Por Andrea Jiménez López – Estudiante de la Maestría en Gerencia de Proyectos

Michael LeBoeuf, reconocido autor y profesor en la Universidad de New Orleans, dijo alguna vez: “un cliente satisfecho es la mejor estrategia de negocio”; frase motivadora sin duda, pero creo que debemos agregar: “son las mejores estrategias de negocio las que hacen que el cliente se sienta satisfecho”, y porque no: “altos estándares de calidad hacen que las mejores estrategias de negocio se cumplan”. De acuerdo con esto entonces, y pensando en el tema que nos acontece, ¿es conveniente aplicar las estrategias competitivas de la empresa en la gestión de calidad de nuestros proyectos? ¡Claro que sí!

Una estrategia competitiva ayuda a explotar fortalezas, desarrollar capacidades, aprovechar oportunidades, evaluar riesgos y amenazas y, con todo esto, crear una ventaja competitiva. De acuerdo con Castro Monge (2010), “las estrategias competitivas que desarrollan las empresas son un factor fundamental para saber la forma en que éstas van a competir en los mercados y de ellas dependerá si se tiene o no éxito en su gestión empresarial” (p. 248). Este mismo autor escribe sobre las tipologías de las estrategias competitivas planteadas por Miles y Snow, Porter, Miller, Mintzberg, y Kotler, las cuales incluyen en sus planteamientos a la calidad como parte de los recursos para el éxito. Vemos que la calidad y la estrategia se interrelacionan y tienen un impacto la una sobre la otra.

Ahora bien, enfocándonos en la función de gestión de la calidad en los proyectos, la cual corresponde al “proceso de garantizar que todos los aspectos de un proyecto y sus resultados satisfagan plenamente las necesidades y expectativas del cliente, los participantes y los accionistas del proyecto, tanto internos (relacionados con el sistema de desarrollo del proyecto) como externos (relacionados con el desempeño o servicio del proyecto)” (Dixon, 1987), queda claro que esto no será posible a menos que se tome en cuenta la estrategia competitiva de la empresa, que, al fin y al cabo, es lo que impulsa la ideación y elaboración del proyecto en primer lugar.

Los proyectos que se realizan dentro de una empresa tienen la expectativa de ayudar a cumplir los objetivos estratégicos de esta, y entre más se alinee la gestión de las diferentes partes del proyecto, incluyendo la gestión de la calidad, con la estrategia de la compañía, más efectivo será el cumplimiento de estos objetivos. Como bien lo dice Aaron J. Shenhar (2007), “la alineación entre la gestión de proyectos y la estrategia empresarial ayuda a las organizaciones a centrarse en los proyectos correctos, (...) la desalineación puede hacer que una organización pierda oportunidades de mercado, y la recuperación de dicha desalineación es difícil” (p. 120).

Así bien, podemos concluir que aplicar las estrategias competitivas en la gestión de calidad de los proyectos no es solo conveniente, sino necesario. Lograr una verdadera alineación entre estrategia y calidad es lo que permitirá que nuestros proyectos realmente cumplan con las expectativas y las necesidades de los clientes y de la empresa. Como menciona el título de este artículo: ¿Estrategia o Calidad? Pues, como hemos podido demostrar, la respuesta es clara: ¡Ambas!

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  •  Aaron J. Shenhar, D. M. (2007). Linking Project Management to Business Strategy.
  • Castro Monge, E. (2010). Las estrategias competitivas y su importancia en la buena gestión de las Empresas. Ciencias Económicas, 28(1), 247-276.
  • Dixon, W. L. (1987). Quality Management. PM Network, 1(3), 15–18.