En la actualidad, muchos de los padres o encargados de niños y adolescentes llegan a un punto de la crianza en el que se debaten cuestione como: ¿le doy o no el smartphone? ¿Le doy acceso a internet 24/7?

Con el objetivo de responder algunas preguntas para las personas que pasan ese momento, Delfino.cr y Liberty conversaron con Carolina Zúñiga, psicóloga educativa con experiencia en escolares y preadolescentes, quien explicó cuándo y cómo poner las reglas del juego en casa con el uso de dispositivos y conectividad.

¿Cuándo?

Considero que la edad idónea para dispositivos con internet es a partir de los 13 años, ya cuando inician la secundaria. Principalmente para el uso adecuado de la red, es fundamental que ya la persona tenga cierto grado de madurez. Si bien a los 13 años aún al ser humano le falta más criterio, es comprensible que por las obligaciones escolares ya deban enfrentarse al uso de smartphones y tener acceso a la red”, recomendó Zúñiga.

Por temprano que sea, maduros o no tan maduros, lo que Carolina recalca es que esa inducción a los dispositivos electrónicos y el contenido que puedan ver en ellos, está enteramente en manos de los adultos responsables.

Son los padres los que deben comenzar a prevenir, poner pautas desde el inicio y guiar la entrada de los menores a la virtualidad. La responsabilidad apenas comienza, cuando les damos acceso a ello. No es momento de desentenderse y dejarles aprender solos: debe haber una orientación cercana”.

¿Filtros y reglas? Sí

Aunque entendemos que hay una enorme presión social, y que en la preadolescencia ellos le dan muchísima importancia a lo que hacen sus pares, el hecho de que a otros les dejen hacer y acceder sin reglas, no implica que haya que ceder y hacer lo mismo. En aras del bienestar del menor, parte de la inducción a los electrónicos e internet debe incluir filtros, bloqueo de sitios peligrosos, y sí, límite de horas de uso”, comentó la experta.

Es una cuestión algo difícil hablar de límites, cuando los adultos tampoco las aplican: celulares en la mesa, pantallas a altas horas de la noche, etc.

Les recuerdo que la exposición prolongada a pantallas y redes tienen un impacto en el desarrollo social, neurológico, la salud mental, la concentración. Si ellos aún no tienen la madurez para poner límites, lo debemos establecer nosotros. Con los argumentos válidos, ellos van a comprender”. 

Añadió que no se trata de establecer prohibiciones arbitrarias, y recomendó una conversación franca con los menores, y cumplir esos mismos estándares como adultos responsables. "Donde no hay supervisión, habrá riesgo muy alto de contactos no deseados, hasta de exponer datos personales".

La profesional que labora en el Centro Educativo Universitario para Niños y Adolescentes, CEUNA, facilitó su correo electrónico en caso de alguna duda: [email protected]