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Hábito de chuparse el dedo puede llegar a tener consecuencias en la salud bucodental en la niñez.

En la infancia es común que los niños y niñas desarrollen una serie de hábitos como chuparse el dedo, este comportamiento puede ser reconfortante para el menor, pero es importante entender las implicaciones que tiene para la salud bucal a largo plazo.

Según la odontopediatra, Melissa Rojas, indica que el chuparse el dedo es una respuesta natural que tienen muchos menores y les brinda consuelo y les ayuda a relajarse en momentos de estrés o ansiedad. Sin embargo, este hábito puede tener consecuencia negativas en la salud dental prolongada en el tiempo:

A menudo, este comportamiento se pasa por alto, pero la realidad es que puede tener impactos significativos en la salud oral y el desarrollo del habla de los niños.”

Algunas de las consecuencias que se genera en los infantes por el hábito de chuparse el dedo, es que no vocalizan correctamente y puede conducir al desarrollo de dislalias, dificultando la pronunciación y la articulación de los sonidos.

Además, puede provocar problemas en el desarrollo de la dentición y el paladar, así como causar malposiciones dentales, como maloclusiones o apiñamientos, y cambios en la forma del paladar que pueden afectar la respiración y la deglución.

Cómo corregir este hábito

La doctora Rojas señaló que es importante abordar este hábito de manera temprana para prevenir las complicaciones que a futuro se puedan dar, por eso, hay algunas estrategias que pueden ayudar a dejar de chuparse el dedo como el elogio y la recompensa por no hacerlo, el uso de dispositivos orales para desalentar el hábito y abordar las causas de estrés o ansiedad que puedan estar provocando este comportamiento.

Para garantizar la corrección de esta clase de hábito, la ortodoncia interceptiva o funcional es una solución efectiva, ya que se encuentra diseñada para corregir hábitos que interfieren en el crecimiento facial y maxilar, por lo que esta forma de tratamiento estimula el desarrollo adecuado de la mandíbula y los huesos maxilares.

Algunos de los beneficios de la ortodoncia interceptiva son:

  • Corrección de hábitos anómalos que afectan el habla y el desarrollo facial.
  • Prevención de futuras complicaciones ortodóncicas.
  • Establecimiento de un adecuado equilibrio facial y muscular.
  • Detección y prevención de anomalías dentales.
  • Fomento de la salud bucal.

La ortodoncia interceptiva inicia según cada caso ya sea desde los 5 años e incluso hay maloclusiones que se inician el tratamiento hasta los 9-10 años. Va a depender del diagnóstico del paciente y la severidad de la maloclusión. La doctora Rojas añadió:

Corregir estos hábitos en una etapa temprana no solo mejora la calidad de vida de los niños, sino que también evita la necesidad de tratamientos más complejos en el futuro.”

Para contactar a la doctora Melissa Rojas puede localizarla en las redes sociales en Facebook e Instagram o al teléfono: 8341-1162.