Por Luciana Alvarado Quintero, Katherin Badilla Mora, Valeria Brenes Chaves, María Teresa Castillo Manzano, Annia Quesada Fonseca, Priscilla Quesada Quesada, Michael Ruiz Freeman y Magally Vargas Chevez - Estudiantes de diferentes de carreras en ULACIT.

Cada vez es más común escuchar hablar sobre el desarrollo sostenible y darse cuenta de cómo este ha cobrado mucha importancia en los diferentes ámbitos del país y a nivel mundial. Cuando las instituciones del país y las personas que conforman esas instituciones hablan de desarrollo sostenible, se refieren a todo aquello que logra satisfacer las necesidades de las personas, sin poner en juego las oportunidades ni recursos para solucionar esas mismas necesidades de las futuras generaciones. Existen varios términos que incluyen la palabra “desarrollo”; en este caso, lo que marca la diferencia es la palabra “sostenible”. Esta palabra hace alusión a conservar o sostener algo en específico mediante actividades o acciones que lo hacen posible.

Las instituciones de hoy en día deberían enfocarse, principalmente, en las actividades económicas que están mejorando la calidad de vida de la mayor cantidad de gente. No sólo enfocarse en un segmento de la población, como normalmente sucede. Deben incluir actividades cotidianas como el reciclaje, la capacidad de reutilizar ciertos materiales de manera eficiente, y el inculcar entre sus empleados el valor de la responsabilidad con el medio ambiente para generar un bienestar colectivo.

Es preocupante pensar que, debido al mal uso de los recursos naturales, sumado al alto nivel de contaminación en el medio ambiente que se genera todos los días, cada vez se esté más cerca de que esos recursos se vuelvan escasos. Es ahora cuando el desarrollo sostenible necesita traducirse en acciones o actividades que lo hagan posible; se necesita que las instituciones puedan volverse actores principales de las mismas para generar un cambio real. Sin embargo, para lograr ese cambio, no es suficiente con que sólo un país ponga de su parte, se necesitan acciones masivas que sean lideradas por varios países para tratar este problema con mucha más fuerza.

Al final del día, todas estas acciones se deberían estar realizando para lograr un mismo objetivo: asegurar una mejor calidad de vida para las personas de estas generaciones, y de las que están por venir; comprendiendo lo que significa el buen y responsable uso de los recursos naturales. Dicha toma de conciencia se genera a partir de la estrecha relación que existe entre el desarrollo económico y el medio ambiente (Gómez, 2017). Tanto es así que, en el marco de las Naciones Unidas, se creó un organismo bajo el nombre de Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente. En este se expone que los modelos de crecimiento económico conducen al agotamiento de los recursos naturales, a la degradación ambiental generadas por el impacto directo de cada individuo y a su vez, por la pobreza que va en aumento y que pone al descubierto la falta de solidaridad y compromiso que tenemos cada uno con mejorar el planeta.

Sin duda alguna, y siendo optimistas, se podría considerar las siguientes medidas alternas para reducir la pobreza: una distribución equitativa de los bienes y un adecuado uso de los recursos (Barkin, 1998). Sin embargo, lo primero que tenemos que hacer es educar a cada una de las personas y lograr que todos los líderes adquieran el compromiso de integrar los objetivos pertenecientes al desarrollo económico y social con la conservación del medio ambiente. Solamente así podemos hablar en términos más reales de un adecuado desarrollo sostenible.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

 

Referencias bibliográficas:
  • Gómez, C. (2017). El Desarrollo Sostenible: conceptos básicos, alcance y criterios para su evaluación. Recuperado de http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Havana/pdf/Cap3.pdf.
  • Barkin, D. (1998). Riqueza, pobreza y desarrollo sustentable. [Versión electrónica] México: Editorial Jus y Centro de ecología y Desarrollo. Recuperado de http://www.eumed.net/libros-gratis/2005/db/db.pdf.