Por Andrea Trejos Cubillo – Estudiante de la carrera de Psicología
¿Alguna vez te has puesto a pensar en cómo las fronteras políticas entre países pueden marcar tantas diferencias entre los seres humanos? Es interesante pensar que a pesar de que el ser humano comparte la Tierra, dependiendo de qué lado de la frontera se encuentre una persona, muchas cosas pueden cambiar, por ejemplo, la forma de interacción, los alimentos o la vestimenta; pero una de las características que más pueden identificar a una persona, desde una perspectiva sociocultural, es su idioma o su lenguaje. Es importante desarrollar este tema, ya que lo que expresa una persona puede entenderse de distintas maneras por terceros y, como seres humanos, es sustancial tener en cuenta que existen dichas diferencias para así entenderlas y desarrollar una comunicación más clara.
Definir el concepto de lenguaje ha sido complejo con el pasar de los años, ya que se ha ido moldeando con respecto a las diferentes teorías que existen sobre su adquisición y su desarrollo. Según Morris y Maisto (2009), el lenguaje es un sistema flexible de símbolos que nos permite comunicar nuestras ideas, pensamientos y sentimientos. Es semántico o con significado: podemos intercambiar información detallada acerca de todo tipo de objetos y acontecimientos, sentimientos e ideas. Se caracteriza por el desplazamiento, nos libera del aquí y ahora, de modo que podemos comunicar tiempo y espacio a gente que nunca estuvo en el lugar o tuvo la experiencia que describimos. Además, es productivo: podemos combinar sonidos para formar nuevas palabras, arreglar palabras en frases y organizar las frases en oraciones; las posibilidades son casi infinitas.
Hay que tener presente que el lenguaje se va a moldear dependiendo del área geográfica en la que se encuentre una persona, recordemos que existe variedad en el lenguaje, como idiomas y dialectos, y dentro de ellos acentos y vocabulario diferente. Por otro lado, existe una relación entre el lenguaje y el comportamiento. Según Taylor, existen 7 variables principales que pueden influir en la adquisición del lenguaje y los comportamientos de la persona: “(1) raza y etnia; (2) clase social, educación y ocupación; (3) región; (4) género; (5) situación o contexto; (6) asociación o identificación de grupo de pares; y (7) comunidad o cultura del primer idioma.” (Huilt, Howard, y Fahey, 2010, p. 333).
Con esto en mente, te invito a pensar en alguna situación en la que hayas tenido que compartir con personas extranjeras o con personas que viven lejos de donde viviste la mayor parte de tu vida. ¿Puedes recordar las diferencias entre tu comportamiento y el de esa persona ante una misma situación? ¿Recuerdas diferencias entre los acentos? ¿Utilizaron las mismas palabras para definir distintas cosas?
Cada país o región tiene sus diferencias culturales, lo que enriquece aún más nuestro mundo y la diversidad, y parte de esas diferencias las hace el lenguaje y la forma en la que este también se ve relacionado en el comportamiento de las personas. En realidad, el lenguaje es una parte vital para definir la diversidad que existe alrededor del mundo; cada idioma, cada acento, la forma en la que el lenguaje se procesa en el cerebro y lleva a alguien a actuar de cierta forma dependiendo de su contexto sociocultural marca una gran diferencia entre los seres humanos, pero estas diferencias no deben crear fronteras entre las personas, al contrario, las debe unir y enseñarles a convivir.
