Por Salvador Francisco González Sanabria – Estudiante de la Maestría en Gestión de Proyectos
Para iniciar el tema, definiremos la diferencia entre un bono y un bono verde: un bono es “un instrumento de deuda que emite una empresa o administración pública para financiarse.” (Sevilla, 2018); mientras que un bono verde es “cualquier tipo de bono cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, parte o su totalidad, proyectos verdes elegibles.” (BBVA, 2017). Para que los bonos se lleven a cabo, se requiere que exista un “Emisor”, el cual es la entidad privada o pública o gubernamental que ofrece una cantidad monetaria de inversión con un retorno. Por otro lado, existe el “Comprador”, que es la persona que adquiere el bono, también llamado cupón, el cual destina el préstamo a una actividad y pagará su deuda en un tiempo definido en la contratación.
En el caso de los bonos verdes, estos financiamientos o cupones se generan mediante los lineamientos de los Green Bond Principles (GBP), en donde se definen cuáles proyectos son aplicables para que el Comprador pueda realizar la solicitud del bono. A la vez son establecidos por la ONU como parte de los objetivos de desarrollo sostenible. Dentro de los objetivos que ha definido la ONU, como parte de los proyectos a financiar con bonos verdes, se encuentran los proyectos con objetivo de fin a la pobreza, eliminar el hambre, la salud y el bienestar, la educación de calidad, la igualdad de género, agua limpia y de saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajos decentes y crecimiento económico, la industria e infraestructura, la reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, la producción y consumo con responsabilidad, la acción por el clima, la vida submarina, la vida de los ecosistemas terrestres, proyectos de paz de justicia e instituciones sólidas y proyectos para lograr los objetivos antes descritos (ONU, 2020).
Según una publicación realizada por el Statista (2019), los cinco países que emitieron la mayor cantidad de bonos verdes durante el año 2019 son los siguientes:
• Estados Unidos, con una cantidad de $ 51,3 mil millones de dólares.
• China, con una cantidad de $31,3 mil millones de dólares.
• Francia, con una cantidad de $30,1 mil millones de dólares.
• Alemania, con una cantidad de $18,7 mil millones de dólares.
• Países Bajos, con una cantidad de $15,1 mil millones de dólares.
François Millet, director de Estrategia, ESG e Innovación de Lyxor ETF, en la publicación de la revista Funds Society, comenta que se incrementado el uso de estos bonos desde el inicio del año del 2014. Según Millet (2020), se ha pasado de tener 33 bonos verdes con un valor de $19 mil millones a tener alrededor de 700 bonos verdes con un valor de más de $470 mil millones al año 2020. El autor también indica que los mayores productores o emisores de los bonos verdes son empresas como:
• Societé du Grand Paris, la cual está evolucionando todo el sistema de comunicación ferroviaria de París con infraestructura sostenible.
• Banco Europeo de Inversiones. Han financiado más de 160 proyectos de renovación y eficacia energética.
• Orsted. Es una de las empresas energética privada de Dinamarca, la cual se ha enfocado en el objetivo 7 de la ONU de las energías accesibles y modernas para todos.
• Bank of America. Esta empresa Estadounidense ha apoyado inversiones de infraestructura en la producción de parques eólicos, instalaciones solares, alumbrado público, entre otras.
Como vemos, los bonos verdes son títulos de renta fija, la cual se destina exclusivamente a proyectos de sostenibilidad y responsabilidad social. Algunas de las áreas que aplican estos bonos son los proyectos de biodiversidad, cambio climático o energías de renovación.
En el caso de Costa Rica, la Bolsa Nacional de Valores ofrece una lista de empresas emisoras registradas. Para el año 2016, el BCIE emitió $500 millones para Costa Rica, de los cuales muchos fueron emitidos para infraestructura. También el MINAE, Gobierno de la República de Costa Rica y el MidePlan han impulsado el Plan Nacional de Descarbonización, el cual tiene como objetivo convertir al país en el año 2050 como un país de cero emisiones. Es por esta razón que los bonos verdes se convierten en un aliado en la estrategia de gobierno en trazar rutas de cambio que aporten a la disminución del efecto de los gases invernadero (Arteaga, 2020).