ha estado en nuestra sociedad por siglos.

Lo cierto es que enfermería es una parte fundamental del sistema de salud en el que se debe invertir más si se desea superar esta pandemia; las preguntas que surgen al sugerir este tipo de “inversión” es ¿Por qué? ¿Cómo? Enfermería es la columna vertebral de los sistemas de salud; cumpliendo funciones como atención primaria, cuido del paciente, educación e investigación; la enfermería no solamente es necesaria para poder superar la pandemia, sino también para sobrellevar las secuelas que esta pueda traer consigo.

En primer lugar, es necesario redefinir el papel de enfermería en el ámbito hospitalario. Las enfermeras y enfermeros son profesionales interdisciplinarios, siendo uno de los primeros empleados sanitarios que están en contacto con el paciente, se encargan del diagnóstico inicial y posteriormente del cuidado integral e individualizado que el paciente requiera. Además, son esenciales para el manejo hospitalario, tanto a nivel administrativo como para organizar y dirigir el tratamiento del paciente. De esta manera queda claro cómo enfermería es esencial para cumplir una de las tantas necesidades que surgieron a la superficie al inicio de esta crisis sanitaria: reforzar nuestros sistemas de salud.

Es necesario que también tengamos en cuenta el papel fundamental de las enfermeras y enfermeros en la educación que recibe el paciente. Siendo profesionales pertenecientes a la primera línea de acción, las enfermeras no solamente se encargan de cuidar sino también de indicarle al paciente cuál es su padecimiento, de qué se trata su diagnóstico, cómo funciona el tratamiento administrado, y en algunos casos, cómo se pudo prevenir esta patología. Además, no debemos ni podemos restringir la importante labor de educación enfermera solamente a los hospitales; esta pandemia ha dejado en claro el poco conocimiento con el que cuenta la población respecto a higiene y prevención de enfermedades transmisibles, y no solamente esto, sino que también se debe transmitir a las comunidades las nuevas medidas sanitarias que debemos aplicar en esta “nueva normalidad”.

Las enfermeras son las trabajadoras sanitarias más cercanas a las personas y a las comunidades, es su deber estar actualizadas respecto a los nuevos descubrimientos y reglas impuestas respecto a este virus, de esta manera son capaces de transmitir la información a sus respectivas comunidades; esto no sólo es de utilidad para el tratamiento contra el COVID-19, sino que también es una medida necesaria para el manejo del mismo, ya que se enfatiza la prevención antes que la atención.

Por último, se debe invertir en enfermería no sólo por su aporte a la situación actual o por la manera en que nos ayuda a prevenir futuros contagios, sino por cómo puede recopilar información importante para las secuelas que esta pandemia puede dejar en los pacientes y en la sociedad como tal. Otra de las grandes tareas de la enfermería es la investigación sobre temas que conciernen a la profesión, estos pueden ser sociales o clínicos; las enfermeras y enfermeros cuentan con una gran educación en investigación que puede ayudar a crear bases clínicas para atender las diversas necesidades los pacientes que presenten secuelas producto del COVID-19, además de su participación en la esfera pública y el indudable aporte que podrían realizar para mejorar las diversas comunidades.

El aporte que realiza enfermería en esta situación de emergencia mundial nos ha que dado claro, ahora, ¿En qué debemos invertir exactamente? Espero que los gobiernos comiencen a invertir en la promoción de la profesión, además del financiamiento de la educación de los profesionales en enfermería no solamente en lo que respecta a la educación universitaria sino también en la apertura de campos clínicos para el estudiantado y oportunidades para que puedan realizar diversos tipos de investigación. Siendo una profesión sumamente sesgada por su composición de género (mayoritariamente femenina), también se debe invertir en el empoderamiento de las y los profesionales en enfermería. Por último, espero que el gobierno invierta en mejorar las condiciones de trabajo de las enfermeras por medio de mejores salarios y más personal.

Espero que el lector no sólo entienda el potencial del personal de las y los enfermeros alrededor del mundo y el gran impacto que tienen sobre los pacientes y las sociedades en tiempos de crisis, sino que también quede claro que muchas de estas funciones requieren de recursos que deben ser atendidos por los diferentes gobiernos para así poder impulsar el accionar enfermero y fortalecer nuestros sistemas de salud. Termino con una frase de Annette Kennedy (2020), presidenta del Consejo Internacional de Enfermeras:

(…) destaca la contribución que realiza la profesión de la enfermería y confirma que invertir en ella supone un beneficio para la sociedad, no un costo.

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