En la actualidad somos alrededor de 7 700 millones de personas en el planeta Tierra (Naciones Unidas, 2019). ¡Imagínate la cantidad de recursos naturales que requerimos cada año para satisfacer nuestras necesidades! No solo en términos alimentarios. ¡Todas las actividades humanas necesitan estos recursos para desarrollarlas!

Te has preguntado: ¿Cuántos recursos naturales se extraen para que disfrutes de una cena en un restaurante, una ida al cine, un auto, un viaje, un celular? Hay algunas herramientas que nos brindan esta información. Una de ellas, la huella hídrica, que nos indica la cantidad de agua que se requiere para producir un determinado bien o servicio. Por ejemplo, para disfrutar de una taza de café de 125 ml utilizamos 7 g de granos de café, en cuya producción se han requerido 130 litros de agua. Para producir 1 kg de granos de café, 18 900 litros de agua.

Otra herramienta es la huella ecológica, que mide el impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza. Está representada por la superficie utilizada en la producción de los recursos y necesaria para absorber los impactos de cada actividad. Esta herramienta señala que requerimos de 1,75 planetas para satisfacer nuestras demandas y necesidades.

Desde 1970, la población mundial ha aumentado en un 104% y con ella, nuestro consumo de los recursos naturales. En los últimos años son cada vez más las personas conscientes de sus impactos sobre el patrimonio natural del cual dependemos. Sin embargo, la gran mayoría desconoce el poder que como consumidor tiene. Si decidimos dejar de adquirir un producto o servicio determinado, la empresa que lo ofrece tendrá que hacer los ajustes necesarios para evitar salir del mercado.

En América Latina y el Caribe se pierde el 11,6% de los alimentos. Esto equivale a 220 millones de toneladas de alimentos por año, con una estimación económica de 150 mil millones de dólares por año. Además, alrededor de un 30% de las emisiones globales de carbono (GEI) son atribuibles al sistema alimentario (IPCC, 2019). La pérdida y el desperdicio de alimentos son responsables del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. (FAO).

Paralelo a esto, en la última edición de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, de Naciones Unidas, se estima que casi 690 millones de personas pasaban hambre en 2019 (un aumento de 10 millones de personas desde 2018 y de casi 60 millones en cinco años). Hemos de cambiar nuestra cultura de consumo y trato con los alimentos, además de las prácticas agrícolas y pecuarias sostenibles que nos permitan abastecer la creciente demanda de alimentos disminuyendo drásticamente los desperdicios y pérdidas globales. La naturaleza, a su vez, requiere tiempo para recuperarse de nuestras exigencias.

Abordemos los desafíos relacionados con el incremento sostenible de la productividad y la resiliencia, así como con la conservación y el uso sostenible de su riqueza en biodiversidad, agua, suelos, bosques y otros servicios ecosistémicos. Promovamos la sostenibilidad de la agricultura y los sistemas alimentarios como una fuente de nuevas oportunidades de desarrollo económico y de nuevos empleos, impulsando importantes innovaciones tecnológicas, inversiones públicas y privadas, el desarrollo del capital humano y la investigación.

Somos 7 700 millones de personas, de diferentes edades, con sueños, anhelos y necesidades. Seamos conscientes de nuestro rol en permitirle al planeta que regenere los recursos que demandamos de él y exijámonos a nosotros el cuidado de los mismos. ¡Permitámonos seguir soñando con el mañana!

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