"No tiene ningún fundamento científico y más bien es un peligro. Tenemos que avanzar como país de la forma más seria científicamente, con evidencia  sólida, con soluciones o terapias a nivel de la tecnología que estén claramente respaldadas. En este caso eso (el clorito de sodio) es un peligro y de ninguna forma lo apoyamos".

Esa fue la respuesta del ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, el pasado 9 de julio, cuando se le solicitó la posición del ministerio en torno al clorito de sodio, cuyo uso como tratamiento frente a la COVID-19 ha sido promovido por un grupo de costarricenses a partir de la plataforma Change.

Como bien indicó el químico e ingeniero en biosistemas, Pablo Jiménez Bonilla, este producto desinfectante se ha venido promocionando como la cura para diversas enfermedades como VIH, tuberculosis, cáncer, dengue, malaria y otras. Se lo alude desde diversos nombres como: Solución Mineral Milagrosa MMS (siglas en inglés), clorito de sodio, o bien dióxido de cloro (el resultado de mezclar clorito de sodio + un ácido “activador”).

¿Qué es el clorito de sodio? ¿Qué dicen las autoridades de salud sobre su uso?

La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés), agencia del gobierno de Estados Unidos responsable de regular alimentos y medicamentos en ese país, informa que los sitios de internet que venden la solución describen el producto como un líquido que contiene un 28 % de clorito de sodio en agua destilada. Las instrucciones del producto indican a las personas que mezclen la solución de clorito de sodio con ácido cítrico —tal como el del jugo de limón— antes de beberla.

"Tanto el clorito de sodio como el dióxido de cloro son los ingredientes activos de ciertos desinfectantes, además de tener otros usos industriales. No están hechos para que los ingieran las personas", señala la FDA.

Sobre las reacciones que pueden ocurrir tras ingerir un producto hecho a base de dióxido de cloro, la FDA dice que puede causar náuseas, vómito, diarrea y síntomas de deshidratación severa.

En una información publicada por NBC NEWS se alude específicamente a problemas que ha detonado el uso de este químico en niños y niñas de la comunidad autista. "Los médicos advierten que el dióxido de cloro podría causar un daño irreparable al cuerpo de un niño al dañar los tejidos del sistema digestivo y causar estragos en los glóbulos rojos", describe el artículo.

Recientemente, en abril del presente año, el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida emitió una orden de restricción temporal contra la Iglesia de Salud y Curación Génesis II (Génesis) y sus líderes por vender y distribuir su Solución Mineral Milagrosa (MMS) como una cura contra la COVID-19. 

Rolando Araya: abanderado del clorito

En Costa Rica uno de los principales propulsores del clorito de sodio es Rolando Araya Monge, excandidato a la presidencia de la República por el Partido Liberación Nacional en 2002. Araya recomendó, en el programa radiofónico Cubases Tiernos de CRC 89.1 fm del lunes seis de abril, el uso de las sustancias para eliminar el virus. En su cuenta de Facebook también recomienda a un proveedor para la compra directa del producto.

 

El contenido del programa de Cubases Tiernos (conducido por Araya e Iris Zamora) fue abordado y desmentido por el proyecto Doble Check, de la Universidad de Costa Rica, y por #NoComaCuento del diario La Nación.

Algunos de los propulsores en Costa Rica de la sustancia, consideran que existe un interés manifiesto en desacreditar la sustancia sin argumentos de peso, como Javier Ortiz, uno de los principales defensores de su uso y quien ha sido invitado en Cubases Tiernos.

Ortiz encabeza el movimiento en Change que exige a las autoridades de Salud realizar pruebas con la sustancia para probar su eficacia. En su misiva a Carlos Alvarado Quesada (presidente de la República), Daniel Salas Peraza (ministro de Salud) y Román Macaya Hayes (presidente ejecutivo de la CCSS) Ortiz firma como “psicólogo, antropólogo, sociólogo, sexólogo, terapeuta corporal holístico, digitopunturista, kinesiólogo, hipnoterapeuta, instructor de balance integral, instructor de ashtanga yoga e instructor de yoga y meditación tibetana” y asegura que “el dióxido de cloro se está utilizando con un éxito impresionante tanto en la prevención como en la cura del COVID-19”.

Tras la publicación de Doble Check Ortiz recurrió a la Defensoría de los Habitantes para exigir una rectificación, pero el Área de Calidad de Vida de la Defensoría determinó que la publicación de Doble Check está protegida por el derecho constitucional de libertad de cátedra que ostenta la UCR. Consultamos a Ortiz por su criterio en torno a esta respuesta y comentó que “La Defensoría actuó bien y de acuerdo a derecho, puesto que lo hizo bajo el supuesto lógico de que Doble Check respondió a partir de un estudio hecho por tres profesores universitarios protegidos por la libertad de cátedra”.

