Como les hemos comentado a lo largo de este reportaje, una serie de presuntas irregularidades en la separación de dos alumnas del Sistema de Estudios de Posgrado (SEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) tienen a la institución con un pie en los tribunales de justicia, la Fiscalía General y el Ministerio Público.
Se trata de las denuncias de una estudiante del posgrado de Ortopedia y otra del posgrado en Dermatología quienes, a a pesar de señalar irregularidades y denunciar severos casos de acoso sexual y laboral y delitos contra menores en todas las instancias administrativas de la institución, no han logrado revertir la separación impuesta por el ente universitario.
Dato D+: Lea más detalles en la nota Denuncias en el programa de posgrados en Medicina tienen a la UCR con un pie en los Tribunales.
En este reportaje nos hemos referido a las dos estudiantes como María, en el caso de la estudiante de Ortopedia y Ana, en el de Dermatología. Ambos son nombres ficticios, que hemos usado por solicitud expresa de las denunciantes.
El caso de María escaló a tal punto, que la Sala Constitucional condenó a la UCR a pagar costas y a acelerar el proceso de atención de las denuncias por hostigamiento, que siguen en espera dos años después. Este hecho es especialmente relevante, pues se trata de la primera condenatoria contra la UCR por un caso de hostigamiento sexual.
Dato D+: Encuentre los casos completos en las notas “Todo es mentira: cuando veo en la UCR los rótulos de apoyo a las víctimas de acoso, lo me que da es coraje” y “Se nota que la orden es desechar las denuncias”.
Para ahondar en las denuncias contra la Universidad, específicamente en el Programa de Posgrados en Especialidades Médicas (PPEM), desde Delfino.cr conversamos con Miryam Badilla Mora, coordinadora de la Defensoría Estudiantil Universitaria, quien apoyó con vehemencia las denuncia de ambas estudiantes.
Yo estoy horrorizada. Antes del caso de Ana, mis asuntos eran sencillos, pero en este, ‘me estoy enfrentando a un monstruo y también a una pared, aquí no me escuchan’. Este es un tema en el que una pelea, habla, trata por todo lada, y nada. Nadie dice nada, nadie se pronuncia, nada. Como son un montón de monstruos gigantes que se apoyan entre ellos, nadie dice nada. La gente sabe que esto pasa en la Universidad, pero lo aceptan y lo acogen como normal”.
“Ellas no son las únicas”
Según señaló Badilla en la conversación con este medio, los casos denunciados por Ana y María están lejos de ser los únicos, pues la Defensoría Estudiantil ha atendido a otros alumnos del Sistema de Estudios de Posgrado y del Programa de Posgrados en Especialidades Médicas que han vivido situaciones similares.
Según afirmó Badilla:
Ellas no son las únicas; conocemos a estudiantes de otros posgrados que han enfrentado situaciones similares, y cuando los denunciábamos, el PPEM nos seguía poniendo todos los altos del mundo. Llevábamos el caso a Rectoría, como sucedió con Ana y María, y Rectoría seguía pidiéndole al SEP que respondiera, y lo cierto es que en el SEP nunca contestaron ni hicieron nada”.
De hecho, según la representante estudiantil, el año anterior se convocó a una reunión con un grupo de estudiantes que denunciaban situaciones de este tipo en estas instancias, en la que también hubo presencia de representantes de la Federación de Estudiantes de la UCR.
En este encuentro, sostuvo Badilla, más de una decena de personas de todos los posgrados relataron situaciones similares a las que denuncian las dos médicas.
Nos contaron sobre sus casos de acoso y los procesos de salida del sistema. Cuando ellos hablaron, me quedé asustada. Decían: ‘sí, es que a mí me arrinconaban y una vez hasta me pegaron’. Pero ¿cómo es eso posible? ¡Eso no es normal! Según ellos relatan, eso es lo que pasa y se ve durante toda la residencia; son actitudes súper normalizadas. Creo que la diferencia en los casos de Ana y María es que ellas no se quedaran calladas”.
Solo en esa reunión había entre 10 y 15 personas; nos han llegado otros casos donde los estudiantes nos dicen: “no me merezco que me estén sacando’, ‘esto es irregular’, ‘no me están contestando las revocatorias’. Yo he llevado por lo menos otros cuatro o cinco expedientes de estudiantes que no pertenecían al grupo de la reunión. Muchos de los que se presentaron al encuentro están sin trabajo, tienen familias que mantener, y simplemente no reciben respuesta. A algunos los despidieron sin causa, porque se cerró el posgrado o porque no funcionó la promoción en la que ellos estaban y todos para afuera, etcétera. Hay demasiada gente que pasa por la misma situación y no dice nada y se va porque prefieren no someterse a esto; se resignan y se van. Es demasiado frustrante”.
