Por Joaquín González Rodríguez - Estudiante de la Maestría en Gerencia de Proyectos
Recuerdo con nostalgia el primer televisor que tuvimos en la casa, funcionó perfectamente por más de 10 años; después se dañó, lo mandamos a reparar y funcionó otros 10 años más. Sabias eran las palabras del abuelo cuando recordaba: “Antes las cosas las fabricaban para que duraran toda la vida”. Definitivamente esto ya no es así, la calidad de los artículos como los electrodomésticos ha ido disminuyendo drásticamente, para dar paso a la disputa de los mercados de precios bajos y accesibles.
Actualmente, la vida útil de un artículo electrónico es de 3 a 5 años, y una vez que se daña, rara vez se repara; usualmente se desecha. Otro aspecto importante que influye en la realidad actual es la recesión económica causada por la pandemia mundial. La situación económica ha modificado los hábitos de compra de los consumidores. Por supuesto, siempre hay personas que anteponen los criterios de calidad en sus compras, pera estas son cada vez las menos y hoy las personas prefieren comprar con base en el precio antes de pensar en la calidad.
Es innegable, vivimos en la cultura del reemplazo, en donde los bienes son rápidamente sustituidos por nuevas versiones, con nueva tecnología o más prestaciones que los anteriores. La gente ya no está dispuesta a llevar un artículo a reparar, esperar unos días por la reparación y que le cobren una porción de lo que le podría costar el mismo artículo nuevo, por esto es muy común que las personas desechen sus artículos anteriores para sustituirlos por nuevos:
La velocidad de circulación y, por lo tanto la obsolescencia acelerada se combinan en una alegoría de juventud: en el mercado, las mercancías deben ser nuevas, deben tener el estilo de la moda, deben captar los cambios más insignificantes del aire de los tiempos (Granato, 2002, “3. Identidad y mercado”, párr. 3).
Esta es la situación del mercado de los teléfonos móviles. Cada marca se esfuerza por sacar de 1 a 3 modelos al año, respaldados por fuertes campañas de mercadeo que motivan al consumidor a cambiar su equipo. Lo mismo sucede con las consolas de videojuegos o los televisores. Para poder mantener esta dinámica, las industrias fabricantes en general han tenido que hacer importantes sacrificios en la calidad de los componentes e insumos, con el fin de mantener constantemente precios competitivos.
Otro aspecto por tomar en cuenta es el contexto de la economía mundial, el cual ha sido duramente vulnerado por la pandemia de la COVID-19. Muchos estudios demuestran que uno de los efectos de la crisis sanitaria en la economía es el cambio en los hábitos de compra de los consumidores. De acuerdo con Hamilton et al. (2019), millones de personas experimentan restricciones financieras crónicas o episódicas. Se deben considerar elementos como la escasez de recursos, la restricción de opciones, la comparación social y la incertidumbre ambiental para la toma de decisiones de consumo. Durante los tiempos de crisis e incertidumbre, la tendencia general es posponer las compras y el consumo de productos o servicios no esenciales buscando no hacer compras de alto precio. Actualmente, los consumidores están temerosos y tienden a proteger sus finanzas ante la amenaza de un futuro incierto. Esto hace que en su decisión de compra prevalezcan aquellas marcas de menor precio, aunque esto signifique sacrificar un poco la calidad.
Algunas marcas, por supuesto, apuestan a mantener sus estándares de calidad para garantizar su imagen en el mercado. Este es el caso de los productos Apple, que durante años han sido ejemplo de exclusividad a un costo elevado, pero siempre con la garantía de un alto nivel de calidad. La estrategia de la empresa de Steve Jobs es crear un sentimiento de estatus en sus clientes que los diferencie de los demás. Lamentablemente, y a pesar de su fama mundial, esta estrategia no le ha alcanzado al gigante de la manzana para ser el principal fabricante de teléfonos en el mundo. De acuerdo con un reciente estudio de la empresa Canalys (2020), Apple cayó al cuarto lugar en ventas de teléfonos inteligentes, con solo un 12,3 % del mercado. Como vemos, actualmente los usuarios de teléfonos están más preocupados por el precio que por la calidad.
Es claro que si a cualquiera de nosotros nos preguntan si preferimos un artículo de buena calidad, casi sin pensar todos contestaríamos que sí, pero lo cierto es que a la hora de tomar decisiones de compra, las personas ahora son menos impulsivas y más analíticas. A diferencia de antes, ya los artículos electrónicos no son fabricados para durar por siempre; ya no es del todo cierto que todo lo que es barato es malo, como tampoco es totalmente cierto que todo lo caro es mejor. Mi percepción es que las personas buscan un buen producto a un precio razonable. Independientemente de si usted está o no de acuerdo con esta percepción, lo invito a pensar mejor sus próximas compras de dispositivos, puede que se sorprenda con el resultado.
MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas. Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.
Referencias bibliográficas:
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Canalys (2020). Global smartphone market Q3 2020. https://www.canalys.com/newsroom/canalys-worldwide-smartphone-market-q3- 2020
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Granato, F.. (2002). La identidad y su relación con el consumismo. https://www.gestiopolis.com/la-identidad-y-su-relacion-con-el-consumismo/
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Hamilton, W., Mittal, C., Shah, A., Thompson, D.V., & Griskevicius, V. (2019). How financial constraints influence consumer behavior: An integrative framework. Journal of Consumer Psychology, 29(2), 285-305. https://doi.org/10.1002/jcpy.1074