Proyecto de restauración marca un antes y un después en la restauración de manglares en Costa Rica.

En una zona en la que en 2019 era como estar en un desierto de sal, hoy, tras mucho trabajo de restauración, un manglar vuelve a la vida en Guanacaste.

El sitio, ubicado específicamente en la Bahía Tomás en Cuajiniquil de La Cruz, a unos 50 minutos del centro de Liberia, fue una salinera (un sitio del que se extrae sal) durante 40 años y después fue abandonado a finales de la década de 1970. Desde entonces permaneció en ese estado hasta que fue intervenido.

El manglar de Bahía Tomás lucía totalmente blanco, con varias capaz de sal antes de ser restaurado. Fotografía: Archivo Área de Conservación Guanacaste.

Este manglar, de 10 hectáreas, fue elegido en el "Proyecto Manglares Costa Rica - Benín" que se desarrolló del 2017 al 2021 con financiamiento del Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial. La iniciativa contó con la coordinación institucional a cargo del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).

María Marta Chavarría Díaz es bióloga del Área de Conservación Guanacaste (ACG) y describe el caso como una luz de esperanza en medio de tantas noticias climáticas negativas.

Yo siempre cuento que jugábamos (en 2019) a traer abrigos y tomarnos fotos para decir que estábamos en Canadá o en el  Polo Norte, porque todo era blanco blanco como si fuera nieve. En este ambiente extremadamente hipersalino no crecía nada”.

Chavarría Díaz destacó a este medio de comunicación que los buenos resultados se deben, en gran parte, a que contaron con el apoyo técnico y científico del Instituto de Ecología, Pesquería y Oceanografía del Golfo de México (EPOMEX) de la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), institución que desarrolló el modelo técnico de restauración aplicado en las zonas de impacto del proyecto y que fue dirigido por la doctora mexicana Claudia Agraz. 

Para la elección de este manglar, una de las condiciones fue que se involucrara a la comunidad en los trabajos. De esta manera se hizo el contacto con la Cooperativa de Mujeres de Cuajiniquil, quienes aceptaron y contribuyeron a la restauración. 

Hombres y mujeres de la zona fueron contratados por las instituciones para, "a pura pala", sacar el barro y crear canales de cerca de 2 kilómetros que permiten el flujo rápido del agua en el manglar durante las mareas. Además de trabajar en la siembra de las matas de mangle de forma estratégica, entre otras tareas.

Hombres y mujeres de Cuajiniquil trabajaron en la creación de los canales que ayudaron a la restauración del manglar. Fotografía: Facebook Manglares Costa Rica-Benín.

Este fue el modelo de restauración hidrológico elegido luego de que se realizó una evaluación en el sitio. Las mujeres de la cooperativa influenciaron a sus contactos para que se anotaran en la tarea.

No sé en qué términos se los dijeron a sus maridos, novios, esposos, hermanos, sobrinos, primos, etcétera, pero nosotros llegamos a tener 98 hombres trabajando. Todo el barro lo sacaron a pura pala. Un trabajo increíble y si ellos no hubieran ido ¿de dónde vamos a sacar nosotros trabajadores para que hicieran eso?".

Estela Alemán Lobo es la presidenta de cooperativa y resaltó que para las personas de Cuajiniquil significó una gran noticia que se eligiera el manglar en el programa. Además, resaltó el aporte de todas las personas de una u otra manera se involucraron.

Eso vino a dar una gran apoyo a la restauración de parte de la comunidad porque gente que no conocían la importancia de los manglares, se dieron cuenta porque se estaba haciendo y porque era tan importante restaurar".

Marleen Acuña Chaves es una vecina del sector y una de las ayudantes de campo de Chavarría Díaz, ella atiende tareas como llevar el monitoreo de la evolución de las plantas, la salinidad, la temperatura y más labores.

Ella se siente identificada con la restauración y en su casa, con sus hijos, y en la comunidad aprovecha espacios para pasar el mensaje sobre la importancia de los manglares, el peligro de los incendios en la zona y de la contaminación.

