Por Marshia Martínez Rivas - Estudiante de la carrera de Psicología

La transformación digital se ha acelerado desde el año 2020 cuando, a raíz de la pandemia, diferentes gremios e industrias tomaron la decisión de incorporar la virtualidad como medida de prevención de contagio del virus. La virtualidad se ha convertido desde entonces en un reto para muchas personas, quienes por falta de recursos, conectividad, experiencia o actitud han tenido que enfrentar diferentes situaciones a la hora de trabajar o asistir a clases de forma virtual. La educación no quedó por fuera de esta nueva normalidad, alrededor del mundo muchas instituciones educativas tuvieron que innovar para ofrecer su contenido a través de plataformas tecnológicas. Los educadores se vieron forzados a abrazar la tecnología como medio de trabajo y los estudiantes tuvieron que adaptarse dentro de sus posibilidades a esta nueva modalidad de aprendizaje. A la luz de meses bajo esta dinámica, ¿existen metodologías o herramientas que puedan estimular la comunicación y promover que los estudiantes cumplan con sus objetivos de aprendizaje de forma virtual?

Los entornos virtuales no siempre son sencillos para los involucrados, el utilizar cámara representa un desafío; el tener que esperar a que las personas enciendan sus micrófonos corta en muchas ocasiones la comunicación, e inclusive el no tener los recursos adecuados, como un espacio en el hogar, buena conexión o un dispositivo adecuado para unirse las sesiones virtuales, es la realidad de muchas personas. La comunicación fluida requiere un nuevo tipo de liderazgo digital tanto del educador, que debe buscar cómo generar discusión, como de los estudiantes que deben asumir su responsabilidad en el proceso de aprendizaje a través de un rol activo y no solo de forma reactiva ante la solicitud de alguien más durante las sesiones. El aprendizaje individual es importante, pero se debe estimular el aprendizaje cooperativo y colaborativo, de otra manera la experiencia puede que no genere el impacto deseado.

Inicialmente, se debe abordar con empatía las situaciones que sucedan en el ambiente de aprendizaje, para muchas personas la tecnología es una barrera y para otras su entorno familiar no es óptimo para desempeñarse. Partiendo del hecho de que se desconoce qué situación están pasando los individuos, se puede buscar una alternativa para estimular la educación y sacar provecho a todo lo positivo que la virtualidad ofrece. Y es que, rompiendo barreras espaciotemporales, el aprendizaje virtual permite que los estudiantes tengan acceso a información prácticamente a cualquier hora a través de asignaciones, internet y clases grabadas, además el poder estudiar de forma individual puede ayudar a la concentración, desarrolla habilidades digitales que será útiles para todos los ámbitos de su vida, e incluso los prepara para desarrollarse en el trabajo. El entorno virtual no implica un entorno de aprendizaje, es decir, se debe crear un plan en que los educadores guían a los estudiantes para alcanzar ciertas metas, dichas metas se evalúan, y se hacen cambios sobre la marcha de ser necesario (Salmerón y Gutiérrez, 2010).

El aprendizaje no está implícito en la enseñanza virtual, conectarse a una sesión no implica generar o adquirir conocimiento o habilidades, de ahí la importancia del rol protagónico de educadores y estudiantes, y de su apoyo en herramientas y planes estructurados. Sí es posible generar una comunicación efectiva a través de la virtualidad, pero la creatividad es imprescindible, por ejemplo integrar metodologías basadas en proyectos que obliguen a investigación fuera del momento de la clase, el aula invertida de forma que permita desarrollar ejercicios y estimular el pensamiento crítico durante la clase virtual, o bien la gamificación, que es un término que va tomando fuerza debido a su enfoque de tarea-juego-recompensa (Londoño, 2017), que permite aprender haciendo de una forma más dinámica y motivada. Es decir, el panorama es positivo, el aprendizaje puede estimularse de forma virtual mientras haya compromiso de ambas partes, además de la incorporación de nuevas formas de hacer las cosas, el hecho de no estar en el ambiente dinámico de un aula no debe representar un decremento en el proceso de adquisición de conocimiento y habilidades.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Londoño, C. (2017, 1 de agosto). Modelos innovadores que han forjado los profesores para adaptar la enseñanza a las necesidades de los estudiantes de hoy. Elige Educar. https://eligeeducar.cl/ideas-para-el-aula/6-metodologias-ensenanza- profesor-innovador-deberia-conocer/
  • Salmerón, H., Sonia, R. y Gutiérrez, C. (2010). Metodologías que optimizan la comunicación en entornos de aprendizaje virtual. Revista científica de Edocomunicación, 163-171.