Por María Vanessa Zamora GonzálezEstudiante de la carrera de Derecho

Ser migrante supone una desventaja neta y limitado acceso a salud, educación y otros servicios (UCR, 2017). Parte del discurso pronunciado por el Secretario General de las Naciones Unidas en el 2006 nos recuerda que la migración es “una valerosa expresión de la voluntad de una persona por superar la adversidad y vivir una vida mejor”. En este sentido, la persona migrante es un ser resiliente.

A pesar de que no existe una definición jurídicamente convenida, las Naciones Unidas definen la persona migrante como alguien que ha residido en un país extranjero durante más de un año independientemente de las causas de su traslado, voluntario o involuntario, o de los medios utilizados, legales u otro medio, ya sea económico, laboral, político, exilio, etc. Así, una de sus agencias, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) lo define como cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia independientemente de su situación jurídica, el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento, las causas del desplazamiento y la duración de su estancia (Morales, 2008). La globalización ha incrementado el número de personas con deseos y capacidad para trasladarse a otros lugares y nos ha enseñado que esta nueva era de movilidad laboral, climática, política, social y cultural ha creado para las sociedades tanto oportunidades como nuevas situaciones, y ha puesto de manifiesto también la estrecha vinculación que existe entre la migración internacional y el desarrollo socio económico de un país.

En este sentido, no podemos olvidar que con la migración viene también el duelo migratorio, ya que el migrante experimenta un doble duelo. Duelo por tener que salir de su país (país de origen) por cualquier razón, ya sea persecución política o religiosa, búsqueda de nuevas oportunidades laborales y de mejora de calidad de vida de sus familias; pero también genera un segundo duelo al ingresar al país de entrada (país destino), ya que la mayor parte de las veces sufren de discriminación, rechazo, agresiones y violencia. En términos sociales, psicológicos y familiares también genera otro tipo de secuelas, ya que la migración divide y separa familias, puede generar tensiones sociales, y otras veces hace que las personas sean explotadas o chantajeadas por delincuentes o terroristas para conseguir sus fines.

Si bien Costa Rica se caracteriza por contar con grandes flujos migratorios, los inmigrantes representan cerca del 9% de la población total (417.768 son inmigrantes) y una proporción aún mayor de la fuerza laboral, convirtiéndolo en el único país de inmigración neta en la región (OECD, 2017). Resulta interesante el hecho de que la inmigración femenina es superior a la masculina, con 215.834 mujeres, lo que supone el 51.66% del total de inmigrantes frente a los 201.934 de inmigrantes varones, que son el 48.33%. La inmigración es una característica importante en Costa Rica y se compone en un 90% de personas provenientes de Nicaragua, seguido de un 3% de Colombia, un 2% de Estados Unidos, 1% de El Salvador, y un 4% de otros varios países. (OECD, 2017).

Un estudio elaborado por el Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que en Costa Rica tener la condición de migrante supone una significativa desventaja de acceso al mercado laboral, a servicios de educación, a la protección social y salud y al uso de productos financieros (UCR, 2017). Se sabe que los inmigrantes no se benefician en la misma medida que la población autóctona de estos servicios, ya que los resultados muestran que por ejemplo los jóvenes inmigrantes tienen menos probabilidades de asistir a la escuela que sus pares autóctonos y tienen menos acceso a programas de transferencias en efectivo. Además, tienen menos posibilidades de recibir transferencias sociales del gobierno y menos oportunidades de visitar los sistemas de salud. (UCR, 2017).

En términos económicos y de desarrollo, cada vez hay más evidencias de las ventajas que la migración puede generar. Con un número de envíos que alcanzó una cifra estimada de $1.670 millones de dólares el año pasado, la cantidad total de efectivo que los migrantes del mundo en desarrollo envían a sus familias (remesas) es superior al total de la ayuda internacional. Asimismo, los migrantes también utilizan su experiencia y su formación para transferir tecnología, capital y conocimiento institucional, inspirar nuevas formas de pensamiento respecto de problemas sociales y políticos, y constituyen un vínculo humano dinámico entre culturas, economías y sociedades. (ONU, 2006).

Sin embargo, las interrelaciones entre las políticas sectoriales y las migraciones no son directas, ya que dependen fuertemente del contexto del país y de cómo aplica las políticas públicas. A través de diversas dimensiones (inmigración, emigración, remesas y migración de retorno), la migración tiene efectos e impactos positivos y negativos en sectores clave de la economía costarricense, como el mercado laboral, la agricultura, la educación, la inversión y las finanzas, la protección social y la salud. Del mismo modo, las políticas sectoriales tienen repercusiones indirectas sobre la migración y sus resultados sobre el desarrollo. No obstante, la falta de alineación y correspondencia en dichas políticas genera efectos e impactos no deseados y socava la pertinencia, eficacia y sostenibilidad de las políticas públicas (OECD, 2017).

Es evidente que los escenarios migratorios, como el costarricense, han sido impactados, como se indicó con anterioridad, por las vicisitudes cíclicas que comportan impactos directos en algunas actividades, tales como el sector de la construcción o la agricultura, donde se ha sentido con dureza el impacto de la crisis financiera global, y como consecuencia se ha perdido un número considerable de puestos de trabajo, siendo en buena parte las personas trabajadoras migrantes las más afectadas.

A pesar de que se sigue dando una migración que se comporta de forma similar a los procesos de distribución socio-espacial y accede a actividades llamadas a ser parte de lo denominado el nicho étnico laboral de las personas migrantes trabajadoras, los patrones de movilidad en el país y entre sectores económicos guardan estrecha y directa relación con los fenómenos socioeconómicos y culturales donde la dinámica de incorporación socioespacial de dicha población es explicada por los rasgos de desarrollo regional en los que se insertan actividades que requieren del concurso de la fuerza laboral en forma intensiva, y que le brindan al migrante una serie de oportunidades puntuales y temporales, la mayoría de las veces escasamente bien remuneradas y con condiciones laborales y de salud deplorables, en cuanto a salud, seguridad e higiene ocupacional aplica.

En general, luego de la revisión exhaustiva de información, datos e informes, se concluye que el potencial de desarrollo migratorio aún no se ha alcanzado plenamente por múltiples motivos. Aprovechar al máximo tanto la inmigración como la emigración requeriría de crear un ambiente donde los costarricenses emigren por elección y donde los inmigrantes puedan ingresar libre y voluntariamente, y con la intención de contribuir en forma positiva al desarrollo social y económico de Costa Rica. De esta manera, se requiere de una agenda política más coherente, que haga que los responsables de las políticas públicas eviten operar aisladamente y se avoquen a integrar la migración en las estrategias nacionales de desarrollo de Costa Rica; lo que implica no sólo adoptar iniciativas específicas centradas en la migración y el desarrollo, sino también incluir la migración en el diseño, la aplicación y la evaluación de todas las políticas sectoriales relevantes.

En síntesis, el acceso equitativo a la educación, a la protección social y a la salud, entre otros, mejorará en forma sine qua non la integración de los inmigrantes e incrementará su contribución al desarrollo social y económico en Costa Rica. Así, el país se beneficiará de fortalecer su enfoque en todas las instancias de gobierno para hacer de la emigración y la inmigración partes integrales de sus estrategias de desarrollo.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • ONU. (2006). Diálogo de alto nivel sobre la migración internacional y el desarrollo. Recuperado de https://www.un.org/es/events/pastevents/migration/sg-speech.html
  • Morales, A. (2008). Inmigración en Costa Rica: características sociales y laborales, integración y políticas públicas. CEPAL. Recuperado de https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/7225/S0800525_es.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  • OECD. (2017). Costa Rica y los flujos migratorios intrarregionales. Recuperado de https://www.iom.int/jahia/webdav/shared/shared/mainsite/media/docs/reports/Informe-Costa-Rica-Flujos-Migratorios-Laborales-Intrarregionales.pdf
  • UCR. (2017). Más del 12% de la población en Costa Rica está excluida. Recuperado de https://www.ucr.ac.cr/noticias/2017/07/28/mas-del-12-de-la-poblacion-en-costa-ricaesta-excluida.html