María Marta Chavarría (de verde) y Marleen Acuña (de blanco) explicaron en el sitio cómo ha sido el proceso de restauración y los cambios en el área. Fotografía: Área de Conservación Guanacaste.

Chavarría Díaz contó que la zona era una Hacienda de la familia nicaragüense Somoza DeBayle quienes ocuparon el poder en el país fronterizo. Posteriormente el Estado costarricense llevó a acabo la expropiación en el 1970. La mitad del área se hace parcela para las personas y la otra mitad es lo que hoy se conoce como el sector murciélago del Parque Nacional Santa Rosa.

Hoy el manglar es un sitio muy distinto. En Cuajiniquil una de las principales económicas es la pesca. Un manglar sano también es sinónimo de más presencia de peces. Los manglares, entre sus beneficios, son sitios de reproducción de peces comerciales como el bagre y la corvina, son capaces de capturar hasta cuatro veces más carbono que los bosques lluviosos y son barreras protectoras contra la erosión costera y los huracanes.

Chavarría Díaz contó una anécdota sobre un día que estaban trabajan en el sitio cuando un señor se acercó y le dijo que como pescador tenía la necesidad de ver lo sucedía porque "tengo más peces allá al frente, donde yo pesco". 

Ya me lo había dicho otro señor que también pesca cerca de la entrada de la bahía Thomas y entonces es muy bonito entender que algo así puede estar pasando".

Y continuó:

Este es un pedacito pequeño pero al ser un manglar tan cerca y un pueblo pesquero, lo hace muy importante precisamente por todo el aporte que da las pesquerías y entonces el tener esas áreas de recuperación es importante, no solo por otros servicios ecosistémicos".

Además, otra buena señal de un manglar sano es que han vuelto a aparecer especies de flora y fauna como camarones, cangrejos y aves. También han encontrado huellas de danta, de jaguar, puma y rastros de cocodrilos. 

Todo eso hace que haya encadenamiento de biodiversidad y de riqueza. Que aquello que estaba en muy mala condición, haya cambiado rotundamente y tenemos todas esas pruebas de que están ahí dando vida y también dando sostenibilidad a la pesca del mismo pueblo".

La trabajadora de la ACG reforzó estos resultado son un "hálito de esperanza" que necesitan las personas y en especial las que trabajan en temas ambientales y que están alerta a los cambios negativos en el clima que constantemente se presentan.

María Marta Chavarría compartió su esperanza e ilusión de ver los cambios en el manglar. Fotografía: Alonso Martínez.

Por ejemplo, recientemente se dio a conocer que más de la mitad de ecosistemas en los manglares del mundo corren riesgo de colapso, incluidos los de Costa Rica. Esto se alertó en una primera evaluación global de la llamada Lista Roja de Ecosistemas (LRE) a cargo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Para mí es muy importante esa esperanza, pero es algo que no es por casualidad también,
es porque está basado en ciencia que es lo que cuesta ver. A veces la gente se va a puro corazón, reforestan el manglar y se van, siembre en todo lado, siembra con aquella emoción y reforestan todo el manglar, vive un año con El Niño y todo se les muere".

El éxito del manglar en Bahía Tomás no es casualidad. Un trabajo bien pensado respalda su éxito. "Para mí el examen de graduación de este manglar es aguantar un año de El Niño y realmente sobrevivir... lo logró", aportó Chavarría Díaz.

La encargada de proyectos para la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) en Costa Rica, Eva Sahores, comentó que para el Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial es muy importante apoyar a este tipo de iniciativas en la lucha contra el cambio climático. Subrayó que los ecosistemas de manglar son sumamente importantes para almacenar carbono y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además destacó el aporte a la resiliencia ante el cambio climático de las comunidades costeras y la biodiversidad que se encuentran en los manglares.

Francia en algunos de sus territorios de ultramar también tienen manglares, entonces, tanto en nuestros propios territorios como en otros territorios donde hay manglar hacemos esfuerzos para proteger esos ecosistemas y restaurar todos los que se puedan para contribuir a esa a esa lucha que tenemos contra el cambio climático".

Posterior a que el dinero correspondiente al programa del Fondo Francés para el Medio Ambiente Mundial se acabó, una alianza entre Davivienda Costa Rica y la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) logró otorgar fondos para trabajar hasta el final de este año en el sitio.

