Hay una frase uruguaya de uso frecuente que me gusta mucho: “Vamo arriba”. Ha de ser de uso tan cotidiano como el “pura vida” nuestro. Me gusta el vamo arriba porque evoca ánimo, apoyo y respaldo. Además, parte de un plural inclusivo. Deja saber que estamos tratando de motivar y acompañar a la persona.

El pura vida, como marca país, es extraordinario. Pero como frase, es tan amplio que encierra casi cualquier significado, incluso el de reproche en el contexto apropiado. A veces lo reducimos a un gesto de cortesía básica, en otras ocasiones a un saludo y cada vez más es tan solo un ideal que se nos ha descompuesto un poco.

Pareciera que no nos estamos acompañando lo suficiente, que estamos cada vez más encerrados en el “yo”. Peor todavía: que no nos estamos dando cuenta. “El otro” está cada vez más lejos. Mecano decía que hay llamas que ni con el mar. Pues bien, hay puentes dinamitados que, una vez que volaron en pedazos, no hay cómo reconstruir. ¿Estamos reparando en ello?

Esta semana ...