Ortiz indica que en lo particular tampoco reprocha la posición de las autoridades de salud de Costa Rica (“están haciendo lo que creen es correcto”) pero insiste en la necesidad de atender su petitoria, la cual tiene pensado entregar mañana a las autoridades, una vez que alcance las 3000 firmas.

Estoy TOTALMENTE seguro de que van a cambiar su posición con respecto al dióxido de cloro cuando respondan adecuadamente las preguntas que hacemos. Al descubrir lo que diga la ciencia van a cambiar su posición”.

Por su parte, el excandidato presidencial también se ha sumado a la campaña. En junio pasado Araya (ingeniero químico de profesión) solicitó a las autoridades de Salud probar la efectividad del clorito de sodio: "Le ahorraría al país mucho sufrimiento, podríamos abrir los aeropuertos, podríamos renovar la economía nacional sin ningún temor, porque se sabe que este medicamento aniquila el virus" y asegura que “el dióxido de cloro se está utilizando con un éxito impresionante tanto en la prevención como en la cura del COVID-19”.

En días recientes subió un nuevo video (que suma más de 50.000 reproducciones) en el que dijo: “Yo he dedicado buena parte de mi vida al estudio científico, en ingeniería, ciencias puras y muchas otras cosas, sé hacer muy bien la diferencia entre una hipótesis o una teoría y algo que tenga validez científica, y quiero decirles que la información que tengo en torno a la eficacia del dióxido de cloro para acabar con cualquier virus tiene a mi juicio plena validez científica”.

Bolivia

Como bien lo indica Araya, el movimiento que él encabeza en Costa Rica tiene sus propias manifestaciones en otras naciones hispanohablantes. Recientemente, inclusive, se ha aludido a Bolivia como un ejemplo del éxito de la sustancia, dando a entender que el Ministerio de Salud de la hermana nación avaló su uso. Sin ir muy lejos: Miguel Bosé felicitó a las autoridades sanitarias del país sudamericano convencido de que la noticia era cierta.

Sin embargo, no es verdad que el Ministerio de Salud de Bolivia haya aprobado el uso del remedio. Por el contrario, el pasado 27 de junio emitió un comunicado señalando que no autoriza el uso del dióxido de cloro mientras no existan estudios formales y rigurosos sobre su toxicidad y sus efectos biológicos en el organismo en patologías definidas: “al contrario, alerta a la población ante la posibilidad de un fraude con evidentes posibilidades de daño orgánico”.

A pesar de ello el pleno del Senado en Bolivia, aprobó este martes 14 de julio el proyecto de ley que autoriza, de forma excepcional, la elaboración, comercialización, suministro y uso de la solución de dióxido de cloro para la prevención y tratamiento del Coronavirus.

La presidenta del Senado, Eva Copa, indicó que antes de ser aprobada la norma, vio con preocupación la especulación en torno al dióxido de cloro, “ya que algunas personas terminan comprando este producto en el mercado negro y sin ningún tipo de regulación, por lo que debe existir una Ley que controle el comercio y producción de este producto”.
Es decir, el Senado de Bolivia reguló el producto para combatir el mercado negro pero indicó que el uso del dióxido de cloro para tratamiento contra el covid-19 “es voluntario y no obligatorio”.  Los legisladores están reconociendo así lo que indica el diario Nius, “En Bolivia las redes sociales y el boca oreja tienen más fuerza que los avisos sanitarios”. Esto a pesar de que el mensaje del Ministerio de Salud es claro:
Se recomienda a la población boliviana evitar la manipulación psicológica, la indebida insinuación y la intimidación ejercida para ingerir DIÓXIDO DE CLORO con el supuesto fin de prevenir o tratar COVID-19”.

Bolivia es solo un ejemplo del auge que ha tomado la discusión en Latinoamérica. Esta idea de que el clorito de sodio puede ser un remedio contra la COVID-19 ha llevado proyectos de otras naciones similares a Doble Check y No Coma Cuento a también abordar el tema, refutando a su vez la validez científica del valor medicinal que se le atribuye al dióxido de cloro.

Tal es el caso de Chequeado (varias veces) de Argentina, Animal Político de México, ColombiaCheck de Colombia, Investigación y Ciencia de España, RTVE de España, AFP Factual (varias veces) de la cadena internacional AFP y la BBC de Inglaterra (por citar solo algunos).