Yo creo que Ana y María son muy valientes, porque se han atrevido a denunciar, a decir: ‘esto es lo que me está pasando y no puede seguir sucediendo’. Pero ¿qué pasa con la gente que no ha hablado? ¿Qué pasa con quienes no han podido denunciar o a los que simplemente han callado?”
“Las respuestas dan vergüenza: parece que no conocen el estatuto”
Según aseguró Miryam Badilla, a la Defensoría Estudiantil le corresponde representar al estudiantado en las instancias universitarias correspondientes; sin embargo, no tiene la potestad de ordenar a los órganos que actúen de una u otra manera.
Lo que la Defensoría sí puede hacer es abrir procesos administrativos internos y de hecho, ya se ha abierto uno ante la decanatura del SEP por el caso de Ana; sin embargo, el Sistema tampoco ha dado respuesta a este recurso.
Es impresionante que suceda esto en instancias como el SEP o el PPEM, que cuentan con profesionales muy calificados y bien pagados. Por lo menos tendrían que responder los recursos presentados, pero esto nunca pasa.
Según relata la defensora, el primer acercamiento con estos casos lo tuvo en octubre de 2019, cuando Ana la contactó para pedir ayuda. Desde entonces, y tras conocer también el caso de María, el órgano estudiantil ha tratado de conseguir, por lo menos, que las estudiantes puedan defenderse en las comisiones en las que se van a estudiar sus expedientes, pero esto no ha sido posible por los “muros”, dice Badilla, que les han impuesto los órganos encargados.
Cuando Ana me contactó, nosotros hicimos dos acercamientos con el Programa de Estudios de Posgrado, solicitando que se nos permitiera estar en las comisiones donde se discutiría si ella seguía como estudiante, pues en el estatuto orgánico se dice que en este tipo de espacios siempre debe hacer una representación estudiantil. Nosotros hicimos las solicitudes en noviembre del 2019 y no recibimos pronta respuesta. El PPEM nos contestó muchos meses después, diciendo que como nunca había existido interés por parte de las representaciones estudiantiles en formar parte de estas comisiones, estas ya se habían realizado y que no se nos permitía estar. Esto es muy contradictorio, porque nosotros enviamos las solicitudes muchísimo antes de que las comisiones sesionaran y porque además, no tiene nada que ver que las representaciones anteriores no hayan tenido interés en participar. No había ningún fundamento para negárnoslo. Estas respuestas del PPEM lo que dan es vergüenza. Parece no se han leído nunca el estatuto y que no saben ni lo que se tiene que hacer en casos como estos”.
En este último aspecto, la defensora hizo referencia al artículo 170 del Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica, que señala que los estudiantes tendrán representación en todas las instancias de la Universidad cuyas decisiones puedan tener incidencia en el sector estudiantil.
Por ello, Badilla también acusó al PPEM de “interpretar el reglamento como le parece” pues según señala, el Programa le ha indicado que si bien en el documento anterior habla de dar espacio a la representación estudiantil, “no dice que sea obligatorio”.
Esto me preocupa muchísimo. Si a mí como defensora no me dejan ingresar a las comisiones, no me responden los oficios y si lo hacen, me niegan todo, ¿qué puede esperar un estudiante de esas leyes universitarias que se supone que lo respaldan?”
Con la ayuda de la Defensoría Estudiantil, los casos se elevaron a las instancias rectoras de la Universidad de Costa Rica, como la Rectoría y hasta el Consejo Universitario; sin embargo, como les comentamos en las notas anteriores, el resultado fue el mismo.
Por eso Badilla finalizó señalando que:
Todos nos han silenciado, nadie nos hace caso, rectores vienen, rectores van… Ha sido un proceso pesadísimo. A mí me duele, porque yo amo a la universidad pública y creo que sin la UCR jamás hubiese tenido la oportunidad de estudiar; ellas también la aman y por eso les duele tener que denunciarla. Pero ese mismo amor es el que nos empuja a denunciar estas irregularidades, que son las que la manchan. Esta no es la UCR. ¿Qué está vandalizada por este tipo de personas? De fijo. ¿Qué le están pagando millonadas a gente que no hace bien su trabajo y se siente intocable? También. Pero por medio de estas denuncias es que se sacará toda esa mugre”.