Este viernes participé de una cena durante la la cual uno de los invitados mostró su satisfacción porque a su criterio Chaves es un presidente de corte realmente ejecutivo, es decir, capaz de “hacer que las cosas pasen”. Si en algo le doy la razón es en que, hasta ahora, en efecto, eso es lo que el mandatario proyecta.

Así, se ha dedicado a decir que tal cosa va a pasar incluso antes de que sepa si puede o no pasar y qué tan pronto. Naturalmente, eso puede salir bien, como cuando anunció que FARO moría este año o mal, como cuando se enredó con la vacunación obligatoria. Es claro que no todo lo que el presidente quiere hacer depende de él o de quienes responden a sus instrucciones directas, pero también  es evidente que ese estilo gringo de “get things done” es  muy apreciado por quienes llevan décadas de escuchar que este país es ingobernable.

El propio Chaves dijo en campaña que eso no era cierto y que no utilizaría esa excusa y sin embargo días atrás ya aludió a los “mandos medios” como una piedra en el zapato. Eso era inevitable: siempre ha sido así. Pero el hombre no se da por menos y  deja clara su visión: “Entonces, hay que tomar acciones, persuadir y convencer. Si son de confianza, hay que removerlos”.

Ojo, tampoco es tan fácil sacar a todo aquel que incomode, pero aquel cuyo puesto no esté tallado en piedra y en efecto dependa de relaciones de confianza sí que ha de tener claro que o se alinea o le muestran la salida. La ilustración obvia llegó esta semana con el periodista Ernesto Rivera, quien se venía desempeñando como director de los noticieros radiofónicos y televisivos de Sinart (Sistema Nacional de Radio y Televisión) desde el 2019.

A pesar de un trabajo objetivamente destacable particularmente al frente de Trece Costa Rica Televisión este viernes recibió su carta de despido. No podemos decir que es una movida particularmente sorpresiva, especialmente recordando las entrevistas que realizó durante la campaña tanto a Pilar Cisneros como al propio Chaves. Tampoco podemos decir que en la prensa pública se puede hablar seriamente de independencia. Una cosa es que se pueda hacer periodismo independiente, otra... por cuanto tiempo.

Si hay alguien que en determinado momento puede decir “no me gusta la línea editorial de tal persona y quiero que la saquen de ahí” no se puede hablar de independencia. Rivera ya sintió ese ácido dos veces, primero en el Semanario y ahora en Sinart. Así es esto, sencillamente nos gusta hacernos los majes e imaginar una realidad en la cual se pueden camuflar o disimular estas verdades incómodas.

Por cierto, otro periodista fue noticia esta semana por razones que si bien no pueden en principio ser asociadas directamente al mandatario no dejan de ser llamativas e incluso inquietantes. Alberto Padilla, recordado por su paso por CNN como presentador de noticias económicas tiene varios años ya conduciendo “A las 5 con Alberto Padilla”, programa de radio emitido por Radio CRC 98.1.

Hace un par de semanas, desde su cuenta de Twitter, cuestionó la escala de Chaves en la República Dominicana, indicando que las explicaciones ofrecidas para justificar su paso por el país eran falsas. Pues bien, días después el propio periodista escribió: “La réplica vino una semana después: Comando de 5 policías armados con chalecos antibalas por “denuncia anónima” para “citarme” a aclarar mi status migratorio”.

En principio, la medida pareciera inusual y desproporcionada. Digo para citarlo a aclarar su situación legal en migración parece un operativo innecesario y cuidado y no, inconstitucional. Hay que agregar que por toda justificación para la medida le dijeron que habían recibido una “denuncia anónima ciudadana” en su contra. Padilla fue a la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) a realizar la gestión solicitada por las autoridades, trámite tras el cual escribió “estatus aclarado” y agregó: “También aclarado que el status de libertad de expresión en Costa Rica ya cambió con Rodrigo Chaves”.

