Por Marcela Aguilera Cano y Julissa Mena Carballo – Estudiante del Green Club

La psicología ambiental es, en esencia, la psicología del lugar, vista como el campo de acción de la psicología que estudia e interviene la interacción y percepción de la persona con el espacio físico, y da la oportunidad de intervenir en el lugar y las variables que este involucra. Además, estudia lo que para muchos seres humanos pasa desprevenido, a pesar de que tenemos la capacidad de percibir, describir y ser parte de él, hablamos del lugar.

Actualmente, se sabe que el ambiente es uno de los principales factores que determinan la conducta, reacción emocional y respuesta ante contingencias del entorno. Por otra parte, partiendo del entendimiento de la labor de psicología ambiental, es importante describir por qué cuando hablamos de adaptabilidad, ciudades resilientes y más humanas, se debe hablar de salud pública. Cuando hablamos de urbes, vías, arboledas, conservación del paisaje urbano, convivencia vial, contaminación lumínica y sonora es importante tener presente cómo cada uno de estos factores afectan e influyen directamente en nuestra salud física y psicológica.

Según Carlos Moreno, el creador del concepto de “Ciudades de 15 minutos”, con ello se busca recrear en las ciudades una calidad de vida a escala humana. Esto implica salir del anonimato de las grandes urbes y lo que estas a su vez involucran: una vida apresurada unida a la ansiedad y estrés que consecuentemente implica; además de los grandes desplazamientos que la mayoría de personas tenían que realizar antes de la pandemia y que otras aún tienen que hacer en vista que el 50% de costarricenses laboran y desempeñan tareas fuera del cantón donde viven; así mismo las más de 550 horas al año en presas, lo cual equivale a 3 millones de colones perdidos en presas y la pérdida del tiempo útil de vida que esto significa (Ospina y Moreno, 2020).

La ciudad de 15 minutos da la oportunidad de redescubrir no sólo la proximidad geográfica, sino la conexión emocional entre personas, sus barrios y el planeta mismo, lo que permitiría la revitalización de la ciudad y modificar lo que hasta ahora conocemos como ciudad segregada espacialmente. El corazón del concepto de ciudades de 15 minutos se basa en dos ideas principales: la primera es el poder que tienen las personas en cargos de tomas de decisiones, y el segundo el poder de la población, lugar donde la psicología ambiental cuenta con herramientas para promover este empoderamiento y apropiación del lugar, ya que también se plantea el cambio de paradigma de ciudad moderna. Esta ha sido configurada y construida principalmente para trabajar y habitarla, dejando de lado los espacios de calidad para el ocio tanto para la población menor de edad como para la población adulta y adulta mayor, así como la convivencia, la protesta —que tanto sentido de identidad colectiva genera en las personas—, y espacios pensados para las necesidades de diversas poblaciones.

Los beneficios psicológicos que ofrece una ciudad multicéntrica, como lo propone la ciudad de 15 minutos, son muchos. Esto debido a que dar accesibilidad a las personas a servicios de proximidad y en cada uno de esos servicios implica oportunidades de co-crear nuevos espacios de vida y nuevos lugares de utilización reutilizando lo que ya existe, pero dándole una mayor capacidad de uso. Darle el poder a la imaginación para redescubrir la ciudad trae consigo la minimización de riesgos de desarrollar ciertas psicopatologías al habitar un espacio más sensible al estado de ánimo de las personas.

La transitabilidad que ofrecen las ciudades de 15 minutos ayuda a crear ciudades más conscientes, con un contacto más cercano a la naturaleza, lo que provoca una sensación de cercanía con el antepasado. Aronson y Escohotado (2000) menciona la relación que existe entre la atracción que experimentan las personas con espacios verdes, como jardines y parques, y la inclinación a sentirse cómodas.

También es importante mencionar que este nuevo concepto de ciudad viene a ayudar a contrarrestar efectos negativos de las ciudades modernas, como el sedentarismo y problemas cardiovasculares y respiratorios derivados de la obesidad; de igual modo, la ansiedad, depresión y agorafobia (en pocas palabras, miedo y ansiedad excesiva al estar en espacios abiertos y transcurridos). El acceso a zonas de calidad humana que estén a una distancia donde se pueda llegar en un promedio de 15 minutos, lo que facilita movilizarse de forma activa, ayudaría a hacer frente a problemáticas anteriormente mencionadas.

En definitiva la psicología ambiental, como ciencia relativamente nueva, tiene como objeto el constante estudio de la relación entre el ambiente físico y la conducta humana, considerando al ambiente y a la conducta como partes correlacionadas de un todo indivisible. Por tanto, continuará generando herramientas para co-crear de forma multidisciplinaria en pro de la mejora de la calidad de vida de las personas, incluso fuera del consultorio clínico. Las futuras generaciones de profesionales en psicología ambiental se abren campo en temas de urbanismo y, más allá de hacer ver las necesidades actuales, generan constantemente herramientas para cubrir las nuevas necesidades que las nuevas contingencias ameritan.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
• Aronson, E. y Escohotado, A. (2000). El animal social. Alianza Editorial.
• Ospina, A. y Moreno, C. (31 mayo de 2020). Así funciona la ciudad de los 15 minutos. Caracol Radio. Recuperado de https://caracol.com.co/programa/2020/05/31/lo_que_necesitamos_saber/1590950378_624562.html