Después de más de tres décadas de abandono por parte de la Municipalidad de San José, en las que no ha habido un rumbo claro de la ciudad que merecemos, es hora de hacer un cambio. Tenemos una ciudad que se asemeja a una dona, con crecimiento en la zona periférica al casco central, y un centro poco denso donde imperan los parqueos a cielo abierto, las paradas de autobús en vía pública ocupando casi un 90% del espacio vial, los edificios vacíos y deteriorados, los comercios informales, las cuarterías, y algunas dependencias gubernamentales que en su mayoría tienen sus inmuebles descuidados y en franco deterioro. A pesar de todo lo anterior, también sobreviven comercios tradicionales e instituciones educativas con movimiento moderado.
Por otro lado, el casco central de San José ostenta una de las mejores infraestructuras del país pues tiene cableado subterráneo, fibra óptica, abastecimiento de agua potable y sistema de alcantarillado sanitario, un sistema ordenado de calles y avenidas, un emplazamiento privilegiado entre los corredores verdes de los ríos Torres y María Aguilar, y un clima agradable con brisas permanentes que generan una temperatura agradable la mayor parte del tiempo.
Nuestra propuesta es crear desde la Municipalidad, en colaboración con entidades del gobierno, con el CFIA, con las universidades y con organizaciones no gubernamentales, una propuesta de ciudad del siglo XXI, con una visión de sostenibilidad, de habitabilidad y de crear sentido de comunidad, con espacios públicos estéticos y funcionales, y con una densidad adecuada para fomentar la demanda de comercios y servicios de calidad. De más está decir que esto mejoraría la recaudación de la Municipalidad por concepto de impuestos y patentes, lo que le permitiría brindar servicios de alta calidad a los habitantes del cantón.
Nada de lo anterior es posible, si continuamos con el modelo obsoleto de transporte público actual, que funciona en forma de asterisco trayendo al centro autobuses de todas partes del país y de la periferia josefina, creando un caos vial, un paisaje deteriorado y contaminado, filas de usuarios al aire libre y en aceras estrechas, sufriendo las inclemencias del clima, y altos índices de contaminación atmosférica pues los autobuses estacionados mantienen encendidos sus motores durante largos intervalos de tiempo. Las soluciones a este problema se han planteado desde hace décadas en el MOPT, pero los gobiernos de turno las han aplazado por falta de voluntad política y por presión de empresas autobuseras. Recientemente han circulado noticias de que finalmente se va a implementar la sectorización, que, de hacerse, reduciría hasta en un 80% la cantidad de autobuses que ingresan al casco central, generándose así espacio para mejorar la circulación de los que atraviesan la ciudad, y para implementar nuevas vías peatonales dentro del centro capitalino sin afectar la movilidad.
El transporte público es fundamental en cualquier ciudad, por lo que independientemente del modelo que se escoja (de acuerdo con estudios de demanda), se deberá crear una propuesta racional que permita a las personas movilizarse dentro de la ciudad, de una manera ordenada y sostenible, aunque con los nuevos espacios urbanos de calidad, caminar será la mejor opción pues permite la interacción personal, el disfrute de los espacios y la naturaleza en la ciudad, y genera una mayor afluencia de personas a los comercios urbanos.
Con el espacio vial recuperado y organizado de forma racional, se mejorará la circulación vehicular en general, y se dispondrá de espacio para ampliar aceras en vías secundarias, y para crear nuevas calles peatonales que sirvan para unir espacios urbanos significativos dentro de la ciudad. Ese modelo de ciudad es el que históricamente ha funcionado de manera óptima en todas partes del mundo, y al que aspiramos, pues es más sostenible que el modelo actual que requiere largos desplazamientos en automóvil, con todos los problemas que esto genera.
El sentido de todo lo anterior, es generar las mejores condiciones para que la vivienda sea nuevamente protagonista de la ciudad y que esta ofrezca condiciones atractivas para que la ciudadanía prefiera habitar en San José sin necesidad de desplazarse largas distancias para acceder a sus centros de trabajo. El nuevo modelo es eficiente, atractivo y reduce la huella de carbono de la ciudad, al reducir los desplazamientos de quienes prefieran vivir cerca de sus centros de trabajo. Además, en general se genera una mejor calidad de vida, pues se promueve la interacción social, que no se da dentro de los vehículos privados.
Dentro de nuestra visión, no es suficiente dotar a las personas de vivienda digna, pues muchas veces las soluciones disponibles requieren de largos desplazamientos, o se encuentran en zonas peligrosas por descuido de las autoridades, o por riesgos naturales. La ciudadanía merece un hábitat digno, que solucione su necesidad de vivienda pero que además aporte un entorno seguro, agradable y sostenible. Las ciudades de mayor densidad son también mas seguras porque en general el hampa se aprovecha de los lugares solitarios y oscuros para cometer sus fechorías. Una ciudad con espacios iluminados y frecuentados por muchas personas a todas horas del día y de la noche es mucho más segura.
Con mayor densidad de viviendas y todos los nuevos comercios y servicios requeridos por la nueva demanda, mejorará la recaudación municipal, lo que permitirá crear más y mejores espacios públicos y recreativos, y mejor infraestructura urbana en general.
El tema de la seguridad ciudadana es también prioridad en nuestra propuesta, y al igual que los anteriores debe abordarse de forma integral. No es un tema que atañe únicamente al gobierno local, sino que es un tema de abordaje nacional, sin embargo, con la debida coordinación con autoridades nacionales, hay muchas estrategias que deberán implementarse a nivel municipal. Está más que comprobado a nivel mundial, que las ciudades más seguras son aquellas en las que los ciudadanos viven, trabajan, se recrean y circulan en los centros de las ciudades. En este momento San José es una ciudad muerta a partir de las 8 pm, con muy pocos lugares que mantienen actividad después de esa hora. Con un centro urbano recuperado para la vivienda, la ciudadanía circulando en una franja horaria mucho mayor generará por sí misma una mayor seguridad. Obviamente habrá que mejorar la iluminación de calles y espacios públicos en general. Todo lo anterior requiere de una estrecha coordinación entre Fuerza Pública y Policía Municipal, con una definición clara de responsabilidades y competencias, de manera que se eliminen duplicidades y se pueda gestionar seguridad de zonas periféricas al centro capitalino, que actualmente están fuera del rango de acción de la Policía Municipal.
Costa Rica es referente mundial en conservación y sostenibilidad, sin embargo, nuestra capital no puede estar más alejada de los valores que promocionamos como país internacionalmente. La nueva San José del siglo XXI deberá ser una ciudad verde en el amplio sentido de la palabra, con arborización profusa en todas las calles capitalinas, con espacios públicos de calidad donde también predomine el verde, y con corredores biológicos atravesando la ciudad y conectando en todas direcciones los espacios verdes que la rodean.