El portal Maldita Ciencia también ha dedicado una serie de artículos a refutar la efectividad del remedio como forma de combatir la COVID-19:

Maldita.es es uno de los proyectos más destacados en su rubro, firmante del Código de Principios del International Fact-checking Network desde el año 2018, ganador del premio periodístico del Foro Premios Afectivo Efectivo por su lucha contra la desinformación sobre coronavirus y de la beca de FECYT para la investigación en el ámbito digital. Su directora, Clara Jiménez Cruz, fue preseleccionada junto a 14 periodistas de 13  países del mundo para recibir el premio One Young a la periodista joven del año.

Lo que dicen las autoridades de Salud en Costa Rica

A pesar de las numerosas publicaciones citadas, como se indicó, un grupo de costarricenses sostienen que el clorito de sodio es la respuesta a la crisis de la pandemia, por lo que las autoridades han tenido que re-abordar el tema reiteradamente en jornadas recientes.

En conferencia de prensa del pasado 12 de julio, el Dr. Mario Ruíz hizo referencia a las curas “alternativas” que hoy se venden en el mercado: 

"Conversando con la doctora María Luisa Avila, me hacía la observación de cómo personas inescrupulosas están aprovechando la situación para comercializar medicamentos con la excusas de que son para el COVID cuando son tratamientos que no están autorizados por el Ministerio de Salud y que más bien podrían poner en peligro la vida de las personas. Aquí tenemos que ser muy claros, el tomar desinfectantes no cura el COVID. El tomar Lysol no cura el COVID".

Además agregó y señaló:

"Así que por favor, no hagan caso a charlatanes que andan por ahí ofreciendo pomadas milagrosas que lo que podrían hacer es poner en riesgo la vida de las personas".

El Colegio de Químicos de Costa Rica también emitió un comunicado este martes 14 de junio sobre el clorito de sodio:

Imagen tomada del Facebook del Colegio de Químicos de Costa Rica.

Del mismo modo, el Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica se sumó este 15 de julio al llamado a no consumir el producto, pues “los efectos son adversos para la salud de las personas”.

Exministra de Salud señala el camino para demostrar supuesta eficacia

Sobre el tema, la ex ministra de Salud y actual jefa del Servicio de Infectología del HNN, María Luisa Avila Agüero, escribió en su cuenta de Twitter que “los remedios que lo curan todo no existen” y que se debe denunciar a los promotores de estas iniciativas.

En su Facebook, compartió el artículo de El Espectador titulado Una “iglesia”, charlatanes y varias víctimas: la historia detrás del dióxido de cloro y se refirió al clorito de sodio, explicando cuál es el camino determinado para probar la eficacia de esta o cualquier otra sustancia que se pretenda utilizar de forma medicinal:

Si los promotores de estos remedios quisieran generar evidencia pueden hacerlo sometiendo un protocolo de investigación a cualquier Comité Etico Científico independiente, hay muchos acreditados por la Ley de Investigación Biomédica, los hay privados, públicos y en Universidades y centros de investigación. Por supuesto tiene requisitos, entre ellos que el profesional que funja como investigador principal debe tener los atestados para serlo y estar inscrito como tal ante el CONIS (consejo nacional de investigación en salud), y los participantes firmar un consentimiento informado donde se les explica los pro y contras del producto en estudio. Además se debe contar con un seguro médico para atender los eventuales eventos adversos que se puedan presentar. La Ley contempla que si el investigador incumple con principios bioéticos puede terminar en la cárcel. Como ven, es más fácil promocionar de manera irresponsable en programas radiales estos remedios, sin asumir ninguna responsabilidad por su uso”.

Lo que dice la ley

El artículo 250 de la Ley General de Salud determina que "las personas naturales o jurídicas que hagan difusión o propaganda sobre tópicos referentes a la salud de las personas o que puedan influir en ésta o afectarla, deberán someter el contenido del texto a consideración del Ministerio para su autorización, previa a la difusión".

Por su parte, el artículo 260 establece :

“Queda prohibida toda propaganda o publicidad engañosa o ambigua que pueda ser perjudicial para la salud de las personas, o que pueda inducir a error al público en asuntos relativos a su conservación o recuperación”.

Adicionalmente, desde la oficina de comunicación del Ministerio de Salud enfatizan que, los productos que se sospeche que no cumplen con el registro sanitario o a las personas o páginas de las redes sociales que los ofrezcan, deben denunciarse al correo [email protected].

Los orígenes de la “Solución Mineral Milagrosa”, Andreas Kalcker y Ecuador

En el ya mencionado artículo de NBC NEWS, se explica que para hablar de los orígenes de la "cura" hay que ir dos décadas atrás y ubicar a Jim Humble, un excienciólogo y buscador de oro. Según la información publicada por NBC NEWS, Humble afirmó que había usado el compuesto químico para curar un caso de malaria mientras estaba en una expedición sudamericana.