Más allá de si eso es cierto o no, creo que lo prudente habría sido un raudo y muy completo comunicado de Migración aclarando la situación, de pronto incluso explicando si son frecuentes este tipo de gestiones y si suelen ir equipos de 5 policías, que siempre andan los chalecos y las armas de reglamento, etc.

Todo pudo ser una infeliz casualidad. Realmente queremos pensar que ese es el caso. Como sea, estatus migratorio aclarado y don Alberto continúa con su programa...

Pequeño comercial ya que estamos hablando de Migración y de un presidente ejecutivo. ¿Han notado cómo siempre en campaña se habla de “simplificación de trámites” y eso nunca termina de suceder por un motivo u otro? Ojalá Chaves encuentre la fórmula de en serio hacerle la vida más sencilla a la ciudadanía. Vamos a un ejemplo concreto.

Semanas atrás tuve que sacar el pasaporte. Cuando consulté en migración, las citas estaban para agosto. ¡Agosto! Entiendo que venimos saliendo de una pandemia y que hay mil inconvenientes pero eso es a todas luces absurdo. Intenté moverme por el camino del BCR pero la presa era igualmente ingrata. Opté por Correos de Costa Rica. El tiempo de espera fue “decente” (una semana) y el servicio oportuno. Sin embargo, me pidieron llevar una serie de papeles, incluyendo comprobantes de pago (¡en 2022!) y por supuesto una copia de la cédula. ¡Y dale con la copia de la cédula!

Estas sandeces realmente no pueden ser tan complicadas de fulminar. Yo sé que a la luz de los hackeos que han demostrado que estamos en pañales a nivel de servicios digitales puede parecer iluso añorar un poquito más de eficiencia, pero no deja de resultar asombroso que estemos dentro de la OCDE y a estas alturas del partido encontremos oportuno mandar a la gente a sacar fotocopias de la cédula antes de tomar una ficha y hacer fila en una oficina pública donde, en todo caso, y con toda seguridad, sobran fotocopiadoras si tanto necesitan otro registro más de la identidad de la persona.

Es un ejemplo menor de un inconveniente menor, pero que ayuda a ilustrar cómo nos movemos como país cuando de eficiencia administrativa se trata. Nos falta mucho.

A todo esto: el viaje. Quería contarles que la embajada de Alemania tuvo la gentileza de nominarme para un evento de la Deutsche Welle en Alemania a celebrarse la próxima semana en Bonn. Se trata del DW Global Media Forum 2022 y hemos recibido la gran noticia de que nuestro trabajo se consideró suficientemente bueno como para extendernos la invitación. O bien, eso me gustaría pensar.

El DW Global Media Forum, explica el sitio web,ofrece una plataforma interdisciplinaria única para que los profesionales de los medios y los responsables de la toma de decisiones de la política, la sociedad civil, la cultura, la educación, los negocios y la ciencia de todo el mundo se reúnan y aprendan unos de otros como parte de un intercambio intercultural desde 2008”.

En otras palabras, suena como una bonita oportunidad para aprender y para establecer contactos que ojalá nos ayuden a seguir creciendo a futuro. Como les he contado, siempre estamos abiertos a seguir creando e innovando desde este proyecto, pero para concretar estas ideas es necesario consolidar alianzas estratégicas, idealmente dentro del país, pero si nacen desde afuera, bienvenidas sean también. El peor intento es el que no se hace, así que con esa idea en la mente asistiré. Como mínimo, lo dicho: será una oportunidad de aprender. Y esas oportunidades siempre se agradecen. Si puedo, escribiré desde allá, pues en principio el próximo domingo estaré en el evento, cuyo punto medular es discutir “cómo fomentar un periodismo resiliente en tiempos de crisis”. Modestia aparte, creo que bien podrían darme un honoris causa en la materia. No a costa de nada estos 5 años he envejecido 20. Pero ha valido la pena. Una vez más, gracias y hasta entonces.