Por Renán Acevedo Durán y Luis Diego Arias Sánchez – Estudiantes de la carrera de Administración

¿Sabía usted que, según la Encuesta Nacional de Innovación (ENI) procedente de Chile, solamente alrededor del 25% de las empresas pudieron generar un proyecto de innovación y que, además, un 63% utiliza sus recursos propios? Esta estadística proporcionada por Rangel, (2018) nos obliga a cuestionarnos si de verdad existe un apoyo real para las empresas en temas de innovación a nivel global y más que todo a nivel latinoamericano. El caso inicial fue tomado del país chileno, pero parte como uno de los tantos casos donde se denota una brecha abismal entre la necesidad de recursos financieros y entes que estén dispuestos a invertir.

¿Por qué es importante la innovación en esta época? Para beneficio o desgracia de algunos la economía actual es compleja y cruel en el sentido de que discrimina a aquellos partícipes que no posean las cualidades necesarias para poder sufragar las necesidades de sus clientes, y uno de esos atributos es tener un “distintivo”, lo cual podríamos llamar “efecto innovación” que va a permitir generar recursos para que la empresa exista.

Pese a que existen diversas opciones de financiamiento, la población no tiene conocimientos certeros de estos, como lo expone Vargas (2014): “a pesar de que existen algunos fondos como Propyme, del Micitt, Fodemipyme del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, solo el 17% de las empresas consultadas dijo conocer estas opciones”. Esto deja al desnudo el alto nivel de desinformación a nivel de emprendedores con respecto a organizaciones que puedan financiar sus ideas.

En Costa Rica se han instaurado diversas leyes para promover el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. En el 2002, se publicó la ley 8262 denominada “Ley de fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas y sus reformas” la cual, en el capítulo tres denominado “Financiamiento para la PYMES”, establece como ente base al Banco Popular y el objetivo, según Conejo (2013) es “crear un marco normativo que promueva un sistema estratégico integrado de desarrollo de largo plazo el cual permita el desarrollo productivo de la PYME”. De la mano de lo anterior, también se generó la Ley de Sistema de Banca para el Desarrollo que sirve de esfuerzo para consolidar el fondo destinado.

Cada año se promueve un concurso que ejecuta el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT) cuyo propósito es apoyar a pequeñas y medianas empresas que poseen proyectos innovadores o tecnológicos. Se establecen 110 millones anuales, los cuales financian un 80% de los proyectos elegidos con un máximo de 20 millones por proyecto (MICITT, 2019). De esta forma, se establece que en nuestro país existen órganos que impulsan el desarrollo económico de la innovación y empresa, pero a la vez existe una némesis la cual podemos denominar como “procesos burocráticos” que paralizan las esperanzas de la mayoría de PYMES. Aun así, no se puede delegar como culpable a las instituciones que rigen estas ayudas sino que los mismos emprendedores deben informarse.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Conejo Vargas, L. (2013). Políticas de apoyo a la Pyme: a diez años de la ley 8262.
  • MICITT. (2019, 27 de mayo). Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones. https://www.micit.go.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=10483:pymes-pueden-optar-por-recursos-no-reembolsables-para-financiar-proyectos-de-innovacion-y- desarrollo-tecnologico&catid=40&Itemid=630
  • Rangel, M. B. (2018). Aspectos conceptuales sobre la innovación y su financiamiento. Revista Análisis Económico, 27(66), 25-46.
  • Vargas, M. (2014). Falta de dinero asfixia la innovación en Costa Rica. La Nación.