Desde hace varios años las herramientas tecnológicas como teléfonos, tabletas, computadoras portátiles y Google Drive ya estaban siendo utilizadas en el ámbito educativo para simplificar diferentes tareas; busqueda de información, evitar fotocopias, acelerar entregas y hasta ver conferencias ofrecidas en otras partes del mundo.

No obstante, la COVID-19 trajo consigo nuevos retos para que padres de familia, estudiantes y docentes lograran aprovechar de mejor forma la tecnología.

En esta materia ya no podemos hablar de innovación en términos de “futuro” abstracto, hoy día estamos hablando de una necesidad inmediata, de una realidad cotidiana.  La tecnología móvil es un recurso pedagógico que, con la pandemia o no, debe contemplarse siempre en la estrategia educativa.

UNESCO señala que inclusive en entornos donde no hay libros, es probable encontrar algún dispositivo móvil que abre las posibilidades a la lectura y el aprendizaje.

De hecho, y según un informe de la CEPAL acerca de la transformación digital de la región y su impacto de cara a superar la crisis por la COVID-19, Costa Rica supera el promedio de América Latina en cantidad de población con acceso a Internet y en cantidad de suscripciones a banda ancha móvil y banda fija.

El estudio determinó que el 74% de los costarricenses tenía acceso a internet en el 2018, y con tendencia creciente, en comparación con un promedio regional del 68%. En este rubro, comparado con los otros países de América Latina, el país solo es superado por Chile, Uruguay y República Dominicana.

El documento Perspectivas económicas de América Latina 2020 es un informe anual y se presenta en conjunto entre la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la CAF‑Banco de Desarrollo de América Latina, la Unión Europea (UE) y el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

La máster en Educación y desarrollo cerebral y Cofundadora de Bellelli Educación, Karla Staton, explica que uno de los principales retos que se le presentan a los docentes es: no perder el vínculo. Seguir creando una relación con el estudiante, entre los estudiantes, y el centro educativo.

Staton cree que el principal error cometido a nivel educativo en tiempos de pandemia, fue asumir que todo lo que pasaba en la escuela podía pasar igual en una computadora.

Al respecto, hay que recordar que en Costa Rica, el Ministerio de Educación Pública (MEP) le perdió el rastro a entre 54.000 y 91.000 estudiantes desde mediados de año anterior. Esas cifras representan una necesidad de trabajar sobre la marcha y una alerta para eliminar brechas.

La experta describe que si bien el contenido se estaba dando, cuando hay familias y niños que están en condición donde alguien está enfermo, o perdió el trabajo, alguna situación de inseguridad (emocional, física o económica), ese contenido pierde toda validez. "Y si algo tiene la educación es que sin relevancia no funciona", enfatizó.

Creo que desde el punto de vista pedagógico y educativo lo que tenemos que hacer es encontrar esa nueva relevancia", señaló Staton.

Otro reto para los docentes es la capacitación, y su capacidad de creatividad. Esta nueva forma de vida ha presentado el desafío de innovar en las formas de enseñanza. Lo innovador ya no es el aparato, es su aplicación.

La máster en educación y desarrollo cerebral dice que en la educación tradicional, usualmente, se tiene el propósito de memorizar; memoriza la información, pasa el examen y se olvida la información. Por tanto, y al estar por muchos años en esa dinámica, es complejo cambiar de un día para otro.

Hay un problema de expectativa, no le podemos pedir a un docente que creció en un sistema que castiga el cuestionamiento, que castiga el error, un sistema que castiga salirse del curriculum, no le podemos pedir de repente salirse del esquema y sea innovador", agregó.

Además, piensa que no sabe si hay una estrategia mágica que vaya a solucionar el problema, porque cree que la única forma de resolver ese problema será cuestionando mucho el sistema de educación actual, porque eso funcionó por algunos años de la industrialización, pero ya no funciona.

Nunca fue tan evidente la necesidad de transformación del docente como ahora en la pandemia. Si bien todo el contenido está online y gratis, lo que ese docente haga con eso, es lo que importa", indicó Staton.

El informe Perspectivas económicas de América Latina 2020 alerta sobre aspectos donde el país muestra deficiencias, como la proporción de alumnos de clase media matriculados en educación primaria con una computadora conectada a Internet (inferior al promedio de América Latina). Costa Rica es superado por ocho países de América Latina.

La proporción costarricense es del 44%, en comparación con un promedio regional del 53% y respecto del 85% de Argentina, el mejor colocado en la medición.

El país tampoco resaltó en la disponibilidad de una plataforma eficaz de apoyo al aprendizaje en línea. En este aspecto solo 20% de todas las escuelas lo logró, mientras que el promedio de los países miembros de la OCDE está arriba del 50%.

De usar una tablet en el aula o visitar un laboratorio en los centros educativos, la actualidad propone compartir las herramientas tecnológicas en el hogar. Los estudiantes ahora “entrenan” a los padres de familia a participar en el proceso, y encontrar el momento para turnarse los ratos de trabajo, clases y entretenimiento.

Si con la pandemia no logramos ese cambio, con nada lo vamos a lograr, porque creo que esto hizo cuestionar que ya el contenido y los conceptos son verdaderamente limitantes", advierte la especialista. 

Lo cierto es que la educación está frente a un reto inesperado y a una revolución necesaria que se venía alargando.

Espero que la revolución esté pasando. Mi mayor miedo es volver a la presencialidad y no haber aprendido la lección", finalizó Staton.