Por José Daniel Mora Solano – Estudiante del TCU de ULACIT
Siendo la desinformación sobre diversidad sexual y la lucha por la normalización de estos temas controversiales en nuestro país, las instituciones educativas en Costa Rica han adquirido la responsabilidad ética de concientizar a la población y promover el progreso hacia una sociedad más justa. Por consiguiente, la ULACIT debe mantener su posición como parte de la vanguardia en la defensa de los derechos de minorías y el enriquecimiento de la cultura tanto juvenil como profesional en Costa Rica.
Conceptos importantes y situación actual
La diversidad sexual es una realidad sobre la experiencia humana que, en Costa Rica, así como en numerosas partes del mundo, ha generado un fuerte contraste entre clases sociales, grupos ideológicos y movimientos políticos. Mientras que el país ha tenido que enfrentar mucha de la falta de educación sexual y concientización sobre temas sociales característica de Latinoamérica, también es cierto que actualmente la normalización de los derechos de las minorías sexuales posiciona al país entre los más progresistas de la región.
LGBTIQ+ es la sigla que identifica la diversidad en el carácter sexual por medio de categorías como lo son personas de orientación heterosexual, bisexual, homosexual, etc., así como las identidades transgéneros y más. Sus orígenes se pueden rastrear hasta los años noventa, fue desde su comienzo parte del lenguaje en diversos grupos de protesta y representación en pro de la salud y dignidad para las minorías sexuales, usualmente con el objetivo de reforma política y educativa en favor de los derechos de personas cuya identidad de género o prácticas relacionadas difieren de la norma societal.
Dado el rol de la juventud como adoptantes tempranos de nuevas tendencias culturales y avances en la educación, así como de tecnologías y medios de comunicación que dominan cada vez más el discurso público sobre temas de contingencia, no es inusual que estudiantes universitarios costarricenses e instituciones educativas del país lideren manifestaciones y movimientos culturales relacionados con los derechos de personas LGBTIQ+. Para más de la mitad de los consultados, las parejas homosexuales deberían tener los mismos derechos que las heterosexuales. Esto opina el 55% de quienes respondieron a la última encuesta. Este porcentaje sube al 60% entre quienes tienen de 18 a 39 años. Por otro lado, el 41% de los entrevistados se manifestó abiertamente en contra (Avalos y Pardo, 2012).
Iniciativas de iniciativas de la Universidad
“¿Gay, bisexual o transgénero? ¡En ULACIT, eso no hace la diferencia!” Así se titula un artículo publicado en septiembre del 2013 para ULACIT Reporter, una publicación en línea de noticias sobre la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología. Esta forma parte de una extensa presencia en redes sociales y la web que es utilizada para promover asociaciones y eventos en favor del respeto, tolerancia y educación sexual. Fue a partir del 17 de mayo del 2012 que la universidad adoptó políticas de inclusividad y anunció su apoyo abierto a grupos LGBTIQ. De esta forma, se posicionó oficialmente en la defensa del derecho a expresar diversas preferencias sexuales sin miedo al acoso o discriminación. Hoy, estas políticas de inclusividad son parte de la documentación oficial que prepara a cada estudiante para realizar sus estudios en la institución privada.
Más adelante, la universidad se convertiría en anfitriona de eventos como la Cuarta Convención Internacional de Familias por la Diversidad Sexual, que tuvo lugar por primera vez en un país centroamericano el 26 de junio del 2016. La rectora Silvia Castro, habiendo invitado a dieciséis expertos internacionales, entre los cuales se encontraban educadores, sociólogos, sexólogos, activistas y figuras públicas, declaró a la ULACIT como un espacio libre de discriminación, en el que se trabaja activamente para construir una comunidad de respeto.
Adicionalmente, la universidad posee baños género neutro, proyectos de voluntariado y ha participado en la Marcha de la Diversidad por varios años de manera consecutiva. Además, se incentiva la creación de grupos de apoyo y la elaboración de distintas actividades a través del denominado Club de Diversidad. Recientemente, en junio del 2019, la universidad anunció actividades junto al grupo “Del Closet A La Cancha” para unir actividades deportivas con activismo LGBTIQ+.
Conversatorios y charlas son también prácticas comunes que se integran en la vida estudiantil de la universidad. Estas funcionan como espacios para el desarrollo integral del estudiante por medio de actividades interactivas dirigidas a la actualización profesional, salud integral y sensibilización cultural. Un ejemplo de esto es el “Conversatorio Salud Mental y Derechos de Personas LGBTIQ+”, una actividad realizada en el auditorio de la universidad y para la cual fue invitado, entre otras personas de interés, el periodista y activista Jess Márquez, un hombre transgénero que fue rechazado por su madre y que sufrió de mucha discriminación luego de identificarse como hombre en su natal Venezuela, pero que luego haría historia el 29 de abril del 2019 al recibir su cédula de residencia en Costa Rica con su género autopercibido. Ese fue el primer trámite de su tipo en el país.
Conclusión y opinión
Mientras que las complejidades biológicas, filosóficas, políticas y sociales relacionadas con la sexualidad del ser humano y su rol en nuestra sociedad pueden ser material para perpetuo debate e investigación, la realidad innegable sobre la lucha por los derechos de las minorías sexuales es que se puede demostrar una tendencia histórica en la cultura y política de la sociedad moderna hacia la sensibilización moral o ética de las poblaciones, el igualitarismo y la lucha por justicia social. En el ambiente universitario costarricense, esta tendencia es más que evidente y demuestra que, lejos de causar confusión o disfunción social, estas ideas progresistas producen una cultura de apoyo y respeto mutuo que contribuye en gran medida al desarrollo personal y profesional de las nuevas generaciones de ciudadanos.