Funcionó tan bien, dijo Humble, que se nombró a sí mismo el arzobispo de una nueva religión dedicada al dióxido de cloro, al que calificó como la Solución Mineral Milagrosa o MMS.

En la actualidad uno de sus exponentes más citados a nivel mundial es Andreas Kalcker, quien se presenta como “científico, investigador y escritor” que “trabaja como director en un laboratorio de investigación”. Además, asegura ser “licenciado en Economía, Máster en Biofísica y doctor en Biofísica en medicina alternativa”.

Actualmente es la figura más mediática del movimiento y promueve el dióxido de cloro como un tratamiento contra el coronavirus SARS-CoV-2, pues asegura que “quema” el virus. Precisamente este 9 de julio Kalcker participó (desde Suiza) en la sesión de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional de Ecuador (se le puede escuchar a partir de 26:30) con el objetivo de proponer al Ministerio de Salud Pública (MSP) el consumo de la MMS como alternativa para tratar la COVID-19.

Según reportó Ecuadorchequea.com a lo largo de 4 horas se presentaron no solo Kalcker, sino también distintos representantes de la Asociación de Expertos en Medicina Integrativa (AEMEMI), un grupo de médicos especializados en: Homeopatía, Acupuntura, Flores de Bach, Sinergética, Sanación Pránica, Reiki, Biomagnetismo, Ayurveda, Terapia Neural... etc.

Citamos a Ecuadorchequea:

Durante su intervención, Kalcker aseguró que tiene evidencia de que 6000 pacientes se han curado de COVID-19 sin efectos secundarios a base de dióxido de cloro. Sin embargo, parte de los estudios que menciona es uno desarrollado por la misma AEMEMI, el cual carecía de una metodología adecuada para demostrar efectividad real del CDS”.

Ese ensayo en efecto ha sido aludido por los defensores de la MMS en Costa Rica pues aseguran comprueba la eficacia de la sustancia. Sin embargo, la comunidad científica internacional no le ha dado validez pues ha determinado que está plagado de múltiples limitaciones.

La Sociedad Española de Microbiología indicó que en el ensayo no existe una comparación con otro tratamiento o con un grupo de control no tratado que permita sacar la conclusión de que se recuperan mejor los expuestos a la MMS. Además, indica que el ensayo simplemente registra la evolución de una serie de pacientes y contactos escogidos de forma “un tanto arbitraria”. “Todos ellos han sido ‘tratados’ con la droga milagrosa y el estudio se limita a describir los síntomas”.

De nuevo, citamos a Ecuadorchequea:

Sumado a esto, se señala una ausencia de datos y la bibliografía no está justificada. En otras palabras, el estudio realizado en un reducido grupo fue practicado a personas que no fueron diagnosticados de COVID-19, no existía un grupo de control, y no hay pruebas para confirmar que están curados”.

La Sociedad Española de Microbiología no ha escondido su frustración al catalogar al MMS como “una majadería de categoría superior”, indicando que “El CDS no es un antiviral, es un desinfectante y mata con la misma eficiencia a nuestra células que al virus”.

Kalcker por su lado, también aseguró en su ponencia para la asamblea ecuatoriana que el coronavirus fue creado en Wuhan con el apoyo de la Agencia de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) y con el financiamiento del Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) en Estados Unidos desde 1984, argumentación que remite a la narrativa de Plandemic, “documental” al que ya aludimos previamente en este medio.

Como es sabido, desde febrero la revista The Lancet publicó un artículo en cual 27 científicos de distintos países criticaron y desacreditaron las teorías de conspiración en torno a que el coronavirus tiene su origen no en animales, sino en un laboratorio chino.

Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías de conspiración que sugieren que COVID-19 no tiene un origen natural”.

Sustentaron sus afirmaciones en estudios de científicos de varios países que analizaron la composición genética del virus y que “concluyen abrumadoramente que este coronavirus se originó en la vida silvestre, al igual que muchos otros patógenos emergentes”. “Las teorías de la conspiración no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global en la lucha contra este virus”, dijeron.

Al igual que en Bolivia, en Ecuador las autoridades de Salud han tratado de advertir del riesgo de consumir la sustancia. Por ejemplo, La Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas expresó “su preocupación sobre la posibilidad de usar dióxido de cloro como medicina. La comunidad advierte que el producto no es apto para el consumo humano y reflexiona sobre la cuestionable apertura que los legisladores le dan a prácticas pseudocientíficas”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad”. Varias farmacéuticas se encuentran trabajando en ensayos para poder dar con un vacuna que frene la pandemia.