Por Keren Zúñiga Morales – Estudiante de la carrera de Derecho

La movilidad de las personas de una ciudad o región a otra dentro de un mismo país, o entre las fronteras de los países y regiones del mundo no es un fenómeno reciente. En toda la historia de la humanidad, en mayor o menor medida y bajo condiciones que pueden ser analizadas a partir de múltiples variables, los seres humanos hemos migrado.”

- Karlos Castilla

La principal causa de movilidad humana puede analizarse desde distintas perspectivas que generan cierta inseguridad o riesgo, como el ámbito jurídico, social, político, cultural y religioso (Gasper y Sinatti, 2016). Desde la esfera jurídica, migrar es un derecho humano reconocido de manera universal y, por tanto, existe un deber de la comunidad internacional de garantizar un adecuado ejercicio de este en relación con la seguridad humana.

El concepto de seguridad humana fue definido en 1994 por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y hace referencia al resguardo fundamental de todas las vidas humanas con la totalidad de sus libertades, cuando se encuentren en condiciones de peligro o amenaza, de manera que se logre el alcance de su supervivencia y medios de vida dignos (Llamas, s.f.). Por lo general, los migrantes han sido marginados y deshumanizados debido a que su seguridad se encuentra sujeta a los sistemas jurídicos o a las políticas de cada gobierno. Sin embargo, el enfoque de la seguridad humana se centra en la persona, de modo que, desde una perspectiva ética, debería existir un compromiso global de generar condiciones compatibles con la dignidad humana y no provocar condiciones que la imposibiliten o obstaculicen. Al respecto, la CEPAL señala lo siente:

La pobreza extrema en América Latina abarcaba a un 12,9 % de la población, cifra que equivalió a alrededor de 71 millones de personas, en el año 2008. Este grupo forma parte de un conjunto más amplio de población pobre (…) y que representa al 33 % de la población de la región, es decir, a 180 millones de personas. (Llamas, s.f, p.154).

Existe una tendencia a asumir que las personas huyen de su país de origen principalmente por el resultado de condiciones naturales como hambrunas, desastres naturales o insuficiencia de recursos, o bien, por inconformidad del accionar del gobierno en sus respectivos países, por lo que no tienen una necesidad de protección. Sin embargo, ante tal panorama, se estaría violentando de manera muy significativa los derechos económicos, sociales y culturales de la persona, los cuales engloban la seguridad humana y, por consiguiente, una vida digna.

Muchas de las violaciones de derechos humanos en contra de migrantes quedan impunes por razón de los factores culturales que justifican los hechos o las condiciones a las que fueron sometidos, lo cual genera un falso acceso a la justicia, y un aumento de las injusticias y la desigualdad. De esta manera queda en evidencia la enorme vulnerabilidad a la que son expuestos los migrantes, incluso después de haber huido de sus países, con políticas migratorias que ponen en entredicho sus derechos humanos, por lo que, a nivel global, es de suma importancia que los Estados asuman el compromiso de generar condiciones acordes con la dignidad humana. No obstante, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que los Estados pueden dar un trato diferenciado a los migrantes, siempre y cuando este sea razonable, proporcional, objetivo y no violente los derechos humanos.

  

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas