El grupo Rogers y los investigadores de Shirley Ryan AbilityLab (con sede en Chicago, Illinois) crearon un nuevo dispositivo portátil y un conjunto de algoritmos de datos diseñados específicamente para detectar signos y síntomas tempranos asociados con COVID-19.

El dispositivo inalámbrico tiene el tamaño de una estampilla postal y una textura flexible, además de colocarse en la base de la garganta, ya que es un lugar ideal para controlar la salud respiratoria del paciente.

El pionero de la bioelectrónica en Estados Unidos, John A. Rogers, comentó:

El dispositivo mide vibraciones muy pequeñas en la piel y tiene un sensor de temperatura incorporado para la fiebre. (...) Cuando tose y respira, cuenta la tos, controla la intensidad de la tos y detecta la respiración dificultosa. La ubicación en la garganta también está lo suficientemente cerca de la arteria carótida como para poder medir las firmas mecánicas del flujo sanguíneo, monitoreando la frecuencia cardíaca”.

Rogers es profesor de Ciencia de Materiales e Ingeniería Biomédica de Louis Simpson, profesor de cirugía neurológica en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern y director del Instituto de Bioelectrónica Querrey Simpson (QSIB).

Aunque resulta tentador confiar en un rastreador de actividad física para detectar los primeros signos de la COVID-19, los investigadores de la Universidad de Northwestern advierten que los dispositivos portátiles de los consumidores no son lo suficientemente sofisticados como para controlar la complicada enfermedad.

Según el Journal of the American Medical Association, los tres síntomas tempranos más importantes para COVID-19 son fiebre, dificultad para respirar y tos. (...) Un dispositivo portátil convencional, como un rastreador de ejercicios, se sienta en la muñeca o el dedo, no en la ubicación anatómica más relevante para COVID-19”.

Según Shuai Xu (uno de los investigadores que trabaja con John A. Rogers), el objetivo de este dispositivo es identificar la infección de COVID-19 antes en los pacientes. 

Recientemente el laboratorio Shirley Ryan AbilityLab añadió un oxímetro de pulso portátil y flexible para emparejar con el dispositivo en "forma de etiqueta". Este añadido permitirá a los médicos controlar continuamente la hipoxia silenciosa, una característica a menudo asintomática marcada por niveles alarmantemente bajos de oxígeno en la sangre.

A partir de pruebas en 52 médicos, enfermeras, especialistas en rehabilitación y pacientes positivos para COVID-19, el laboratorio ya ha recopilado 3.000 horas de datos, que continuarán fortaleciendo los algoritmos.

La misión es que los algoritmos de aprendizaje automático se vuelvan lo suficientemente inteligentes como para distinguir entre una tos tipo COVID y toses más benignas de alergias, resfriados o sequedad.

Arun Jayaraman, investigador científico asistente de Shirley Ryan AbilityLab, indicó:

Ya estamos viendo claras diferencias en los signos vitales recopilados por el sensor entre pacientes con COVID-19 y controles sanos. (..) Estamos trabajando juntos para desarrollar algoritmos predictivos para detectar la enfermedad antes"

El pequeño dispositivo tiene la particularidad de transmitir todos los datos de forma inalámbrica a una nube protegida, donde los algoritmos automatizados producen resúmenes gráficos diseñados para facilitar el monitoreo remoto rápido por parte de los doctores. El dispositivo se puede utilizar como método de prevención y para monitorear a los pacientes que se han dado de alta.

Para acelerar la fabricación y la implementación del dispositivo, los investigadores Rogers y Xu crearon una empresa de tecnología llamada Sonica Health. Con esta compañía pretenden pasar todas las pruebas médicas correspondientes y lanzarlo al mercado mundial, próximamente.