Por Daniela Fernández Ramírez – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales
¿Sabía usted que hay dos millones de usuarios en redes sociales a nivel mundial? Las redes sociales son usadas por muchas personas para comunicarse desde otro país, pasar el tiempo o incluso vender su producto o servicio como es nuestro caso, pues mis papás tienen un restaurante y lo promocionamos en Facebook e Instagram. Vivimos como locos por las redes sociales y por pasar nuestro día en ellas, y muchas veces no vemos lo que implica darle tanto acceso a nuestra vida personal, por lo cual es importante abordar el tema y ver cómo las redes pueden afectar tanto positiva como negativamente nuestra vida.
En la actualidad, existen muchas redes sociales que tienen nuestra información, como Facebook, que tiene datos de dónde vivís, qué estudiás, dónde estudiás, si tenés una relación y con quién; Instagram tiene historias en donde muchas personas publican su cotidianidad; Linkedln tiene toda la información laboral y académica de la persona; e incluso en el Tribunal Supremo de Elecciones en Costa Rica, se puede acceder a toda la información de nacimiento de una persona. Por ejemplo, en Linkedln, un millón de personas ha publicado contenido, en Instagram se suben 95 millones de fotos al día y la comida que las personas más comparten en sus historias es la pizza y el sushi. Facebook crea seis nuevos perfiles cada segundo y 270 millones de cuentas de la plataforma son falsas. Estas estadísticas nos llevan a pensar mucho en la cantidad de información privada que compartimos y es utilizada sin darnos cuenta.
El hecho de compartir tantos datos en nuestras redes ha provocado robo de información bancaria, asaltos y hasta secuestros; para muchos ha traído consecuencias serias en su vida o en la de sus seres queridos. Tal vez usted se pregunta por qué no compartir su información y mantenerla bloqueada, la respuesta es fácil: nunca vamos a tener suficiente control sobre nuestros dispositivos, están conectados a la red de internet, la cual es fácilmente “hackeada”. Un ejemplo muy sencillo es nuestra ubicación; muchas veces tenemos nuestra ubicación actividad inconscientemente durante días o meses, y con esto nos pueden rastrear y asaltar o secuestrar. Las redes son muy funcionales, nos permiten comunicarnos y estar cerca de los nuestros, pero al mismo tiempo traen peligro a nuestra vida si no evitamos compartir tanta información de forma innecesaria.
Debemos tener una visión muy clara de todo lo que hemos compartido en redes, y revisar qué tan inseguros estamos con las plataformas que utilizamos. Yo, como usuaria de todas las aplicaciones anteriormente mencionadas, puedo decir que la solución es evitar compartir en público la vida privada, bloquear la mayor cantidad de información posible, no permitir que el teléfono tenga acceso a la ubicación y evitar tener a personas que no conozco agregadas. Es importante que nos tomemos un tiempo para eliminar a aquellos “amigos” en Facebook o Instagram que no conocemos; que revisemos cuántos perfiles falsos tenemos en nuestras cuentas; y, además, bloquear o remover la información que está de más. Todo esto no solo nos va a permitir estar más seguros nosotros, sino también mantener seguras a nuestras familias.