Por Josette Valencia Vargas – Estudiante de la carrera de Psicología
¿Qué tendrá la motivación que tanto nos ocupa y preocupa? No hay duda de que la motivación es uno de los factores más difíciles e importantes de la vida. Es la diferencia entre el éxito y el fracaso. La serotonina y dopamina son dos neurotransmisores conocidos principalmente por su función en el estado anímico y salud mental de los individuos. A la serotonina se le conoce como la hormona de la felicidad, pero su papel va más allá de eso. La serotonina es un acelerador natural del aprendizaje reduciendo los tiempos necesarios para este proceso. La dopamina, por otro lado, mantiene la motivación para buscar recompensas y experimentar la alegría de encontrar aquello que se busca, también cumple la función de aumentar la atención, memoria y creación de nuevas conexiones entre neuronas.
Los neurotransmisores constituyen el lenguaje del cerebro y permiten que las neuronas se comuniquen con otras células. Hay muchos tipos de neurotransmisores, algunos rigen el ritmo cardiaco y la presión arterial, otros, que hacen que usted se sienta motivado, estabilizan el estado de ánimo o le ayudan a conciliar el sueño.
La motivación, por su parte, es el concepto que encierra un conjunto de variables responsables del inicio de un comportamiento o acción, dirección de comportamiento y mantenimiento de este.
Existen 3 factores claves del proceso motivacional a nivel neuronal:
● Activación: Liberación del neurotransmisor de la dopamina
● Dirección: Liberación del neurotransmisor de la adrenalina
● Persistencia: Liberación del neurotransmisor de la serotonina
¿Por qué nos desmotivamos? Bueno, puede suceder por varias razones:
● No generamos dopamina porque no nos permitimos soñar, marcarnos metas ilusionantes y atractivas; no nos permitimos pensar en lo que verdaderamente queremos y nos importan; vivimos desde el “tengo que” y no desde el “quiero”. No experimentamos placer en esta fase.
● No generamos adrenalina porque, cuando logramos establecer metas que realmente son significativas y relevantes para nosotros, nos cuesta pasar a la acción debido a la intervención de resistencias inconscientes que no controlamos. O no hemos filtrado las metas por el ojo del neocórtex, lo que ocasiona que excedan de nuestras capacidades y no están bien definidas, y cuando pasamos a la acción esta no es acorde con ellas. Actuamos sin dirección, nuestros esfuerzos no logran los resultados esperados, nos distraemos, o nos bloqueamos al actuar. De nuevo hay una ausencia de placer en esta fase.
● No generamos serotonina porque no perseveramos en nuestras acciones para el logro de la meta, porque no hemos calculado bien el esfuerzo, no somos conscientes anticipadamente de los beneficios de su logro, no hemos generado la energía suficiente para mantenernos en el camino. Nos hemos privado del placer y la satisfacción.
Nuestra motivación, y nuestra felicidad, requiere saber mantener la sensación de placer y bienestar en cada una de las fases del proceso motivacional. Por ello, la motivación está de la mano con el trabajo de los neurotransmisores, necesitamos saber qué nos activa, qué despierta nuestra emoción, nuestro deseo, nuestra motivación, y generar los estados emocionales o motivacionales que nos facilitan pasar a la acción y ejecutar las acciones, al igual que mantener la energía necesaria para poder lograr el esfuerzo hacia la meta.