Con esto la Cooperativa de Mujeres de Cuajiniquil pudo estrenar un food truck que ayuda a dinamizar la economía local y ofrece su propuesta gastronómica. Por cada póliza vendida de Davivienda se aportan fondos para cubrir los costos de las actividades de rehabilitación de este manglar.

"Yo considero también que ha sido suficiente. Ya ese manglar puede seguir solito", finalizó Chavarría Díaz. El trabajo hecho ha dado la posibilidad de recabar muchos datos y hacer publicaciones científicas que ayudarán a trabajar en manglares similares y enfrentar condiciones climáticas como sequías o grandes tormentas.

El manglar de Bahía Tomás desde las alturas en mayo de 2024 luego de haber vivido el proceso de restauración. Fotografía: Área de Conservación Guanacaste.

Un proyecto que marca un antes y un después

Según el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) Costa Rica tenía una cobertura de manglar de 52.802 hectáreas (alrededor de 1% del territorio nacional) al año 2021. El 99,85% se encuentra distribuido en la costa pacífica, incluyendo la isla del Coco, y solamente el 0,15% en la vertiente del Caribe (sectores de Gandoca y Moín).

Ante el riesgo que vive estos importantes ecosistemas, su conservación y restauración, un proyecto como el llevado a cabo en Guanacaste allana el camino a seguir, aseguró a Delfino.cr la coordinadora del Programa Nacional de Humedales del Sinac, Jacklyn Rivera Wong. 

Jacklyn Rivera Wong fue enfática que este proyecto marca un antes y un después en la restauración de manglares en el país. Fotografía: Área de Conservación Guanacaste.

Hace seis o siete años, todas las iniciativas para reforestar manglar eran eso, se centraban en técnicas de reforestación forestal, donde básicamente era hacer viveraje, comentó. Es decir, las acciones eran dirigidas a plantar una cantidad de plántulas de mangle por hectárea. 

Muchos, podríamos decir que el 100% de esos proyectos no llegaron a buen puerto. No hay una restauración en sí del ecosistema de manglar".

El proyecto Manglares Costa Rica-Benín, facilitó implementar pilotajes, técnicas o metodologías que nunca se había aplicado en el país.

La experta dice que ahora han identificado al ecosistema de manglar como algo diferente de una plantación, dónde no sólo el material vegetal, que serían las plántulas de mangle o los propágulos, son importantes.

También son importantes las características del suelo, que es un suelo con condiciones específicas para que el manglar crezca, las condiciones hídricas que es toda la conectividad de esa relación entre agua dulce y agua salada intermareal que tiene que tener el manglar, y el tercero, es la calidad del material genético de las especies".

Hay manglares que tienen una sola especie, que están dominados, por ejemplo, por Rhizophora mangle. Otros que tienen dos o tres especies o en diferentes fragmentos o áreas del manglar están dominadas por específicamente alguna especie. Toda esa ciencia es la que se ha generado a través de este proyecto.

El antes era apliquemos reforestación y ahora el después es: hagamos un diagnóstico técnico con ciertos parámetros científicos, propongamos un protocolo de restauración vinculado a esos resultados del diagnóstico y el tercer paso es monitorear para efectivamente verificar que la aplicación del protocolo es el correcto".

Rivera Wong dice que si se tiene algún problema con algún indicador o alguna metodología, el mismo proceso permite ir mejorándolo, para afinar y alcanzar los resultados deseados.

Hay algunos manglares que están presionados por altas salinidad, otros por alta sedimentación, otros porque el flujo de la marea no le llega, por lo que ahora tienen una mejor guía.

El programa y la conexión con las instituciones de México, que es un país con amplia cantidad de manglar en su territorio, ayudó a Costa Rica a identificar vacíos y apoyarse en otras realidades en las cuales los estudios de estos ecosistemas ya tienen mucho más camino recorrido.

El manglar de unas diez hectáreas se ubica en la Bahía Tomás en Cuajiniquil de La Cruz. Fotografía: Área de Conservación Guanacaste.